¿Siempre felices? Se impone el pensamiento positivo
Hoy en día abundan los productos y servicios que tratan de hacer de la felicidad un objeto de consumo. Es la llamada industria de la felicidad y, por los eslóganes que maneja, parece que ese bienestar permanente está a la vuelta de la esquina: basta con comprar aquello que nos ofrecen para alcanzar la ansiada meta. La idea es tan seductora que acabamos picado.
Objetivo: monetizar las sonrisas
Hoy en día podemos encontrar con facilidad un sinfín de libros, cursos, tazas, charlas, escapadas, cuadernos o camisetas con recetas fáciles, únicas e inequívocas para alcanzar El Dorado del siglo XXI: la felicidad.
Las frases que utilizan como gancho son tentadoras: "cree en ti", "piensa en positivo", "si quieres, puedes", "hazlo así (como yo te digo o con esto que te doy) y lo conseguirás" (aunque el qué, el cómo y el por qué ya sea cosa de otros)... Con este tipo de mensajes los negocios que conforman la llamada industria de la felicidad hacen beneficio monetizando las sonrisas de los consumidores. Y están por todas partes, es un mercado en auge.
Admitimos haber comprado sus productos
Hemos preguntado sobre este tema a nuestros socios y amigos a través de la plataforma Conecta. Aunque los resultados son solo informativos y no representan a la población general, nos sirven para hacemos una idea de la penetración de esta industria en el mercado y la sociedad: de 209 encuestados, 145 refirieron haber usado alguna vez un producto de esta industria, sobre todo libros de autoayuda y crecimiento personal. También es común la opinión de que "algo ayudan" entre los que han probado esos productos.
El boom del pensamiento positivo
El estudio y la promoción de la felicidad no es algo nuevo. Desde los clásicos de la antigüedad a filósofos y científicos más modernos han dedicado buena parte de sus estudios a conocer qué es la felicidad, cómo se desarrolla o cuáles son sus características. Y aún no hay respuestas únicas. Por ejemplo, en la Grecia Clásica, la felicidad se vinculaba con cuestiones morales y de carácter, mientras que en la Edad Media lo hacía con valores y comportamientos religiosos, hasta la actualidad, que parece que se puede medir, construir y, por lo tanto, comprar.
Con la llegada del nuevo siglo entra en auge una nueva corriente social de pensamiento positivo, que fomenta el ser y estar positivo a toda costa, negando o rechazando cualquier tipo de malestar. Si unimos eso a las crisis económicas y sociales, al apogeo de valores individualistas y el papel de las redes sociales como catalizador, encontramos el perfecto caldo de cultivo para la proliferación de esos negocios y productos que venden bienestar, buen rollo, felicidad...
¿También influye la psicología positiva?
Al contrario de lo que se cree, la psicología positiva no es una parte integral de la industria de la felicidad, aunque algunas de sus ideas, tergiversadas, han inspirado parte de su discurso, y su acercamiento a estas posturas en la actualidad es una crítica a esta disciplina.
La psicología positiva en realidad es un área o disciplina más de la psicología, aunque más reciente que otras archiconocidas como el psicoanálisis o el conductismo. Surge en los años 90 y todavía necesita avanzar y afianzarse. Entre sus rasgos principales:
- Se centra en las habilidades, capacidades y fortalezas de la persona.
- No niega el sufrimiento, el malestar o los síntomas como una manifestación de un daño psicoemocional, algo que no va bien, e interviene sobre ellos, pero desde las fortalezas.
- La etiqueta de “positivo” no surge de pensar en positivo o ser positivos, sino de centrarse y reforzar aquello que a la persona le hace única, le permite crecer, y, especialmente, sobreponerse a las desavenencias.
- Aunque surgió como una aplicación terapéutica individual, se ha desarrollado y popularizado tanto que hoy en día cuenta con aplicaciones en otros campos como es el de la salud, el ámbito laboral o el educativo.
Sin embargo, esta disciplina de la psicología no está exenta de críticas y detractores, entre las más importantes están que ha enfrentado el objeto de estudio de la psicología: lo positivo (o fortalezas) versus lo negativo (o síntomas); o que en muchos casos, no se recogen otros determinantes de la salud y el que los estudios se basan fundamentalmente en población occidental blanca y de éxito. En la actualidad se le achaca haber abandonado posturas más rigurosas e independientes para adentrarse en fines económicos o con dudoso respaldo científico.
¿Qué puedes hacer tú?
Si eres de los que crees que esta industria de la felicidad potencia tu desarrollo personal y bienestar, ten cuidado.
De entrada, no caigas en la trampa de obligarte siempre a sonreir, de ocultar o negar tu malestar, de creer que tú y solo tú eres responsable de tus “males”, como si fueras inmune a todo condicionante externo... Convertir esas ideas en mantras puede hacerte daño o causárselo a los que te rodean. Además, esta industria no ofrece nada (o casi nada) gratis y tu bolsillo se verá resentido.
Piensa que con ciertos mensajes se minimiza el malestar y se bloquea el desahogo emocional de la persona y al final, se le aísla en su sufrimiento. La persona no tiene dónde o con quién trasladar sus preocupaciones o sentimientos, porque cuando lo hace, lo que escucha es: "Sé fuerte. No me digas esto. Lo que tienes que hacer, como te tienes que sentir es fuerte, positivo, con ganas..". En su lugar, sería más recomendable validar ese malestar. Algo de este estilo: "no me imagino cómo debe ser, ¿quieres hablar de ello?".
10 trucos del negocio de la felicidad
Hay rasgos característicos de los mensajes que utilizan este tipo de negocios para promocionar sus productos o servicios.
1. Emplean un lenguaje directo a la par que cercano, accesible y deliberadamente ambiguo: ¡Hazlo ya! Si quieres, claro, pero hazlo.
2. Responsabilizan a la persona de su situación desde el individualismo y sin tener en cuenta el contexto ni las circunstancias de cada uno. Todo depende de ti.
3. Todo está impregnado de un barniz espiritual que conecta con el deseo humano de encontrarse bien. Solo buenas vibras.
4. Revisten su ideario positivo de cientificismo, pero carecen de una base científica. Abandonan lo clínico y lo terapéutico y comparten planteamientos con la denominada psicología pop o popular, que simplifica y malinterpreta teorías, conceptos o aplicaciones de la psicología. Aquí hay ciencia.
5. Usan caras conocidas, no necesariamente profesionales o expertos, para vender sus ideas o productos. Lo ha dicho Fulanito.
6. Aseguran resultados siempre favorables, del tipo que sean: satisfacción personal, éxito profesional...Garantía de resultados positivos.
7. No hay zonas grises: Si no es bueno, es malo.
8. Para alcanzar la meta, ofrecen soluciones únicas y fáciles, como un recetario. Es muy fácil, prueba.
9. Dicen qie cada uno puede interpretar lo que le ocurre a su manera (como si fuera tan fácil): Tú eliges cómo sentirte.
10. Experiencias personales (de gente famosa o no) se elevan a la categoría de marco de acción. Te cuento lo mío, que funciona.
¿Cómo cuidar tu bienestar emocional?
Si quieres cuidar tu salud mental, quizás te ayude nuestro Decálogo de autocuidado. Descubre también cuándo puedes necesitar la ayuda de un psicólogo. Otra opción para salir de dudas, es que llames al teléfono gratuito de la Línea OCU Salud, un servicio exclusivo para socios que cuenta con orientación psicológica: