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Enfermedad de Crohn: causas y tratamiento

En España, unas 100.000 personas padecen patologías inflamatorias intestinales, de las cuales un 40% se corresponden a la enfermedad de Crohn. Se trata de una enfermedad crónica sin cura, pero con un tratamiento adecuado se puede llevar una vida activa y estable.

23 octubre 2025
Enfermo tocándose la tripa en la consulta médica

La enfermedad de Crohn es una dolencia inflamatoria crónica del intestino de causa desconocida. Se caracteriza por la inflamación y la aparición de lesiones intermitentes en cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano, aunque con mayor probabilidad de localizarse en la parte final del intestino delgado y del colon.

Los síntomas son variables y pueden incluir diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas, vómitos e, incluso, fiebre y escalofríos. También se pueden dar manifestaciones extraintestinales.

La enfermedad de Crohn daña la pared intestinal más profunda que la colitis ulcerosa, da lugar a heridas longitudinales y transversales que cicatrizan con tejido menos elástico que el normal. Las zonas del intestino dañadas y posteriormente regeneradas quedan más estrechas y menos flexibles. Pueden aparecer abscesos (bolsas de pus) y fístulas cuando la inflamación atraviesa toda la pared y se crea una comunicación anómala entre el intestino y otro órgano o la piel. 

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¿Qué provoca la enfermedad de Crohn?

La enfermedad la produce una respuesta inmunológica disfuncional de la mucosa intestinal, que “ataca” a su propio revestimento. No se sabe todavía qué la desencadena.

Factores de riesgo

Se considera que intervienen distintos factores, aunque se asume que está fuertemente relacionada con una disbiosis, es decir, con la alteración del equilibrio de la flora intestinal, a menudo provocada por infecciones bacterianas, víricas o de hongos.

Otras condiciones que aumentan el riesgo de padecer enfermedad de Crohn son el tabaquismo y el consumo en altas dosis de cierto tipo de fármacos, como los antibióticos o los antiinflamatorios. En las mujeres, la terapia sustitutoria hormonal y los anticonceptivos orales parecen incrementar el riesgo. 

Una vez contraída la enfermedad, los factores de riesgo que determinan que la enfermedad de Crohn se presente de forma más agresiva son:

  • Un inicio temprano (pacientes menores de 30 años).
  • Que afecte a amplias zonas del tracto intestinal y perianal.
  • Ulceraciones profundas.
  • Cirugía previa.
  • Aparición de estenosis y fístulas.

Dieta y enfermedad de Crohn

No está claro que haya una relación entre la dieta y el desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, algunos estudios han señalado que las dietas elevadas en azúcar, grasas saturadas y productos cárnicos, y las dietas bajas en fibra incrementan el riesgo de enfermedad de Crohn.

Factores genéticos

Se han identificado hasta 200 variaciones genéticas que hacen ser más propenso a sufrir la enfermedad de Crohn, lo que apunta a que la predisposición genética es un factor relevante.

Ahora bien, no hay que concluir que pase de padres a hijos por principio. Por el contrario, solo 5 de cada 100 personas que tienen un progenitor con esa dolencia la desarrollan también. El porcentaje crece hasta el 30% cuando son ambos progenitores quienes la padecen. 

vista del intestino en una imagen tipo rayos X

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¿Cuáles son los síntomas?

Las personas que sufren la enfermedad de Crohn presentan diferentes síntomas en función del segmento del tubo digestivo que esté dañado. Generalmente se trata del intestino, lo que da lugar a episodios recurrentes de dolor abdominal y diarrea (a diferencia de la colitis ulcerosa, no suele ser claramente sanguinolenta, salvo que afecte a una parte importante del colon).

Si afecta al estómago, lo que es poco frecuente, pueden producirse náuseas, vómitos y dolor o molestias en el epigastrio (la boca del estómago). Cuando afecta a la boca, se produce la aparición de llagas y aftas bucales. En el caso de que afecte al ano, pueden aparecer fisuras y fístulas anales. Otros síntomas que aparecen con frecuencia son fiebre, cansancio, pérdida de apetito y pérdida de peso.

Además, un cierto porcentaje de pacientes presenta manifestaciones hepáticas, oculares o articulares.

Con el tiempo, la enfermedad de Crohn puede originar anemia y carencias nutricionales por una inadecuada absorción de nutrientes debida al daño de la pared intestinal. Como consecuencia de la formación de estrechamientos a lo largo del tubo digestivo, puede aparecer estreñimiento y puede llegar a producirse una obstrucción intestinal. La formación de abscesos (bolsas de pus) y de fístulas (comunicaciones anómalas entre el tubo digestivo y otro órgano) son también posibles complicaciones.

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¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la enfermedad de Crohn no siempre es sencillo, ya que muchos de los síntomas son poco específicos y bastante comunes en otras patologías que afectan al tracto gastrointestinal.  

Además de los síntomas, los análisis de sangre y el estudio de las hecesel diagnóstico se completa con los resultados de la colonoscopiaque permite ver el interior del colon y tomar biopsias.

Cuando la colonoscopia no es suficiente o cuando la enfermedad se localiza en otros puntos del tubo disgestivo, otros estudios a los que se recurre son la endoscopia digestiva alta, las radiografías con contraste y la cápsula endoscópica, que permite visualizar todo el tubo disgestivo.  

Además, existen técnicas específicas de TAC y resonancia magnética que pueden resultar útiles en ciertos casos. 

manos que soportan un intestino pintado en papel

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¿Qué tratamiento tiene?

Como no tiene cura definitiva, el tratamiento con medicamentos tiene como objetivo controlar los síntomas, es decir, aliviarlos cuando aparecen y mantenerlos en remisión el mayor tiempo posible.

El tratamiento farmacológico puede ser sencillo o más complejo, dependiendo del caso. Hay personas que solo necesitan pastillas y otras que requieren tratamientos más avanzados o combinados. El tratamiento depende de: 

  • La parte del intestino afectada. 
  • La gravedad de los síntomas. 
  • Si es la primera vez que aparece o si hay recaídas. 
  • Si el cuerpo responde bien o no a los medicamentos.

¿Qué tipos de medicamentos se usan? 

1. Corticoides 

Sirven para controlar los brotes (cuando hay síntomas intensos) y se usan solo por un tiempo limitado. Algunos ejemplos: prednisona (oral) o budesonida. 

Se pueden tomar en casa en forma de pastillas, pero con seguimiento médico por posibles efectos secundarios. 

2. Inmunosupresores 

Ayudan a mantener la enfermedad controlada: actúan calmando al sistema inmune y evitan que los brotes se reactiven. Algunos ejemplos: azatioprina o metotrexato. 

Suelen tomarse en casa, pero requieren análisis de sangre regulares porque son medicamentos con efectos adversos extremadamente tóxicos. 

3. Biológicos y otros tratamientos modernos 

Son medicamentos inmunosupresores más modernos y selectivos que los inmunosupresores tradicionales (metotrexato y azatioprina). Se usan cuando los anteriores no son suficientes o cuando la enfermedad es más grave. 

Algunos se aplican por inyección subcutánea y el paciente puede administrárselo en casa. Pero otros se administran por vía intravenosa en el hospital (cada 1 o 2 meses, por ejemplo). 

Algunos ejemplos: 

  • Anti-TNF (infliximab, adalimumab) 
  • Anti-IL-23 (risankizumab, ustekinumab) 
  • JAK inhibidores (upadacitinib) 

¿Qué precauciones hay que tomar? 

  • No automedicarse: nunca cambiar o suspender un tratamiento sin consultar al especialista. 
  • Vacunas al día, ya que los tratamientos inmunosupresores bajan las defensas y aumentan el riesgo de infecciones. 
  • Controles médicos regulares para revisar si el tratamiento está funcionando y no causa efectos adversos. 
  • Alimentación equilibrada: seguir un estilo de vida saludable ayuda en el tratamiento farmacológico. 

Aunque sea una enfermedad crónica, con el tratamiento adecuado muchas personas pueden llevar una vida activa y estable. 

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