Sostenibilidad en los hábitos de consumo. 1975-2025
En los últimos 50 años, desde el nacimiento de OCU hasta ahora, el consumo en España ha experimentado una transformación radical. Hemos pasado de ser una sociedad de consumo moderado a una sociedad hiperconsumista y, en los últimos tiempos, con incipiente conciencia de sostenibilidad.

50 años con los consumidores españoles
Desde 1975 hasta ahora, los consumidores españoles han tenido una gran evolución impulsada por grandes cambios políticos, sociales y tecnológicos. En los años 70 hacíamos un consumo de necesidad en las tiendas próximas, ahora somos unos consumidores muy activos que compramos por internet. Impera el usar y tirar, aunque en los últimos tiempos se empieza a ver una preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad.
Grandes hitos en el camino a un consumo más sostenible
Lo cierto es que en los últimos 50 años hemos asistido a hitos sobresalientes en materia de sostenibilidad, y en 2025 se espera la aprobación de la Ley de Consumo Sostenible, que integrará las Directivas europeas sobre empoderamiento de los consumidores, alegaciones verdes y derecho a reparar.
Se lanza la primera campaña de concienciación de ahorro energético, este era el lema: “Aunque usted pueda pagarlo, España no puede”.
En 1982 se instala el primer iglú de recogida selectiva de vidrio. Así se inicia una nueva era en la gestión de residuos.
En 1987 se prohiben el uso de lacas y desodorantes en espray con CFC, pues dañaban la capa de ozono y aumentaban el riesgo de cáncer de piel.
En 1992 aparecen las primeras etiquetas de eficiencia energética para electrodomésticos en las que se ofrece información clara sobre el consumo de energía.
En 1997 se lanza en Toyota Prius, el primer coche híbrido, que empieza a venderse en España en el año 2000. En 2011, se empiezan a vender en España los primeros coches eléctricos, que tienen una autonomía de alrededor de 80 km.
En 2015 se firma del Acuerdo de París contra el cambio climático la publicación del Pacto Verde Europeo desencadenan compromisos políticos y normativos que transforman nuestro consumo.

Se lanza la primera campaña de concienciación de ahorro energético, este era el lema: “Aunque usted pueda pagarlo, España no puede”.

En 1982 se instala el primer iglú de recogida selectiva de vidrio. Así se inicia una nueva era en la gestión de residuos.

En 1987 se prohiben el uso de lacas y desodorantes en espray con CFC, pues dañaban la capa de ozono y aumentaban el riesgo de cáncer de piel.

En 1992 aparecen las primeras etiquetas de eficiencia energética para electrodomésticos en las que se ofrece información clara sobre el consumo de energía.

En 1997 se lanza en Toyota Prius, el primer coche híbrido, que empieza a venderse en España en el año 2000. En 2011, se empiezan a vender en España los primeros coches eléctricos, que tienen una autonomía de alrededor de 80 km.

En 2015 se firma del Acuerdo de París contra el cambio climático la publicación del Pacto Verde Europeo desencadenan compromisos políticos y normativos que transforman nuestro consumo.
Los consumidores españoles hace 50 años
Los consumidores de 1975 eran muy moderados. La ropa se arreglaba, los muebles se conservaban y solo había un teléfono en casa. Comíamos productos de temporada que comprábamos en las tiendas del barrio. Pero, por otra parte, usábamos vehículos contaminantes, nos calentábamos con calefacciones de carbón y la basura la tirábamos sin separar porque de la gestión de residuos nadie sabía nada.
Años 80: consumidores europeos
En los 80 la cosa cambia, porque entramos en lo que entonces se conocía como Mercado Común.
- Los supermercados se llenaron de nuevos productos que solo habían visto los que viajaban al extranjero.
- También llegaron las normativas europeas. El consumo y la producción debían alinearse con los de Europa y las campañas de concienciación sobre la conservación de recursos naturales y reciclaje empezaron a calar en la población.
En estos mismos años se dieron pasos importantes en la protección de los consumidores, como la aprobación de la Ley General de Defensa de los Consumidores y Usuarios en 1984, que fue la respuesta a la crisis del aceite de colza adulterado que sacudió al país.
Años 90: consumo a tope
Con la globalización y la llegada de grandes marcas internacionales, España entró de lleno en la era del consumo masivo. La cultura del “usar y tirar” se convirtió en una tendencia dominante.
- Los productos más baratos procedentes de Asia llenaron las tiendas de “todo a cien (pesetas)”, pero su bajo precio ocultaba condiciones de precariedad laboral y controles ambientales mínimos o inexistentes.
- Los envases de plástico estaban por todas partes y la ropa, los electrodomésticos y los muebles eran más asequibles.
- Por primera vez, comprar un producto nuevo era más barato que reparar.
Sin embargo, a finales de los 90, se produjo un cambio notable. Se empezaron a lanzar campañas para fomentar el reciclaje y reducir la contaminación. Las calles se sembraron de contenedores para vidrio, papel y plásticos, se crearon los primeros puntos limpios fijos y en nuestras casas tuvimos que hacer sitio para otros cubos de la basura. Los consumidores españoles empezábamos a ser más conscientes de la importancia de reducir y gestionar los residuos de manera adecuada.
El nuevo milenio: preocupados por el medio ambiente
El consumo responsable y la preocupación por el medio ambiente entraron pisando fuerte en el siglo XXI. Organizaciones y ciudadanos empezamos a exigir a las empresas que adoptaran prácticas más sostenibles. Los consumidores nos interesábamos por productos ecológicos y de comercio justo.
En España el desastre del Prestige que cubrió las playas gallegas de chapapote en 2002 y el contexto global favorecían el cambio de mentalidad. Un buen ejemplo es el documental Una verdad incómoda (2006), que sensibilizó a la población sobre la gravedad de la crisis climática. El Protocolo de Kioto (en vigor en 2005) y más tarde el Acuerdo de París en 2015 consolidaron la necesidad de una acción global para limitar el calentamiento del planeta.
Primera década del siglo XXI: el clima se revuelve
La crisis climática, agravada por incendios de cuarta generación y otros eventos climáticos extremos, se convierte en el telón de fondo de cualquier debate de actualidad.
Mientras la fiesta del hiperconsumo se materializaba en el Black Friday, movimientos sociales como Fridays for Future movilizan a millones de jóvenes en todo el mundo para exigir acciones concretas que frenen la crisis climática.
Nosotros, en OCU, empezamos a ver que los detergentes ecológicos son igual de eficaces que los convencionales y que las marcas empiezan a dar importancia a la sostenibilidad en sus fórmulas y envases.
El auge de la economía colaborativa, con plataformas de alquiler y reventa de bienes, marca un cambio en la mentalidad de consumo. Se aleja el modelo lineal de comprar-usar-tirar y llega uno más circular y responsable.
El futuro de más de 8.000 millones de personas, en juego
La pandemia, las crisis ambientales (clima, biodiversidad, contaminación…) y la sobreexplotación del planeta han acelerado en los últimos años la necesidad de un cambio estructural.
Entre 2020 y 2024 se aprueban leyes que establecen objetivos de reducción de emisiones y residuos, estrategias de descarbonización y fomento de la reutilización de productos. En el horizonte se ven señales positivas, todos estamos mucho más concienciados sobre la crisis climática, las leyes ofrecen un marco más claro hacia la transición ecológica y los avances tecnológicos como el Pasaporte Digital de Producto facilitarán el acceso de los consumidores a una información más transparente y vera, aunque al mismo tiempo se siguen usando prácticas insostenibles y engañosas, como el greenwashing.
Cuando la futura Ley de Consumo Sostenible sea una realidad y todos nos pongamos a colaborar de forma activa podremos avanzar hacia un consumo más sostenible que permita una calidad de vida para una población mundial creciente.
Unidos por un consumo más sostenible
Solo con la colaboración de ciudadanos, empresas y administraciones será posible enfrentarse al reto de la sostenibilidad y para eso es esencial que haya:
- Opciones sostenibles que sean accesibles para los consumidores. Pedimos una gama amplia y precios asequibles para los productos más sostenibles y, de este modo, fomentar su consumo.
- Información clara y fiable. Pedimos información veraz en el punto de venta, en el etiquetado y también en los mensajes publicitarios para evitar el greenwashing. Solo de este modo es posible que los consumidores tomen decisiones informadas sobre la sostenibilidad de su consumo.
- Impulsar una economía circular que garantice un futuro mejor para todos. Pedimos la promoción de medidas que promuevan la eficiencia de los recursos, la reutilización (mercado de segunda mano), el reciclado, la reparación y la reducción de los residuos. Para ello, es esencial promover un cambio cultural hacia un consumo más responsable.
Hacia una alimentación sostenible |
Hacia una movilidad sostenible
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Hacia una gestión de residuos sostenible |
Hacia sostenibilidad en productos y servicios |