Negligencias médicas, cómo reclamar

Sufrir una negligencia médica es una situación dolorosa, que puede tener consecuencias muy graves. Si crees que has podido ser víctima de una negligencia o error médico y quieres reclamar, tendrás más posibilidades de éxito siguiendo ciertos pasos, pero ya te adelantamos que suelen ser procesos largos y de resultado incierto.
Errores médicos
A lo largo de nuestra vida son bastantes las ocasiones en las que debemos ponernos en manos de los profesionales sanitarios. Su actuación es casi siempre correcta y hasta excelente en muchas ocasiones, pero también son humanos y cometen errores. Las consecuencias van desde un agravamiento de la enfermedad, hasta unas lesiones permanentes o incluso el fallecimiento.
¿Y cuándo se entiende que ha habido una negligencia médica? Está claro que los médicos no te pueden garantizar la curación. Su obligación consiste solo en poner todos los medios científicos y tecnológicos a su alcance (conforme a la “lex artis” de su profesión) para recuperar la salud de sus pacientes y actuar en todo momento conforme a los estándares médicos admitidos en la profesión para casos similares.
Por tanto, se trata de una “obligación de medios” tanto cuando se trata de curar una enfermedad o una lesión, como cuando te sometes a una actuación no estrictamente necesaria para tu salud, como puede ser una intervención de cirugía estética, una vasectomía o una ortodoncia, aunque en ese caso los médicos también están obligados hasta cierto punto a conseguir un resultado concreto. Es lo que se conoce como medicina “satisfactiva, voluntaria o de resultados”.
Entre las negligencias o errores médicos más comunes están:
- los retrasos o errores en el diagnóstico,
- las intervenciones quirúrgicas que ocasionan lesiones al paciente,
- las infecciones hospitalarias o
- las demoras en urgencias.
También es un error no dar una buena información previa o no obtener el consentimiento informado.
Ante la sospecha de que has sido víctima de un error médico, lo primero es ponerte en contacto con la dirección del centro donde te hayan atendido. Si su respuesta no te convence, y las consecuencias han sido graves, puedes plantearte iniciar la vía judicial.
Las reclamaciones por errores médicos suele ser procesos complicados, costosos y de resultado siempre incierto. Con bastante frecuencia, estas reclamaciones terminan en el Tribunal Supremo tras resoluciones o sentencias contrarias en las instancias anteriores. Por eso, aunque el caso te parezca muy claro, debes proceder con cuidado:
- Empieza por recopilar todos los documentos que puedan servir de base: historia clínica, resultados de pruebas diagnósticas, partes de urgencias, recetas…
- Con este material, ponte en contacto con un perito médico para que determine el alcance de las lesiones y valore si hay indicios sólidos de que el profesional sanitario actuó de forma incorrecta. Para localizar un perito, puedes consultar al Colegio Oficial de Médicos de tu provincia, que se encarga de preparar las listas de peritos que se envían los juzgados.
- Cuando tengas la primera opinión del perito, consulta a un abogado experto en la materia para que te asesore sobre la mejor forma de plantear la reclamación y con qué probabilidades de éxito. La Asesoría Jurídica de OCU puede ayudarte con una primera aproximación.
Para que la demanda tenga éxito, necesitas probar tres cosas:
- que has sufrido un daño relacionado con una actuación médica,
- que la forma de proceder del profesional o profesionales sanitarios no se ajustó a los estándares médicos exigibles y
- que esa actuación irregular fue la causa directa de las lesiones que has sufrido.
Además, hay que establecer a que profesional, compañía, fabricante o centro sanitario hay que exigir la responsabilidad y no siempre es fácil determinarlo: puede ser el médico, pero también la dirección del hospital (si has sufrido una infección hospitalaria, por ejemplo), la compañía de seguros… y dependerá también de la titularidad, pública o privada del servicio en el que se haya producido el daño.
Dependiendo de si recibiste asistencia en un centro público o privado, la reclamación debe tomar dos caminos diferentes. Conviene actuar con cierta rapidez, ya que para algunas actuaciones el plazo es de solo un año.
Sanidad Pública
Si la negligencia se comete en un centro de sanidad pública (Hospitales públicos, centros de salud, ambulatorios), hay que reclamar ante la administración sanitaria competente, que normalmente será la Consejería de Sanidad de tu comunidad autónoma.
Se comienza presentando una reclamación por responsabilidad patrimonial de la administración.
Si no la aceptan, tendrás que iniciar la vía contenciosa a través de un procedimiento contencioso-administrativo, en el que puedes reclamar una indemnización por daños y perjuicios. El plazo que tienes en estos casos es de 1 año desde que se produjo el resultado de la negligencia, es decir, desde que las lesiones ya están curadas o estabilizadas y se conocen las secuelas o, si el desenlace fue fatal, desde que haya ocurrido el fallecimiento. No siempre es fácil saber cuándo empieza a contar ese plazo así que lo mejor es que consultes con tu abogado.
Sanidad Privada
Si la negligencia se comete en la sanidad privada (hospitales, clínicas y centros médicos privados, médicos privados, odontólogos, centros de cirugía estética, cirujanos plásticos...) tendrás que presentar una demanda por responsabilidad civil contra las personas o compañías, fabricantes o instituciones a las que consideres causantes del daño. Para ello, hay que acudir a los tribunales ordinarios de la jurisdicción civil. El plazo habitual es de 5 años en el caso Responsabilidad Contractual, aunque en ocasiones podría ser de 1 año (Responsabilidad Extracontractual), que se cuentan igual que en el caso anterior.
Además...
Tanto en la sanidad pública como privada existe la posibilidad de presentar una denuncia por la vía penal, pero no suele ser lo más adecuado en la mayoría de los casos.
Por otro lado, casi todos los centros tienen un Servicio de Atención al Paciente donde puedes reclamar por problemas no estrictamente médicos, como una mala gestión de las citas o un comportamiento descortés.