Estrés postraumático: qué es y cómo afrontarlo
Vivir en primera persona un accidente o una catástrofe provoca en algunas personas las reacciones típicas del denominado estrés postraumático. ¿Sabrías reconocerlo? ¿Y cómo actuar si te está ocurriendo o le sucede a alguien cercano? Te damos las claves.
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¿Qué es el estrés postraumático?
Eventos traumáticos son las catástrofes naturales, como lo que ocurrió la DANA; los accidentes; lo que viven las víctimas o testigos de un acto violento, una agresión o un abuso de cualquier tipo; una guerra... Pueden ser puntuales y agudos, como una catástrofe o un accidente, por ejemplo; o sostenidos en el tiempo, como guerras o maltrato físico, psicológico o sexual. Pero todos tienen un gran impacto emocional.
Las respuestas de estrés asociadas a estas vivencias son prácticamente universales. En principio, son reacciones normales ante acontecimientos anormales, que nos sirven como mecanismo de defensa y nos facilitan la supervivencia y adaptación ante una situación sobrecogedora. Por eso, dentro de ciertos niveles sentirlo también es saludable.
El problema es cuando la respuesta va más allá de lo que se considera normal y se convierte en un trastorno. Comprender qué es el estrés postraumático facilitará afrontarlo con más tranquilidad y echar mano de algunas herramientas para poder gestionarlo. También es útil darse cuenta de cuándo el estrés postraumático se empieza a convertir en un problema de salud mental.
¿Quieres saber más sobre el estrés?
Volver arribaSíntomas de estrés postraumático
En los primeros momentos sobreviene el shock o la conmoción ante lo ocurrido, o incluso la negación (esto no me está pasando). Aunque son normales, según pasan los días aparecen otras reacciones:
- Labilidad emocional. Las emociones están a flor de piel,se siente todo con más intensidad y con fluctuaciones potentes. Es frecuente sentir agobio, miedo intenso, ansiedad, irritabilidad, angustia, tensión, etc.
- Niebla mental. Surgen dificultades para procesar información o pensar con claridad, tomar decisiones, problemas de memoria, etc.
- Evocación repetida del evento traumático. Aparecen una mezcla de recuerdos, imágenes o sensaciones intrusivas con las que se revive el evento traumático una y otra vez. Estos son los conocidos flashbacks del estrés postraumático.
- Rumia, o sea, esa tendencia a pensar y reprensar continuamente sobre lo ocurrido. También es parte del proceso.
- Escape o evitación. Es natural adoptar comportamientos para evitar situaciones o circunstancias (olores, sonidos, personas) que puedan llevarnos a revivir lo ocurrido.
- Sobreactivación física. Dificultades para conciliar o mantener el sueño; sueños intrusivos, negativos o muy vívidos del evento; cambios en nuestro apetito (por exceso o por defecto); tensión muscular, dolor de cabeza, problemas gastrointestinales; incremento de la presión arterial, del ritmo de respiración o la sudoración, entre otros.
¿Cuándo el estrés postraumático puede convertirse en un problema?
¿Quieres saber si lo que estás sintiendo se encuentra dentro de unos niveles esperables o si hay algún riesgo de que llegue a ser algo preocupante? Compruébalo por ti mismo con un sencillo test.
Test: ¿será trastorno de estrés postraumático?
Quédate con esta idea: los niveles normales se sobrepasan cuando los síntomas de estrés postraumático se mantienen en el tiempo, se incrementa su intensidad, e interfieren en otros ámbitos de tu vida personal resultando incapacitantes.
Se habla ya de trastorno de estrés postraumático (TEPT) cuando las imágenes y recuerdos intrusivos del suceso persisten o se hacen cada vez más incontrolables; se mantienen comportamientos de escape y la hiperactivación fisiológica y la labilidad emocional no disminuyen. Si te encuentras en esa situación, la recomendación de OCU es que recurras a un profesional de la salud.
La mayoría de las personas no desarrollarán problemas de salud mental tras un evento traumático, pero hay factores que pueden hacernos más o menos proclives a desarrollar problemas depresivos, de ansiedad, de consumo de sustancias o de un trastorno por estrés postraumático.
| Factores de riesgo | Factores de protección |
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Afrontar el estrés postraumático en 5 consejos
Algunas recomendaciones para afrontar las reacciones normales (o esperables) de estrés postraumático:
- Comprender y comprenderse. Nuestras reacciones a un evento traumático son respuestas normales ante acontecimientos anormales. Comprenderlo es fundamental para poder empezar a afrontar lo ocurrido. Es comprensible querer evitar cualquier aspecto relacionado con el evento traumático, aunque no afrontarlo nunca no hará sino reforzar el malestar. Ten en cuenta que la mejora será progresiva, no inmediata.
- Dar un espacio a lo ocurrido. Es necesario permitirse sentir para empezar a elaborar el trauma. Es decir, en la medida de lo posible, no bloquear, etiquetar ni minimizar lo que se esté experimentando tras el evento traumático. Cuando se esté preparado, desahogarse, dejarlo fluir hablando sobre ello, escribiendo, dibujando, etc. Cualquier medio sería válido siempre que permita elaborar o dar un sentido a la experiencia.
- Ayudar y dejarse ayudar. Es tan importante dejarse ayudar como ofrecer apoyo en lo material, instrumental o emocional. Así, se genera una sensación de comunidad y fortaleza. Es necesario centrarse en aquello que sí se puede modificar o sobre lo que se tiene control de la forma más realista posible.
- Cuidarse y cuidar a otros. Es fundamental mantener un cuidado personal en la medida de lo posible, tanto como facilitárselo a otras personas afectadas: higiene y aseo diario; sueño y descanso; relajación, mindfulness o desconexión; alimentación saludable y variada; escucha, acompañamiento y distracciones; etc. Evita el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
- Generar sensación de control a través de rutinas y actividades. En la medida de lo posible, tras un evento traumático resulta conveniente restablecer las rutinas habituales o bien crear otras nuevas. Con ello se fomenta mayor sensación de control y predictibilidad, precisamente dos aspectos que un evento traumático borra por lo impredecible y descontrolado del evento.
El estrés postraumático en los niños
Los niños y adolescentes también pueden experimentar estrés y de tipo postraumático, ante una experiencia de estas características, aunque lo externalizarán de una forma distinta a cómo lo harían los adultos. Es normal y común que tengan:
- problemas o malestares físicos como dolor de cabeza o de estómago;
- dificultades o problemas de sueño;
- dificultades para centrarse o concentrarse;
- pérdida de interés por actividades que previamente sí encontraban placenteras;
- sentimientos de culpa o deseos de venganza.
Otras reacciones que están más ligadas a la etapa del desarrollo en la que se encuentre el pequeño.
En niños menores de 6 años pueden aparecer:
- conductas regresivas (como volver a mojar la cama);
- mutismo;
- rabietas o el llamado acting out (comportamientos o expresiones de gran intensidad que manifiestan un malestar interno);
- requerir la presencia o contacto constante de un progenitor o figura de apego; etc.
En niños más mayores y adolescentes, aparte de reacciones parecidas a las de los adultos, aparecerán otras, propias de su etapa, como:
- los comportamientos disruptivos o retadores;
- problemas de conducta en el colegio o en el desarrollo académico;
- en el caso de adolescentes, comportamientos dañinos como consumo de sustancias;
- aislamiento social y familiar;
- emociones de resentimiento, ira o enfado; etc.
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En general, es recomendable transmitir una información clara a los niños de lo que ha ocurrido, adaptada a su edad, obviamente. Especialmente explicar las causas o a la naturaleza del evento. Recuerda que las reacciones emocionales de los adultos influyen también sobre su experiencia: no se trata de evitar mostrar cualquier emoción, sino de hacerlo de la forma más natural posible, eso ayuda a normalizar la experiencia, a aprender a gestionar emociones y proporciona sensación de control y acompañamiento.
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