Comemos demasiadas proteínas de origen animal
El consumo de proteínas en España supera con creces el recomendado. Esto es contrario al objetivo de una dieta equilibrada, sostenible y saludable. ¿Qué alternativas tiene el consumidor que desea reducir la ingesta de proteína animal?

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Una dieta que evoluciona... a peor
En un reciente estudio de OCU, se destacaba la evolución de la dieta de los españoles en la última década.
La dieta en España se está alejando de los patrones saludables tradicionales, como la dieta mediterránea, con una disminución en el consumo de alimentos clave como verduras, frutas, legumbres y aceite de oliva, y un aumento en el consumo de carne, alimentos procesados y aceites menos saludables.
- Disminución del consumo de alimentos clave de la dieta mediterránea: Se observa una reducción en la ingesta diaria recomendada de verduras y hortalizas frescas, fruta fresca, frutos secos, pan integral, leche, yogur no azucarado, quesos no muy grasos y aceite de oliva. Esta tendencia se ha intensificado en la última década.
- Consumo insuficiente de alimentos semanales recomendados: La ingesta de legumbres, arroz, pasta, pescado y huevos se encuentra por debajo de los niveles aconsejados por los expertos en nutrición.
- Excesivo consumo de carne: La dieta española se caracteriza por una presencia elevada de carne, lo que conlleva una ingesta superior a la recomendada de proteínas y, especialmente, de grasas saturadas. Si bien se ha registrado un ligero descenso en el consumo de carne fresca y procesada, aún se considera excesivo.
- Aumento del consumo de alimentos procesados: La comodidad de los platos preparados y precocinados conlleva una mayor ingesta de azúcares, grasas (a menudo saturadas y trans), sal y aditivos, además de una menor proporción de fibra y nutrientes esenciales.
- Desplazamiento del aceite de oliva: El aumento del precio del aceite de oliva, en los dos últimos años, ha provocado una reducción en su consumo, desplazándose hacía otro tipo de aceites menos saludables como el girasol.
Esta tendencia coincide con un aumento de enfermedades no transmisibles como obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer. Aunque influyen otros factores, la alimentación juega un papel crucial en la prevención y el manejo de estas enfermedades.
Poco sostenible y poco saludable
La producción de proteína animal tiene un alto impacto ambiental. Una dieta basada en alimentos de origen vegetal y una menor ingesta de proteína animal puede reducir el impacto ambiental, hacer un uso más eficiente de los recursos y ser más económica.
En los países industrializados, el consumo de proteínas suele ser elevado, superando las recomendaciones. En España, el consumo medio de proteína es un 40% superior al recomendado.
Reducir el consumo excesivo de proteínas, principalmente de origen animal, es una medida clave para una dieta más saludable y sostenible. Complementar las proteínas vegetales puede asegurar una ingesta adecuada de aminoácidos esenciales.
Volver arribaCambio de hábitos: imprescindible
Es fundamental cambiar los hábitos alimentarios para mejorar la salud pública y la sostenibilidad. ¿Cómo?
- Se recomienda aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos).
- Es preciso reducir el consumo de carne, especialmente la procesada.
- También se aconseja elegir grasas saludables, limitar el consumo de azúcar, sal y alimentos ultraprocesados, y fomentar la cocina casera.
Alternativas al consumo de proteína animal
El primer paso a una transición más saludable y sostenible es reducir el consumo de proteínas en alrededor de un 40% para seguir las recomendaciones nutricionales.
El segundo paso es aumentar la ingesta de proteínas de origen vegetal (legumbres, cereales integrales y frutos secos) y consumir menos carne.
¿Qué opciones hay para quien quiere comer menos carne? Pues hay alternativas ya consolidadas, y en paralelo se va avanzando con otras posibilidades para generar nuevas proteínas,
Los productos veggie, una realidad
Son productos elaborados con ingredientes vegetales. Hay muchas opciones, desde las bebidas vegetales (soja, almendra, arroz, etc), bebidas fermentadas (tipo yogures), quesos veganos, tofu (a base de soja) seitán (a base de trigo), e innumerables productos que se asemejan a carnes o pescados, con forma de hamburguesas, salchichas, albóndigas, nuggets o empanados… Según informes, en 2024, este segmento de productos experimentó un incremento del 14%
Los “peros” que los consumidores ponemos a este tipo de productos pasan por:
- Son alimentos ultraprocesados, que a veces se pasan de aromas, aditivos e ingredientes de los que no hay que abusar.
- Su etiquetado a veces es deliberadamente confuso, con dibujos, juegos de palabras, etc.
Insectos, una opción polémica
La comercialización de insectos para alimentación humana es ya una realidad en la Unión Europea. No cabe duda de que los insectos son una buena fuente de proteínas y que tienen un bajo impacto sobre el medio ambiente. Pero es evidente que existe una barrera.
A día de hoy, la Unión Europea permite la comercialización de varios insectos bajo el paraguas de Novel Foods, eso significa que cualquier alimento que se quiere comercializar y que no tenga una tradición en su consumo en la UE, debe cumplir una serie de controles y validaciones de seguridad por parte de la EFSA (Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria). Y ya hay varios insectos aprobados:
Fermentación de precisión, tecnología al servicio de la industria
La fermentación ha sido utilizada desde hace miles de años en alimentación humana para elaborar diferentes tipos de alimentos, como la fermentación láctica para elaborar yogures, o quesos, la fermentación por levaduras para elaborar pan o cerveza, o las salsas de soja tradicionales mediante fermentación por mohos. La ciencia y la investigación se abren camino para poder elaborar nuevas proteínas a partir de fermentaciones de precisión. Por ejemplo se podría fabricar una proteína de la leche (caseína), una de huevo (albumina), o una de carne mediante este tipo de fermentaciones, y elaborar productos similares a los tradicionales sin el uso de animales.
Hay varias empresas que ya fabrican este tipo de ingredientes: algunas empresas como Perfect Day (USA) producen proteínas de suero idénticas a la de la leche para usarse en salsas, helados o bebidas sin el uso de animales. Otras empresas como Impossible Foods (USA), fabrican leghemoglobina, una proteína responsable del sabor a carne, para añadirla a sus hamburguesas veganas. Es un mercado muy novedoso, que dará mucho que hablar en los próximos años, aunque está muy enfocada a la elaboración de ingredientes para la industria alimentaria y "llega" menos directamente al consumidor final
Carne de laboratorio, un extraño cultivo
Otra apuesta de futuro es la carne cultivada, también conocida como carne de laboratorio, es una “carne” obtenida cultivando células animales en condiciones controladas de laboratorio. El proceso en el laboratorio comienza a partir de una muestra celular del animal, similar a una extracción de sangre. Estas células se multiplican en un biorreactor, que "recrea" las condiciones adecuadas para el crecimiento celular, ante la presencia de nutrientes (como azúcares, aminoácidos, vitaminas o factores de crecimiento). A medida que crecen, se forman tejidos musculares y grasa similares a los de la carne, aunque la estructura de los tejidos tiene como base productos vegetales como soja o algas.
A diferencia de las fermentaciones de precisión, que se dedican a elaborar ingredientes, la carne cultivada se enfoca en la fabricación directa de alimentos, con lo que las expectativas son muy elevadas.
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