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Etiquetas medioambientales

Muchos consumidores encuentran útiles las etiquetas ecológicas y alegaciones medioambientales que llevan algunos productos. Pero todavía muchos saben poco de lo que hay detrás de una etiqueta eco o de una alegación medioambiental y no acaban de creérselas del todo.

18 enero 2022
Etiquetas medioambientales. Apertura

¿Qué es un producto con alegación medioambiental?

La encuesta de OCU sobre las alegaciones medioambientales y la confianza que suscitan deja claro que los consumidores consideran útil que los productos lleven información ambiental, pero no se fían del todo de estas alegaciones, sobre todo porque les falta información, lo que es suficiente para desconfiar de algunos productos supuestamente verdes cuyos fabricantes pueden haberse enganchado al carro del greenwashing.

Los resultados de la encuesta reflejan que el 88 % de los consumidores considera útil que los productos ofrezcan información medioambiental; y un 63 % contestaron que prefieren comprar un producto con etiqueta medioambiental. Es más, el 44 % está dispuesto a pagar más por un producto o servicio con una alegación o etiqueta medioambiental verificada. Pero solo el 5 % dice estar bien informado de los requisitos existentes para que un producto pueda destacarse como verde o lucir ecoetiquetas.

Etiquetas medioambientales. figuritas

¿Te suena el término greenwashing?

Greenwashing es casi literalmente un lavado verde. Es decir, añadirles a los productos un marchamo de sostenibilidad para que parezcan lo que quizá no son. La finalidad es sobre todo mercantil, como lo verde está de moda y se vende muy bien, se le pone una alegación medioambiental a cualquier producto para que el consumidor lo prefiera.

Sin embargo, la mayor parte de los consumidores, el 89 %, opinan que quienes usen alegaciones verdes falsas deben ser sancionados. También creen que todos los productos deberían indicar su impacto medioambiental (86 %).

Etiquetas medioambientales: las más conocidas no son las más fiables

OCU advierte que en todo el mundo pueden encontrarse más de 450 ecoetiquetas con todo tipo de alegaciones: reciclabilidad, eficiencia energética, ahorro de agua, cultivos ecológicos, respeto animal… la mayoría poco rigurosas. Y a más de la mitad de los consumidores esta abultada cifra les produce confusión. De hecho, el 81% usuarios opinan que las alegaciones deberían ser más sencillas y estar más estandarizadas. Ya existen precedentes que han demostrado su eficacia, como es el caso de la etiqueta energética europea, y sin embargo, vemos casos como 

el triángulo de flechas de Möbius

Triangulo Mobius verde

que es una de las etiquetas más conocidas por los encuestados, pero tiene escaso valor para certificar la sostenibilidad de un envase, ya que solo indica que está hecho con materiales que pueden ser reciclados, pero no garantiza que el producto esté hecho de materiales reciclados o que el envase vaya a ser reciclado.

Algo que también sucede con muchas alegaciones, como “Protege los océanos” o “Biodegradable”, que no cuentan con una regulación o definición que establezca las condiciones para cumplir estas cualidades y no se pueden verificar en el producto que las lleva.

También existen etiquetas medioambientales fiables

Entre las muchas certificaciones existentes, también las hay que aportan un valor añadido al consumidor sostenible, ayudándole a elegir la mejor opción con criterios medioambientales. A modo de ejemplo, seleccionamos seis que por su rigor y solidez merecen ser tenidas en cuenta a la hora de comprar, aclarando que no son las únicas válidas.

 

Etiquetas de confianza

  1. Pesca sostenible certificada. Certifica que los pescados y mariscos que la llevan proceden de pesquerías sostenibles, gestionadas con criterios sociales y ambientales adecuados y cuya cadena de custodia se ha mantenido desde el origen hasta la venta. Para acuicultura también es fiable  la etiqueta ASC. Y para alimentación en  general, contamos con etiquetas oficiales de  producción ecológica certificada como el logo ecológico europeo de la hoja verde o las etiquetas regionales de agricultura ecológica.
  2. Cosméticos y detergentes naturales ecológicos. Indica que en la elaboración se ha respetado una lista restrictiva de ingredientes aprobados y se ha hecho una gestión responsable de agua, químicos y desechos. También puedes fiarte de otras etiquetas medioambientales como la alemana Blue Angel.
  3. Ecolabel Unión Europea. Distingue a productos como detergentes, pinturas o suelos laminados que hayan podido demostrar un impacto medioambiental menor que otros de su misma categoría y en todo su ciclo de vida, desde la fábrica hasta su eliminación.
  4. Comercio Justo. Garantiza estándares ambientales, sociales y económicos apropiados en la producción de algodón, café, té, cacao, etc. y el pago de un precio justo a los pequeños productores cuyos derechos laborales son respetados. Otros sellos de comercio justo a tener en cuenta, son el World FairTrade Organisation , el Símbolo de Pequeños Productores (SPP) y el sello CLAC de pequeños productores de comercio justo de América Latina y el Caribe.
  5. Papel y madera sostenibles. La madera o papel que muestra el sello de FSC proviene de bosques que han sido auditados externamente para confirmar que se gestionan respetando estándares ambientales y sociales. También es igualmente fiable la etiqueta PEFC que certifica la sostenibilidad en los productos de origen forestal.
  6. Textiles de confianza sin sustancias nocivas. Aunque enfocado a proteger la salud, vela también por el medio ambiente, pues los textiles que lo lucen deben estar libres de ciertas sustancias como pesticidas o metales pesados. Y con un enfoque más medioambiental, el más importante es el sello GOTS, que certifica que el producto contiene entre un 70 y un  95% de fibras ecológicas certificadas. 

Si quieres conocer todos los detalles de nuestro estudio, descarga nuestro artículo.

Artículo Etiquetas medioambientales

OCU con el medio ambiente y la sostenibilidad

El greenwashing es una práctica que OCU viene denunciando desde hace tiempo. Por ello, creemos y exigimos que las alegaciones y etiquetas ambientales sean siempre:

  • Verdaderas. Y basarse en datos verificables, que puedan probarse y se refieran a cualidades presentes en el producto y no a compromisos futuros.
  • Claras. Esto es, fáciles de entender por el consumidor, sin vaguedades ni tecnicismos y en las que se indique el ámbito medioambiental específico al que se hace referencia (por ejemplo, emisiones de CO2).
  • Relevantes. Han de tener relación con algún aspecto importante del ciclo de vida, bien sea la composición y los materiales empleados, el envasado, la energía gastada en la producción, la huella ambiental de su distribución, consumo de agua durante su uso, etcétera.
  • Justas. Es decir, no deben inducir a malinterpretaciones, ni aludir a características que cumplen todos los productos similares por ley, ni incluir caracteres o imágenes que sugieran un beneficio ambiental mayor del que tienen.
  • Para productos que funcionen bien. Reducir el impacto ambiental no debe rebajar la calidad y eficacia del producto. Y si así ocurre, la alegación debe indicarlo.

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