Consumo colaborativo: creatividad contra crisis

La creatividad es una buena herramienta contra la crisis, pues propicia iniciativas colaborativas de consumo enfocadas a conseguir productos y servicios a mejores ventajas. Lo conocemos como consumo colaborativo y abarca la mayoría de sectores.
Las pautas de consumo cambian, y la crisis es un factor determinante para que esto ocurra. La falta de recursos fomenta la creatividad y propicia que haya nuevas iniciativas de consumo donde la colaboración entre unos y otros revierte en lograr productos y servicios a mejores precios. Es lo que se ha venido en llamar consumo colaborativo.
En este ámbito los consumidores pasan a ser prosumidores, o lo que viene a ser lo mismo: productores y consumidores a un tiempo. Existen redes de trueque, ventas de segunda mano entre particulares, plataformas de alquiler temporal de viviendas, de vehículos, de herramientas… Las posibilidades son ilimitadas y muchas están aún por descubrirse.
Hemos seleccionado algunas de ellas en diferentes ámbitos, porque en OCU nos parece primordial fomentar la actividad económica particular. Aunque se deben definir bien las reglas y obligaciones de cada parte y regular adecuadamente estas actividades.
Los usuarios colaborativos no son empresarios. La carga burocrática de quien realiza una actividad ocasional y complementa con ello sus ingresos, no debe ser la misma que la de un profesional que vive de ello.
Las pautas de consumo cambian, y la crisis es un factor determinante para que esto ocurra. La falta de recursos fomenta la creatividad y propicia que haya nuevas iniciativas de consumo donde la colaboración entre unos y otros revierte en lograr productos y servicios a mejores precios. Es lo que se ha venido en llamar consumo colaborativo.
En este ámbito los consumidores pasan a ser prosumidores, o lo que viene a ser lo mismo: productores y consumidores a un tiempo. Existen redes de trueque, ventas de segunda mano entre particulares, plataformas de alquiler temporal de viviendas, de vehículos, de herramientas… Las posibilidades son ilimitadas y muchas están aún por descubrirse.
Hemos seleccionado algunas de ellas en diferentes ámbitos, porque en OCU nos parece primordial fomentar la actividad económica particular. Aunque se deben definir bien las reglas y obligaciones de cada parte y regular adecuadamente estas actividades.
Los usuarios colaborativos no son empresarios. La carga burocrática de quien realiza una actividad ocasional y complementa con ello sus ingresos, no debe ser la misma que la de un profesional que vive de ello.
Los mercados online son un medio ideal para rentabilizar habilidades. Eso sí, vender algo producido por uno mismo requiere darse de alta en Hacienda, aunque de manera gratuita, y declarar los ingresos y los gastos en IRPF.
Eatsy.com
El mayor mercado artesano de la Red nos permite vender objetos hechos a mano. Se debe comprobar que los productos que vendamos sean seguros. La pega es que la página está en inglés, no está disponible en español.
Se puede abrir una tienda para vender creaciones propias. Por cada artículo que anunciemos tendremos que pagar 20 céntimos y una comisión del 3,5% por venta. Cada vendedor elige los métodos de pago y formas de envío que prefiera.
Artesanio.com
Es una red social de creadores, como se autodefine, que facilita la compraventa entre particulares de productos de artesanía, patrones y materias primas.
Conlleva una comisión del 3% de cada venta, más una cuota mensual de 1,95 euros o de 19,95 euros al año. Se accede únicamente por invitación de un miembro de la comunidad y se deben respetar unos principios de responsabilidad y política de pagos y envíos.
Ofrecer nuestros conocimientos a cambio de dinero o de algún servicio es una de las formas de intercambio con mayor número de posibilidades.
Etwith.com
Reúne a personas que disfrutan cocinando. En esta ocasión, cocinan para invitados, que muchas veces son turistas con ganas de conocer a españoles y curiosidad por la gastronomía local.
La plataforma se lleva un 15% del precio de la comida. Para sus usuarios no se trata de fomentar restaurantes clandestinos, sino de una experiencia de intercambio cultural. Eatwith tiene un seguro para cubrir cualquier perjuicio a los comensales.
Trip4real.com
Permite ofrecer experiencias turísticas alternativas a viajeros que buscan un turismo diferente. Se pueden publicar ofertas gratis, pero la plataforma se lleva un 18% de las experiencias que se contraten. El viajero paga al reservar, aunque no recibe el dinero hasta que finaliza el servicio. La tributación fiscal corre por cuenta de quien ofrecen el servicio.
Internet ha dado un giro a fenómenos que ya existían, como los mercadillos de intercambio o la venta de segunda mano. Además, no hay que declarar ganancia patrimonial en el IRPF, pues se suele vender en un precio inferior al de compra.
Creciclando.com
Es una web para intercambiar material para niños, como ropa, juguetes o sillas de paseo. No funciona con dinero, sino con puntos, que sirven para formalizar los trueques.
Al subir un objeto a la plataforma, el sistema le asigna unos puntos. Cuando alguien se interesa por él, un mensajero recoge el paquete de tu casa, y con los puntos obtenidos se pueden hacer compras. La plataforma cobra 2 euros por permuta.
Segundamano.es
La antigua publicación en papel ahora funciona como web. Sigue siendo la referencia para vender todo lo que ya no necesitamos.
El vendedor responde durante 6 meses por vicios ocultos en los productos vendidos. Para evitar spam, la página no publica emails y facilita el contacto mediante formularios. No tiene comisión para no profesionales.
El alquiler de alojamiento entre particulares es una de las prácticas más comunes del consumo colaborativo. Las ganancias se reseñan en la declaración del IRPF como rendimientos inmobiliarios.
Airbnb.es
El referente mundial en alojamiento P2P (persona a persona), si bien no discrimina entre anfitriones, particulares y profesionales, lo cual pervierte un poco el sistema.
Puede alquilarse la vivienda entera o por habitaciones: Airbnb carga un 6-12% al huésped y un 3% al anfitrión y da a éste una garantía de 35.000 euros. Los comentarios de los usuarios son fundamentales para ganar reputación en el sistema.
Homeaway.com
Es un gran escaparate online de casas de vacaciones, que pone en contacto a arrendatarios y arrendadores. Para anunciarse, se debe pagar una suscripción, que va de 129 a 649 euros, según la modalidad. El dueño es responsable de declarar las ganancias, pero la web ofrece recomendaciones y un directorio de legislación de alquiler vacacional.
Alquilar tu coche cuando no lo utilices puede reportarte ingresos extra, que deberán declararse en el IRPF como rendimientos de capital mobiliario.
Socialcar.com
Se trata de una plataforma para que alquilemos nuestro vehículo a particulares, por tiempos mínimos de 1 hora y con tarifas recomendadas según el tipo de coche.
Su comisión es el 15% y exige firmar un seguro para cubrir a los arrendatarios o continuar con el seguro habitual, pero rubricando un seguro “de alquiler por días”. El servicio requiere una fianza de 300 euros por si hay retrasos o falta gasolina.
Mambocar.com
Como ocurre con Socialcar, quien ofrece el coche es quien fija el precio del alquiler, aunque se le sugieren tarifas y estrategias para conseguir las primeras reservas y ser más competitivo.
Ofrece un seguro gratuito a terceros válido para los días de alquiler. Puede ser a todo riesgo, pero habrá que formalizarlo con los que ellos comercializan ex profeso. La plataforma se lleva un 24% de comisión sobre las ganancias.