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Miomas uterinos: tumores benignos

27 enero 2018
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Afortunadamente, y a pesar de los temores que su diagnóstico puede desencadenar, los miomas o fibromas uterinos son tumoraciones benignas que afectan a gran cantidad de mujeres en edad fértil. Sus síntomas y su tratamiento diferirán según el número de miomas (únicos o múltiples), su tamaño y su localización.

En numerosas ocasiones, los miomas no llegan a diagnosticarse debido a que no producen molestias. Es más, se estima que sólo 1 de cada 4 mujeres con miomas padecerá síntomas relacionados.

¿Qué son los miomas en el útero y cuáles son los síntomas?

Cuando los síntomas aparecen, los más frecuentes y de carácter general son:

  • Alteraciones de la menstruación, tales como dolor menstrual o sangrado abundante, prolongado o irregular. Algunos de estos sangrados pueden desembocar en anemia.
  • Sensación de hinchazón abdominal

No obstante, hay síntomas que podrían aparecer o no en función de donde esté localizado el mioma uterino:

  • Necesidad de orinar cuando se está en posición tumbada o recostada, cuando el mioma comprime la vejiga o el tracto urinario.
  • Molestias durante el coito (dispareunia), cuando el mioma se ha desarrollado cerca de la vagina o del cuello del útero.
  • Bloqueo de las trompas y problemas de fertilidad, cuando el mioma crece hacia el interior de la cavidad uterina.  

Causas y factores de riesgo para el mioma en el utero

En la actualidad, se desconoce por qué las células musculares de la pared del útero proliferan y dan lugar a los miomas.

Algunos expertos afirman que existe predisposición genética: el riesgo es mayor si existen antecedentes familiares. También, se dice que hay cierta dependencia de la acción de las hormonas sexuales, sobre todo de los estrógenos.

Entre los principales factores de riesgo para desarrollar miomas, se encuentran los siguientes:

  • La edad: los miomas son más comunes a partir de los 30 años. Después de la menopausia, tienden a reducir su tamaño e, incluso, pueden desaparecer espontáneamente.
  • La menarquia precoz (tener la primera menstruación antes de los 10 años).
  • La dieta: no se sabe muy bien la razón, pero el consumo muy abundante de carne roja se ha asociado a un mayor riesgo de miomas.

Por otro lado, hay otros factores protectores que parecen disminuir el riesgo de desarrollar miomas como, por ejemplo, haber tenido embarazos previos o llevar una dieta rica en frutas y verduras.

Como dato curioso, las mujeres fumadoras parecen tener menos miomas. ¡Cuidado! Esto no debe servir como justificación para mantener un hábito tan dañino para la salud. Dejar de fumar y tener un estilo de vida saludable siempre reportará más beneficios para la salud.

mioma uterino sintomas

Miomas uterinos: diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de los miomas suele ser sencillo. Ante la sospecha, el especialista evaluará el tamaño y la forma del útero, así como las estructuras circundantes mediante un examen ginecológico. La ecografía confirmará el diagnóstico.

El tratamiento se adaptará al tamaño, al número, a la localización concreta de los miomas y a los síntomas que éstos producen. Si no hay síntomas o son mínimos, lo más razonable suele ser esperar y observar.

Cuando los síntomas son molestos o van a más, puede recurrirse a terapias de tipo hormonal, incluyendo algunos anticonceptivos de uso común. Ahora bien, no siempre este tipo de tratamientos funcionan como se desearía.

En ciertos casos, la cirugía será inevitable. Cuando se plantea una solución quirúrgica, las alternativas son diversas:

  • Histerectomía o extirpación del útero: esta opción deberá valorarse en mujeres con sangrados muy abundantes, que no responden a otras terapias menos agresivas y que ya no contemplan la posibilidad de tener hijos biológicos. También, debe tenerse en cuenta en mujeres con un riesgo elevado de desarrollar otras enfermedades relacionadas con el útero.
  • Miomectomía o extirpación selectiva de los miomas: esta iniciativa es aplicable a aquellos casos en los que sí se desea preservar el útero.
  • Embolización arterial: consiste en bloquear el flujo de sangre al mioma para que se encoja y muera. Eso sí, no siempre evita el tener que recurrir finalmente a la extirpación.

Sea cual sea el tratamiento o no, debe escogerse siempre de común acuerdo con la mujer y valorando las características de cada situación, puesto que pueden ser muy variables.