La tiroides y tu salud: lo que debes saber
Las hormonas tiroideas influyen en funciones esenciales del organismo: regulan el metabolismo, el ritmo cardíaco, el desarrollo neurológico, la fertilidad e incluso el estado de ánimo. Sin embargo, muchas personas conviven con síntomas persistentes sin saber que su origen está en la tiroides.
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Tiroides y hormonas tiroideas
La tiroides es una pequeña glándula con forma de mariposa situada en la parte anterior del cuello. Aunque apenas mide unos centímetros y pesa alrededor de 20 gramos, su papel es clave: produce las hormonas tiroideas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3).
Estas hormonas actúan sobre prácticamente todos los órganos y sistemas del cuerpo. Son en especial importantes para:
- El desarrollo neurológico y el crecimiento del feto.
- El crecimiento óseo durante la infancia.
- El correcto funcionamiento del corazón.
- La regulación del metabolismo, la temperatura corporal y el gasto energético.
Su producción está controlada por un sistema muy preciso en el que intervienen el hipotálamo y la hipófisis. Cuando este equilibrio se altera, aparecen los trastornos tiroideos.
Volver arribaLos trastornos de tiroides más frecuentes
Un desajuste en la producción de las hormonas puede ocasionar un hipertiroidismo o, por el contrario, un hipotiroidismo. Por otra parte, la propia glándula puede desarrollar enfermedades como el bocio o contener nódulos.
Hipertiroidismo: exceso de hormonas tiroideas
El hipertiroidismo se produce cuando la glándula fabrica más T3 y T4 de lo necesario. La causa más frecuente es la enfermedad de Graves, de origen autoinmune.
Los síntomas suelen ser variados y poco específicos: nerviosismo, temblores, palpitaciones, sudoración excesiva, intolerancia al calor, pérdida de peso pese a mantener el apetito, alteraciones menstruales o problemas oculares.
El diagnóstico se confirma mediante un análisis de sangre con niveles bajos de TSH y elevados de T3 y T4. El tratamiento inicial suele ser farmacológico, pero en caso de recaídas pueden ser necesarias opciones definitivas como el yodo radiactivo o la cirugía, donde se destruye o se extirpa la glándula, lo que obligará a tomar hormona tiroidea (levotiroxina) de por vida.
Hipotiroidismo: déficit de hormonas tiroideas
En el hipotiroidismo, la tiroides no produce suficiente cantidad de hormonas. En países como España, la causa más habitual es la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune mucho más frecuente en mujeres.
Los síntomas más comunes son cansancio persistente, sensación de frío, aumento de peso por retención de líquidos, piel seca, caída del cabello, lentitud mental, alteraciones del colesterol y del ritmo cardíaco.
El tratamiento consiste en la toma diaria de levotiroxina, una hormona sintética que sustituye la función de la tiroides. Es eficaz, pero requiere controles periódicos.
Bocio: aumento del tamaño de la glándula
El bocio es el crecimiento anormal de la tiroides. Puede aparecer con función tiroidea normal o alterada y, en muchos casos, pasa desapercibido.
El problema surge cuando el aumento de tamaño comprime estructuras del cuello y provoca dificultad para respirar, tragar o hablar. En estos casos puede ser necesaria la cirugía, seguida de tratamiento hormonal tiroideo sustitutivo.
Nódulos tiroideos: vigilar y controlar
Los nódulos tiroideos son muy frecuentes: se estima que hasta la mitad de la población tiene al menos uno. La mayoría son benignos, pero requieren seguimiento porque un pequeño porcentaje puede ser maligno.
La ecografía es la prueba inicial para su valoración y, si es necesario, se realiza una punción para analizar el nódulo. En los casos en que se confirma malignidad, el tratamiento suele incluir cirugía y, en ocasiones, yodo radiactivo, con tratamiento con hormona tiroidea posterior de por vida.
Volver arribaPrevención y diagnóstico
Un análisis de sangre que mida los niveles de TSH, T3 y T4 es la prueba básica para evaluar la salud de la tiroides.
¿Cuándo conviene hacerse un análisis de sangre?

Un análisis de hormonas tiroideas está especialmente indicado si aparecen síntomas persistentes compatibles con un trastorno tiroideo, si hay antecedentes familiares o durante el embarazo. Detectar a tiempo una alteración permite iniciar el tratamiento adecuado y evitar complicaciones a largo plazo.
Atención a los complementos multivitamínicos: algunos complementos alimenticios pueden interferir en los resultados de los análisis. En particular, la biotina o vitamina B8, presente en muchos multivitamínicos, puede falsear las pruebas de función tiroidea y dar valores erróneos, tanto altos como bajos.
Si necesitas hacerte un control de hormonas tiroideas, conviene interrumpir la toma de biotina al menos 48 horas antes del análisis, para evitar resultados incorrectos.
El yodo es imprescindible: toma sal yodada
El yodo es un mineral esencial para fabricar las hormonas tiroideas: sin yodo, no hay hormonas tiroideas.
El organismo obtiene el yodo exclusivamente a través de la dieta, principalmente del pescado, el marisco y la sal yodada.
Las necesidades de yodo varían a lo largo de la vida y aumentan durante el embarazo y la lactancia.
- Una ingesta insuficiente puede provocar síntomas como fatiga, apatía o depresión y, si se mantiene en el tiempo, favorecer el hipotiroidismo.
- Pero el exceso tampoco es bueno: en personas con hipertiroidismo puede agravar síntomas como la irritabilidad, el insomnio o la sudoración.

La recomendación es sencilla y clara: utilizar sal yodada en lugar de sal común, pero sin sobrepasar el consumo total de sal aconsejado. La Organización Mundial de la Salud fija el límite en 5 gramos de sal al día. Para hacernos una idea, esa cantidad de sal yodada aporta alrededor del 20% de las necesidades diarias de yodo.
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