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Alimentos enriquecidos en proteínas: no son necesarios

29 julio 2020
alimentos enriquecidos en proteínas

Cada vez se comercializan más alimentos con el reclamo de estar enriquecidos en proteínas. Los compramos pensando que son mejores para la salud o que nos van a ayudar a adelgazar. Pero lo único demostrable es que son más caros que los normales.

Del gimnasio al súper

Los alimentos enriquecidos en proteínas eran hasta hace poco tiempo productos para atletas y usuarios de gimnasios que buscan más musculación, y se vendían en tiendas especializadas de dietética o nutrición. Pero ahora la industria alimentaria parece querer convencer al conjunto de la población de las ventajas de una dieta rica en proteínas, por lo que en los supermercados encontramos cantidad de productos con el reclamo en la etiqueta de “alto en proteínas” o algo similar. Y, por supuesto, más caros que sus versiones clásicas. La realidad, sin embargo, es que no solo es más que discutible que consumir productos enriquecidos con proteínas tenga algún beneficio para nuestra salud, sino que la proteína que necesitamos podemos obtenerla mediante una dieta convencional.

De acuerdo con la normativa, cuando un alimento exhibe la alegación de “alto contenido de proteínas” es porque la proteína supone al menos el 20% del valor energético del alimento, mientras que si indica “fuente de proteínas” debe contener un mínimo del 12%.

Saciar para comer menos y adelgazar

alimentos enriquecidos en proteínas para adelgazar

Los reclamos como “producto para deportistas” o “combustible para tus músculos”, que antes iban dirigidos a los deportistas, conviven ahora con otros como “salud a cucharadas" o “menos grasa” para reforzar los mensajes saludables de los productos enriquecidos con proteínas. Se trata de persuadir al consumidor de la necesidad de estos productos dentro de una dieta sana o como parte de dietas de adelgazamiento.

Pueden llevar a la falsa creencia de que simplemente incorporando estos productos a la dieta se pierde peso. Es cierto que los alimentos proteicos son muy saciantes, generando la sensación de lleno rápidamente y se tarde más en sentir hambre, lo que favorecería una reducción en la ingesta calórica al comer menos.

Sin embargo, existen alimentos tradicionales que naturalmente aportan una elevada cantidad de proteína, como carnes, pescados, frutos secos o legumbres. Por otro lado, en los mecanismos de regulación del hambre y la saciedad, además de la composición del alimento, intervienen muchos otros factores, tales como la textura del alimento, la velocidad a la que se come, la ingesta o no de líquidos o el tiempo de masticación.

No solo los alimentos ricos en proteínas son saciantes. La sandía, uva, naranja o zanahoria están entre los que más llenan.

Una dieta equilibrada convencional es suficiente

etiquetas de productos ricos en proteínas

A juicio de OCU, no hay ninguna necesidad de comprar estos productos. Es mejor seguir una dieta equilibrada convencional con la que:

  • se consiguen los requerimientos ordinarios de proteínas, incluso para las personas que practican deporte habitualmente;
  • el aporte de proteínas es variado y de esta manera se favorece la complementariedad de proteínas.

Hay que tener en cuenta que no todas las proteínas son igual de completas o se digieren igual. Si un consumidor toma proteína a través de productos concretos, se puede estar limitando el consumo de ciertos aminoácidos, mientras que en una alimentación variada unas proteínas se complementan con otras.

Mucho más caros que los convencionales similares

Los productos ricos en proteínas suelen tener un coste más elevado frente a los productos convencionales con similares características. Por ejemplo, si nos fijamos en la leche, que es un alimento naturalmente proteico, observamos que para una misma marca blanca la leche convencional cuesta 0,57 euros/litro, mientras que su versión enriquecida en proteína sube a 1,25 euros/litro. Ocurre lo mismo con los flanes de otra marca blanca: el flan normal de huevo tiene un precio de 2,58 euros/kg, sin embargo, el mismo producto en su versión enriquecida (al que del huevo solo añaden las claras) cuesta 4,25 euro/kg.

En definitiva, la presencia en los supermercados de productos enriquecidos en proteínas forma parte de una moda más de la industria alimentaria de la que podemos prescindir tranquilamente por ser productos innecesarios y más caros que en su versión convencional.