Células cultivadas, ¿la carne del futuro?

Algunos países ya la venden y en Europa ya hay una empresa que ha solicitado poder comercializarla. FAO y OMS han realizado un informe conjunto sobre las características, riesgos y puntos de atención de este tipo de productos.

En los últimos años estamos observando un creciente interés por la búsqueda de fuentes de proteína alternativas a la carne: desde proteína que viene de legumbres como la soja o los guisantes, de cereales, de frutos secos o de semillas... o bien se recurre a otras opciones, como la carne artificial o carne cultivada, también conocida como carne de laboratorio, que en realidad es un alimento creado en un laboratorio a partir de células o tejidos derivados de animales, plantas, microorganismos, algas...
Carne de laboratorio: las cosas claras
La FAO y la OMS han publicado un informe sobre la producción de alimentos a partir de células cultivadas, abordando aspectos como las tecnologías empleadas en su producción, la regulación y los peligros potenciales para la seguridad alimentaria de estos nuevos alimentos.
Seguridad alimentaria, ante todo
Crear esta carne “artificial” es un proceso complejo y caro. Hay que extraer las células del animal, aislarlas y purificarlas eliminando posibles contaminante, después, hay que añadir los compuestos necesarios... en resumen, la fabricación de la también llamada carne de laboratorio conlleva 4 etapas fundamentales:
- Selección, aislamiento y preparación de las células.
- Multiplicación celular en un biorreactor a gran escala.
- Extracción de los tejidos o células
- Procesado del producto final
Los expertos de FAO y la OMS han identificado los riesgos asociados a cada etapa, encontrando un total de 50 en todo el proceso: desde la presencia de materias extrañas, a medicamentos veterinarios, toxinas microbianas, aditivos, residuos químicos, alérgenos, microplásticos y patógenos.
La mayoría de esos riesgos son conocidos y están presentes en la producción de alimentos convencionales: Además se pueden gestionar aplicando buenas prácticas de fabricación y medidas de autocontrol en las empresas.
No obstante, también se identificaron nuevos peligros derivados del uso de nuevas tecnologías, materiales o ingredientes en la producción: un ejemplo son los contaminantes (físicos, químicos o biológicos) que podrían introducirse a partir de algunos de los compuestos añadidos en el medio de crecimiento de las células para crear el tejido (aditivos, factores de crecimiento, biotintas…).
En cualquier caso todos los riesgos se pueden gestionar aplicando buenas prácticas de fabricación y aplicando medidas preventivas y de control.
Nuevo alimento aún no autorizado en la UE
¿Te preguntas si puedes comprar carne de laboratorio en el supermercado? Lo cierto es que a día de hoy, la Unión Europea no permite la comercialización de alimentos a base de células, porque para que esto sea posible:
- Estos productos deben haber tenido una evaluación positiva por parte de la EFSA.
- Después, las empresas que quieran vender este nuevo alimento deberán solicitar autorización a la Comisión Europea.
Hay países, como Italia, que ya han mostrado su rechazo a estos productos y ha aprobado un proyecto de ley para prohibir la venta de carne sintética. Sin embargo, en Singapur, país pionero en comercializar este tipo de productos, ya hay hamburguesas de laboratorio en los lineales. Y en Estados Unidos ya hay empresas que tienen la autorización para vender pollo celular.
Un avance real... con obstáculos que superar
Lo cierto es que el informe de FAO y OMS establece que es preciso controlar los riesgos potenciales y trabajar en otros aspectos esenciales para el éxito de estos productos.
- Hay que establecer una normativa homogénea, unificar los términos para denominar estos productos (carne artificial, carne cultivada, de laboratorio, sintética…).
- Se deben, también, adoptar unos criterios comunes para un correcto etiquetado.
Desde OCU celebramos los avances tecnológicos y la puesta en el mercado de productos novedosos, pero siempre anteponiendo la seguridad alimentaria y la información al consumidor. Estaremos atentos a los avances de estos productos y a las conclusiones que la EFSA extraiga cuando evalúe el riesgo de estos novedosos alimentos.
Mientras tanto, quienes rechacen el consumo de carne tradicional tendrán que conformarse con el amplio repertorio de alternativas vegetales que los simulan.