Duelo: qué hacer ante una pérdida
Hay tantos motivos que pueden llevarnos a pasar por un proceso de duelo tras una pérdida. Pero, ¿qué podemos hacer para afrontar un duelo, cómo se gestiona eso? ¿O cómo ayudar a alguien que está pasándolo mal porque ha perdido a alguien o algo? OCU te ofrece algunas respuestas.

¿Qué es el duelo?
El duelo es el conjunto de reacciones emocionales, psicológicas y del comportamiento que siguen a una pérdida significativa o importante para la persona. Por eso, un duelo no se desencadena solo por el fallecimiento o la ruptura de la relación con un familiar, amigo o pareja; también puede ocasionarlo la muerte de un animal de compañía, o la pérdida del trabajo, de la salud, una migración... En definitiva, un duelo puede generarlo el fin o la ausencia de algo que tenga trascendencia para nosotros. Y por eso, un duelo es subjetivo y los tiempos que lleve sobreponerse a esa pérdida serán personales.
Vivir un duelo no es algo perjudicial ni es una enfermedad, aunque en algunos casos pueda complicarse y generar un sufrimiento tal que atrape a la persona y le impida mantener un funcionamiento mínimo en su día a día. La razón de ser del duelo es abrir un proceso que permita afrontar, manejar y finalmente elaborar esa pérdida, de forma que el malestar que ocasiona no sobrecoja a la persona.
¿Cómo afrontar el duelo?
A la hora de enfrentarse a un duelo, puede haber tantas maneras de hacerlo como personas y circunstancias. En caso de que te encuentres en duelo y leas estas líneas, te animamos a que sigas tus propios ritmos y respetes tus necesidades sin descuidarte por el camino. Contar con apoyo externo a veces puede facilitar mucho la tarea, sin que eso signifique que tenemos un problema mental.
Tómate las siguientes ideas como sugerencias, no como instrucciones:
- Conecta y desconecta. Tan importante y recomendable es recordar, pensar o hablar sobre la persona querida y todo lo que ha ocurrido, como hacer paréntesis y desconectar. Para ello puede ayudar especialmente hacer ejercicio o actividades que te suelen aboserber por completo cuando las haces, y también puedes probar con leer, ver la tele, pasear, o incluso trabajar.
- Desahógate, no tienes porqué reprimir lo que sientes. Puedes hacerlo escribiendo, dibujando o simplemente hablando con otros. Puedes probar a buscar tu espacio y tu momento para liberar emociones en la intimidad, si así te resulta más cómodo.
- Mantén el contacto social. Aunque hacer vida social quizá sea lo úlitmo que te apetece, mantener el vínculo con otros, aunque estés desganado y solo sea un rato, facilitará que te sientas más acompañado, que la carga o el peso del vacío sea más liviano, sentirte comprendido o simplemente desconectar. Si la distancia te lo impide, utiliza la tecnología o las redes sociales para llamar o conectarte.
- Intenta mimarte. En la media de lo posible, toma decisiones importantes a tu ritmo, como la recogida de sus cosas, papeleos, ver a determinadas personas o ir a determinados lugares. No se trata de evitarlo, sino de afrontarlo cuando tú puedas, y quizá contar con alguna persona especialmente cercana puede aligerar la tarea. Es esperable además que te cueste concentrarte en algo, que se te olviden las cosas o que pierdas el interés en ellas. Si hay alguna obligación que tengas que atender, divídela en tareas sencillas o pide ayuda.
- Cuídate. No descuides tu higiene personal ni la del sueño. Come sano y variado. En la medida de lo posible, haz ejercicio de forma regular, pues tiene beneficios sobre el sueño.
¿Cuándo acudir al psicólogo?
¿El malestar interfiere en tu vida cotidiana hasta resultarte incapacitante? Entonces puede ser un buen momento para pedir ayuda profesional o buscar un psicólogo. Los dos tipos de terapias que han demostrado científicamente ayudar a personas en duelo o con dificultades para rehacerse tras la pérdida son la cognitivo-conductual y la interpersonal.
Algunas circunstancias que aumentan el riesgo de que se produzca un duelo complicado son:
- Una muerte violenta, inesperada o ante la que no ha habido oportunidad de despedida.
- Determinados rasgos de personalidad (apego inseguro, menor autoestima, obsesividad, etc.).
- Ciertos determinantes sociales, como escaso apoyo social, tener unas rentas bajas o un nivel de estudios bajo.
- Tener antecedentes de problemas de salud mental.
¿Cómo ayudar a alguien que está en duelo?
Apoyar y acompañar a una persona en duelo puede ser algo novedoso, desconcertante o doloroso para quien está cerca y desea ayudar. Aunque parezca una tarea sencilla, no lo es. Acompañar a una persona en duelo implica, lo primero, estar disponible y además:
- Respetar su espacio, emociones o necesidades, e interesarse por ellas. Pregúntale, por ejemplo, "¿qué necesitas?" o "¿qué te ayudaría?".
- Amplía la mirada. Evita centrarte solo en la pérdida y el sufrimiento del duelo de esa persona cercana a la que quieres ayudar. Trata de mantener vivas otras actividades y rutinas.
- Mantener el apoyo también pasado un tiempo tras la pérdida. Es cuando la mayoría de los allegados suele retirarse y repunta el malestar de la persona en duelo.
- Cuidate y date algún descanso de vez en cuando. No olvides que para poder cuidar a otros también hay que cuidarse a uno mismo.
- Buscar ayuda profesional si la persona en duelo manifiesta comportamientos autolesivos o dañinos.
Recuerda que también puedes salir de dudas llamando al teléfono gratuito de la Línea OCU Salud, un servicio exclusivo para socios que cuenta con orientación psicológica:
¿Qué no hacer?
Echar mano de tantas y tantas frases hechas que, si nos paramos a pensar un poco, es más que probable que resulten perjudiciales porque impiden a la persona expresar lo que siente o necesita y hacen que acabe aislándose en su sufrimiento. Te mostramos algunos ejemplos:
- “Lo que tienes que hacer es…”, “tienes que decirle a… que haga…”, "distráete", “Dios lo ha querido así”... Son formas de imponer tu visión o explicación de la situación.
- “No te sientas así”, “sé fuerte”, “debes seguir adelante”, "el tiempo lo cura todo"... Son formas de bloquear los sentimientos del doliente y marcarle el paso, tú paso.
- "Ya tenía una edad", "había tenido una vida larga" (cuando el fallecido es alguien muy mayor); "puedes tener más hijos" (ante la pérdida de un bebé); "solo era una mascota" (si era un perro o un gato)... Todo esto también puede bloquear la expresión de las emociones de la persona en duelo e incluso hacerle que se cuestione la legitimidad de lo que está experimentando.
- "Mejor no explicarles nada" o "mejor que no vayan al funeral" (a los niños, adolescentes, ancianos, etc.)... En un intento de protegerles, no estamos reconociendo su capacidad de hacer o entender el duelo.
En todos los casos son formas de hablar muy cotidianas y frecuentes que pueden acabar aislando y distanciando a las dos partes, que aumentan el sufrimiento del doliente, le privan del apoyo necesario para avanzar en su duelo, haciéndole sentir inadecuado e invalidado en sus necesidades. También son formas de sugerir que la persona en duelo tiene la obligación de resolver su proceso de forma rápida y sin expresar sus emociones.