Luz: ten cuidado con los comerciales
Las malas prácticas comerciales en la contratación de la luz están a la orden del día. No es un secreto, las autoridades lo saben. Pero mientras toman medidas para erradicarlas, tienes que tener cuidado para no descubrir que has contratado una tarifa de electricidad mucho más cara que la que tenías sin darte cuenta. OCU te cuenta las tretas más habituales de las compañías para conseguirte como cliente.

La contratación telefónica, fuente de trampas
Que dispongas de luz en España depende de la intervención de dos compañías:
- La distribuidora es la que posee la red física que abastece tu zona y no la puedes cambiar, te “toca”.
- La comercializadora es la que vende la electricidad que circula por esa red, al igual que otras muchas comercializadoras, y tú puedes elegir la que prefieras.
A su vez, las comercializadoras suelen contratar a terceras empresas (call centers, consultorías, etc.) para que capten clientes, cosa que hacen no pocas veces con “argumentarios engañosos”, en palabras de la propia Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Ya en 2018, se prohibieron las contrataciones puerta a puerta y en 2023, las llamadas comerciales indiscriminadas. Pero las precauciones no han sido bastante y las llamadas, ya sea bajo números no identificables o con tretas para lograr que las autorice sobre la marcha quien las descuelga pinchando un enlace que le mandan por SMS, se siguen produciendo.
Por desgracia, y a diferencia de lo que ocurre en la contratación del gas, no se exige para validar el cambio de compañía que el consumidor afirme que lo conoce y lo consiente, quedando constancia de ello en la grabación de la llamada.
OCU espera que la prohibición definitiva de las contrataciones telefónicas de electricidad y gas llegue con la aprobación del Reglamento General de Suministro y Contratación y que no se hagan excepciones con las pequeñas comercializadoras. A juicio de OCU, estas contrataciones solo deberían permitirse si es el consumidor quien toma la iniciativa de llamar para cambiar de compañía.
Las cosas que omiten los comerciales de las tarifas
Independientemente de que un comercial llame de buena o de mala fe, el canal telefónico de contratación no casa bien con el producto que se vende, ya que las tarifas son muy complejas y cada vez están mejor diseñadas para parecer atractivas en un análisis superficial. Por eso, la única manera de evaluar el interés de una oferta es leer las condiciones con calma o dejarse aconsejar por un tercero independiente como OCU. Si aún no conoces nuestro comparador de tarifas, no dejes de visitarlo y buscar la oferta que mejor se adapta a tu perfil:
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¿Qué clase de detalles se pueden pasar por alto en una contratación telefónica?
- El compromiso de no subir el precio es relativo: muchas tarifas afirman que la parte de la factura que corresponde a la energía consumida estará sujeta a un precio fijo durante un periodo determinado. Pero en la letra pequeña aparecen salvedades descritas en un lenguaje de difícil comprensión o imposibles de comprobar por el consumidor. Además, el periodo de compromiso, que antes solía ser de un año, se queda a menudo en seis meses.
- El precio es el que es... más el IPC: muchísimas tarifas publicitan un precio que, según se lee en las condiciones generales de contratación, subirá al ritmo que marque el IPC, lo que a veces significa mucho. Pero esa información ni se menciona en las conversaciones telefónicas, ni lo que es peor, se destaca en la información proporcionada en la web de las compañías. Además, como toda subida que figure en el contrato, no tiene que ser comunicada; simplemente se aplica. Y ya para rematar, se aplica a todo el precio que se viniera pagando, o sea, a la energía consumida, pero también a los demás conceptos, incluidos los peajes y cargos que ya cambian según su propio sistema de revisión (el descuadre entre lo que este establezca y el resultado de aplicar el IPC, se lo queda la compañía).
- Los descuentos son temporales: al consumidor se le atrae con descuentos a veces disparatados, pasándose por alto que caducan en plazos a veces cortos. Cuanto más espectacular el descuento, más riesgo de que el precio real que viene después sea también espectacularmente alto.
- El precio del kilovatio-hora no lo es todo: los consumidores empiezan a tener una idea de qué es caro y barato en lo que al precio del kWh se refiere. Para burlar ese “obstáculo”, las compañías bajan el precio de ese concepto y lo usan como reclamo comercial en sus llamadas, mientras engordan su margen comercial sobre el término fijo de la factura.
- Se comen los decimales: los comerciales dan el precio del kWh omitiendo los decimales, que al cabo del año suman un dinerillo. Si nos presentan a 0,11 euros lo que en realidad son 0,11999, el coste anual de la luz para un hogar medio que consuma 3.500 kWh parece 45 euros más barato.
- La subida puede llegar en cualquier momento: las convulsiones recientes en el mercado de la energía están barriendo del mapa las tarifas que se comprometen a mantener el precio. Cada vez son más las que se pueden subir con el único requisito de preavisar 30 días antes de que se aplique la subida.
Las malas prácticas que puedes reconocer
Aparte de los agentes comerciales que llaman para intentar colocarte su producto de forma abierta aunque omitiendo detalles importantes de las tarifas, hay otros que no juegan limpio:
- Los que llaman a teléfonos a voleo y tratan de colocarte un nuevo contrato sonsacándote tus datos.
- Los que te llaman conociendo de antemano tu nombre, dirección, actual compañía, cuenta bancaria... Todo obtenido de una mezcla de fuentes legales y no tan legales: antiguos ficheros de clientes que pululan fuera de control, la base de puntos de suministro a la que tienen acceso las más de 300 comercializadoras existentes, filtraciones, hackeos...
Para dar credibilidad a la llamada y que no les cuelgues a la primera, los agentes usan muchas tretas:
- Aprovechar el revuelo de una noticia: el gran apagón, un cambio sonado de las normas, una subida importante del precio de la luz, las facturaciones erróneas masivas de Endesa... Cualquier acontecimiento mediático con repercusiones en el sector eléctrico da pie a proponer un cambio que suena oportuno.
- Usar el contador como excusa: la conversación gira inicialmente sobre alguna medida relacionada con el contador: toca renovar su alquiler, implantar la telegestión, reconfigurar el funcionamiento...
- Predisponer al cambio con una primera llamada: un agente que parece ser de la comercializadora propia llama para comunicar una fuerte subida de precios; pasado algún tiempo, cuando el consumidor aún tiene el susto en el cuerpo y está receptivo a los cambios, le llaman de otra comercializadora distinta y le colocan una oferta (¡y a veces la presentan como recomendada por OCU!).
- Amenazar con un corte de suministro: se da a entender que la única forma de evitar que el contrato actual expire y se acompañe de un corte del suministro es aceptar un cambio, que en realidad conduce a otra comercializadora. El argumento cuela si el consumidor desconoce que los contratos son anuales, pero se renuevan automáticamente.
- Suplantar a la comercializadora: el teleoperador se hace pasar por un agente de la compañía que llama para aplicar una medida beneficiosa; repercutir una bajada de los precios que ha publicado el BOE, corregir un error de facturación, aplicar un nuevo descuento...
- Suplantar a la distribuidora: el llamante afirma que la distribuidora necesita cambiar de comercializadora, un argumento sin pies ni cabeza que solo puede calar gracias al desconocimiento general del complejo mercado eléctrico español. Si lo que dicen es que hay que cambiar de distribuidora, la excusa se sostiene menos aún, ya que cada uno debe conformarse con la suya y no la puede cambiar.
Conclusión: cualquier llamada de un agente comercial debe ponerte en guardia. No entres al trapo y no aceptes nada en ese momento ni pinches los enlaces que te manden por SMS. Contacta tú mismo con la compañía de la que dice ser para confirmar si existe la oferta y si es el caso, pídela por escrito.