Depresión: un problema creciente

Según indica el Ministerio de Sanidad en el último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud (2023), el 34% de la población española tiene algún problema de salud mental. Los de depresión están entre los más frecuentes: 47,8 casos de cada 1.000 registrados en Atención Primaria son por este motivo.
¿Qué es la depresión?
La depresión es una enfermedad mental que puede ocasionar mucho sufrimiento e incluso conducir a comportamientos suicidas. Engloba un conjunto de trastornos mentales que comparten un estado de ánimo bajo, falta de motivación y energía, y tendencia a aislarse de los demás.
Aunque el término se utilice coloquialmente, no siempre se corresponde con lo que clínicamente es una depresión. Y es que síntomas depresivos como la tristeza, desgana, decaimiento, etc., son normales en nuestro día a día, e incluso esperables (tras una separación, por ejemplo): la mera aparición de síntomas depresivos no lo convierte en un trastorno depresivo.
Causas de la depresión
Detrás del desarrollo de una enfermedad cualquiera se encuentran distintos factores biológicos, ambientales, familiares o sociales. En el caso de lso trastornos depresivos, la evidencia científica identifica los siguientes:
- Factores genéticos. Se ha demostrado que existe una relación entre la carga genética y el desarrollo de una depresión, aunque aún se desconoce cuáles son esos genes en concreto o de qué forma actuarían.
- Teorías neuroquímicas de la depresión. Con el avance en el estudio sobre el cerebro, sus estructuras y funcionamiento, se han identificado una serie de neurotransmisores (sustancias que se liberan en nuestro cerebro que activan o inhiben el funcionamiento neuronal) que afectan a su funcionamiento. Son la serotonina, noradrenalina y dopamina.
- Teorías neuroendocrinológicas. Hacen referencia a la segregación de hormonas endocrinas que se encuentran en estrecha relación y comunicación con nuestro sistema nervioso central.
- El estrés es otro factor relevante: un estrés sostenido puede tener un impacto importante sobre nuestro estado de ánimo y satisfacción vital, y de ahí, surgir otra sintomatología depresiva o un trastorno.
- Además, otros aspectos psicosociales también pueden influir en el desarrollo de estas enfermedades mentales. Así, hablamos de “personas depresivas”, que sin estar enfermas son personas tendentes a la melancolía, pesimismo, tristeza, etc. Igualmente, nuestro entorno y apoyo social o familiar también influyen.
No hay que olvidar, sin embargo, que estos aspectos psicosociales están sujetos a la percepción individual y subjetiva de cada persona, y, por lo tanto, no influirán del mismo modo en cada uno.
Depresión y ansiedad
Los problemas de ansiedad son, junto a la depresión, el estrés y el insomnio, de los más frecuentes entre la población. De hecho, suelen aparecer juntos en una sintomatología mixta.
La ansiedad es una reacción psicoemocional y fisiológica ante la percepción de amenaza de un objeto o situación, ya sea real o irreal, presente o anticipada. Por eso, los trastornos de ansiedad se caracterizan por un estado de sobreactivación, nerviosismo o inquietud y temor frecuente, intenso y desproporcionado.
Al igual que la depresión, la ansiedad puede surgir también como un síntoma, una reacción más o menos esperable y natural ante determinadas circunstancias, o bien constituir un trastorno, como las fobias, el trastorno de pánico o agorafobia.
Síntomas y signos de la depresión
Un síntoma es aquello que uno percibe y experimenta, pero que no resulta visible desde fuera (sentir tristeza o miedo), mientras que un signo es una reacción que se experimenta y sí se percibe desde fuera (el aislamiento social, la mirada perdida, o caminar cansino…).
Hay un conjunto de reacciones y estados que pueden indicar la presencia de un trastorno depresivo, o bien una etapa emocionalmente más baja.
Síntomas y signos emocionales
Estado de ánimo bajo y falta de interés. Entre ellos:
- Tristeza, pena y angustia.
- Desánimo.
- Desilusión o desesperanza.
- Aburrimiento y apatía.
- Miedo, inseguridad o temor.
Síntomas y signos cognitivos
Ralentización y pensamientos negativos, como:
- Dificultad de atención, concentración y decisión.
- Ralentización del pensamiento y el habla.
- Pensamientos e ideas intrusivas negativas, amenazantes o catastróficas.
- Dificultad para percibir aspectos positivos o éxitos alrededor.
- Visión negativa del mundo y de sí mismos.
Síntomas y signos conductuales
Se percibe inactividad y desgana:
- Llanto frecuente.
- Expresión facial triste y mirada vacía o perdida.
- Cansancio y falta de energía.
- Aislamiento social.
- Clinofilia (sueño excesivo).
- Falta de higiene y aseo personal.
- Falta de apetito.
Trastornos de depresión
Todos estos síntomas y signos pueden aparecer de forma aislada, como reacción a un acontecimiento doloroso o difícil para la persona, o en conjunto pueden conformar distintos tipos de trastornos depresivos.
En la práctica clínica, el diagnóstico de las enfermedades mentales se realiza siguiendo la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), o bien el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Este último cataloga los trastornos en tres grupos:
- los trastornos depresivos,
- los relacionados con traumas o estresores,
- los relacionados con el trastorno bipolar, que cursa con episodios depresivos.
Entre los trastornos depresivos clásicos están :
- Trastorno de depresión mayor. Es el más grave e intenso de todos. Se caracteriza por un estado de ánimo bajo, anhedonia (falta de interés o placer), ralentización del funcionamiento mental y físico, etc. puede cursar con ansiedad y en forma de episodios recurrentes. En casos graves, puede desembocar en suicidio.
- Distimia o trastorno depresivo persistente. Aunque se trata de un cuadro en principio más leve, puede ser altamente incapacitante también, se caracteriza por tener un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día y durante períodos de tiempo prolongados. Puede cursar junto con el trastorno depresivo mayor, en lo que se llamaría una depresión dual.
- Trastorno depresivo inducido por sustancias o un medicamento. Estado de ánimo bajo tras la exposición o abstinencia de una sustancia o medicamento.
- Trastorno depresivo debido a otra afección médica. Estado de ánimo bajo, anhedonia o ralentización del funcionamiento como consecuencia de otra enfermedad médica.
- Trastorno disfórico premenstrual. Recoge las alteraciones emocionales, cognitivas o físicas antes de la menstruación y que desaparecerían tras ella. Junto con la llamada depresión postparto, son problemas que afectan a las mujeres.
Entre los relacionados con traumas o estresores encontramos el trastorno de adaptación. Puede desarrollase como consecuencia de haber vivido un evento traumático. Puede cursar con cuadros de ansiedad.
El trastorno bipolar cursa con fases depresivas, distimia o depresión mayor.
Ante cualquier sospecha, es recomendable acudir siempre a un profesional de la salud.
¿Cómo tratar una depresión?
Las herramientas fundamentales para afrontar cualquier problema de salud mental son la psicoterapia y psicofarmacología. Ambas han demostrado ser eficaces, si bien las guías de práctica clínica recomiendan recurrir a una u otra, o realizar un tratamiento combinado, según la gravedad del trastorno.
- En los casos más graves o persistentes, la opción de la farmacología es la recomendada, combinada con apoyo psicoterapéutico, cuando la persona se haya recuperado algo.
- En cuadros más leves o moderados, por el contrario, se recomienda de entrada una aproximación psicoterapéutica.
El tratamiento farmacológico suele consistir en antidepresivos como el escitalopram o paroxetina. También se pueden pautar ansiolíticos como el lorazepam (el conocido Orfidal), o el alprazolam (Trankimazin), o hipnóticos como el lormetazepam (Noctamid).
Por su parte, la terapia cognitivo-conductual es la que ha demostrado mayor eficacia a la hora de intervenir sobre una depresión, especialmente en cuadros más leves.
¿Cuándo pedir ayuda?
En líneas generales, siempre que uno se encuentre sobrecogido por la situación que le genera malestar, este aumente con el tiempo o interfiera en su vida cotidiana, es un buen momento para buscar apoyo profesional. No obstante, recomendamos recurrir a un profesional de la salud mental lo antes posible en determinados casos:
- Si tienes ideas o comportamientos suicidas, o las identificas en otra persona, debe buscar apoyo de inmediato.
- Si tienes o has tenido algún otro problema de salud mental.
- Si hay una historia familiar de problemas de salud mental.
- Si el malestar persiste o se incrementa.
- Si has perdido un familiar recientemente, te han diagnosticado una enfermedad grave o has vivido situaciones traumáticas o estresantes (paro, un divorcio...).
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