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Informe
Cigarrillos electrónicos
20 septiembre 2019

El número de fumadores en España ha bajado en los últimos años. Pero al tiempo que muchos iban diciendo adiós al tabaco comenzaba un nuevo fenómeno, el cigarrillo electrónico: ha aumentado el consumo de los cigarrillos electrónicos o e-cigarrillos, muchos ex fumadores se pasan al vapeo, pero ojo: el vapeo no es inocuo. De hecho, las últimas noticias alertan sobre los riesgos de esta práctica.
El cigarro electrónico no es inocuo
Los españoles fumamos menos tabaco, ya que cada vez somos más conscientes de los riesgos que supone para nuestra salud. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que se ha reducido considerablemente el porcentaje de fumadores: en 1993 era un 32%, y en 2017 ha pasado al 22%.
No obstante, en paralelo ha aumentado mucho la comercialización y el consumo de cigarrillos electrónicos o e-cigarrillos. Los cigarrillos electrónicos no se fuman, se "vapean". Las cifras de ventas y el aumento progresivo de establecimientos en España indican que se trata de un producto de moda. Según el Observatorio Español de Drogas y Adicciones, en 2017 el 9% de la población entre los 15 y 64 años los había probado alguna vez. Un problema serio es que estos dispositivos ganan adeptos entre los más jóvenes, y lo hace rápidamente: en 2014 el 17% de los estudiantes entre 14 y 18 años había vapeado al menos una vez, y en 2017 el porcentaje había subido al 20%.
¿Qué es un cigarrillo electrónico?
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que tratan de imitar a los cigarros convencionales. La diferencia es que en su interior no hay tabaco sino un líquido compuesto de propilenglicol, glicerina y aromatizantes de todo tipo, que puede contener o no nicotina.
El cigarrillo tiene una batería, un atomizador y un cartucho con la mezcla de líquido. Al aspirar, al "vapear", el usuario activa el atomizador que calienta y hace que se evapore una solución acuosa (el líquido que contiene la recarga), una sustancia que puede contener nicotina o sólo esencias como menta, vainilla, manzana. En ese proceso se emite una especie de vapor, muy similar en apariencia al humo del cigarro (en vez fumar lo llaman vapear). En realidad no es vapor, sino un aerosol muy fino.
La sensación al vapear un cigarrillo electrónico se asemeja más a fumar una pipa de agua o cachimba que a un cigarro convencional.
Distintos tipos de cigarrillos eléctrónicos
Los cigarrillos electrónicos pueden ser recargables o desechables.
Respecto a su contenido, hay que diferenciar distintos tipos de cigarrillos electrónicos:
- Con nicotina. En España la máxima concentración permitida es de 20 mg/ml.
- Sin nicotina. El líquido que se vapea solo contiene sustancias aromatizantes, aprobadas para uso alimentario, y cuyos efectos cuando son inhalados son poco conocidos.
Por otro lado, la mezcla que se vapea está disponible en muchos sabores: vainilla, menta, fresa, chocolate...
¿Qué tienen los cigarrillos electrónicos?
Los promotores de los cigarrillos electrónicos intentan transmitir la idea de que el usuario inhala solo vapor, pero eso no es así. El líquido de carga de los cigarrillos electrónicos contiene una compleja composición:
- En algunos casos, nicotina.
- Disolventes como la glicerina vegetal o el propilenglicol.
- Aromatizantes autorizados para uso alimentario.
Hay miles de aromatizantes, lo que hace complicado poder estudiar sus efectos para obtener conclusiones.
Estos líquidos se calientan a temperaturas inferiores a las de combustión, lo que evita la formación de alquitrán, pero no de otras sustancias. De hecho, el vapor sí puede contener formaldehído, acetaldehído, acetona, acroleína, benceno, tolueno, nitrosaminas… y metales como níquel, cobre, zinc, estaño y plomo. También se detectan nanopartículas, que por su tamaño pueden atravesar tejidos y alcanzar ganglios y órganos.
¿Sirven para dejar de fumar?
La publicidad de los cigarrillos electrónicos juega a transmitir la idea de que son útiles para dejar de fumar, a pesar de no haber suficientes estudios científicos que avalen dichas afirmaciones.
En algunas páginas se anuncian como dispositivos recomendados por la OMS para dejar de fumar, pero la propia organización publicó tiempo atrás una nota desmintiéndolo.
Las terapias que han desmostrado ser eficaces y seguras en la deshabituación tabáquica son la intervención psicosocial, el tratamiento farmacológico con vareniclina o bupropión y la terapia de sustitución o reemplazo con nicotina, a base de parches de nicotina y chicles. Su eficacia es relativa, pero al ser medicamentos, sabemos que han sido evaluados tanto su calidad, su eficacia terapéutica y su seguridad, así como su balance riesgo/beneficio, y que han sido autorizados por las agencias regulatorias de medicamentos.
Pero los cigarrillos electrónicos son un caso diferente. No son, ni están autorizados como medicamentos: sus fabricantes no han solicitado esa autorización ni han demostrado ante las autoridades regulatorias que estos dispositivos sirvan para ayudar a dejar de fumar ni que sean seguros para ello.
Hay muchos estudios que intentan establecer la posible utilidad de estos dispositivos para dejar de fumar, pero de momento no han llegado a una conclusión clara sobre su eficacia ni su seguridad. Un ensayo publicado en New England Journal of Medicine en 2019, sobre una población de 886 adultos fumadores que querían dejar de fumar y que comparaba cigarrillos electrónicos frente a parches o chicles de nicotina, concluye que, al cabo de 12 meses, un 18% de los que usaron cigarrillos electrónicos consiguió dejar de fumar , mientras que con los parches o chicles era solo el 10%. Pero, al cabo de esos 12 meses, el 80% de los que habían usado cigarrillos electrónicos seguían utilizándolos. Como apuntan también otros estudios, aunque se deshabitúen del tabaco siguen enganchados al cigarrillo electrónico, que no es inocuo.
¿Es seguro vapear con cigarrillos electrónicos?
Al tiempo que sube el consumo de estos dispositivos, aumenta la preocupación de los profesionales de la salud.
A día de hoy no conocemos los efectos a largo plazo de inhalar el vapor de estos dispositivos, pues no ha pasado suficiente tiempo, aunque los vapeadores están menos expuestos a sustancias tóxicas que los fumadores de tabaco (no hay alquitrán, ni monóxido de carbono, por ejemplo), esto no implica que los cigarrillos sean inocuos. Es más, distintas pruebas ponen en entredicho la supuesta inocuidad de los cigarrillos electrónico:
- Pruebas de laboratorio con tejidos vivos muestran un 80% de muerte celular a las 24 horas de exposición al líquido de vapeo con nicotina.
- Otros estudios han detectado sustancias carcinógenas en la orina de usuarios de cigarrillos electrónicos, sustancias que no se encuentran entre los no usuarios de estos dispositivos…
No hay datos concluyentes, pero tampoco información que garantice su inocuidad, con lo que se impone un elemental principio de precaución.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que no se puede cuantificar cuánto más seguros son los cigarrillos electrónicos, y recuerda la necesidad de realizar ensayos clínicos y toxicológicos para determinar con mayor precisión cuál es el grado de seguridad y eficacia de estos productos.
En los últimos días, además, las autoridades estadounidenses han informado de la aparición de un brote nuevo de enfermedad pulmonar asociado al uso de los cigarrillos electrónicos. A 17 de septiembre 2019 las autoridades sanitarias informan de 530 casos de lesión pulmonar asociado al uso de estos dispositivos y 7 muertes confirmadas. Aún se desconoce cuál es la causa exacta de esta nueva patología pulmonar, pero lo que sí se sabe es que todos los afectados eran vapeadores y que no parece que la causa sea de origen infeccioso. La investigación y detección de los casos continúan, pero mientras tanto las autoridades sanitarias recomiendan abstenerse de usar estos dispositivos
¿Es legal vapear?
¿Cualquiera puede hacerlo? ¿Quién, cómo y dónde puede vapear?
La actitud de las autoridades es diferente en los distintos estados. En algunos países no se autoriza su venta, mientras que en Reino Unido hasta los recomiendan para dejar de fumar.
En España están autorizada su comercialización desde 2005, pero se prohíbe la venta a menores de 18 años.
La publicidad de los cigarrillos electrónicos está limitada, pero no como la del tabaco.
En España, el uso de estos dispositivos solo está prohibido su uso en centros sanitarios, administrativos o docentes, en transportes públicos y en parques infantiles. No hay norma sobre su uso en lugares cerrados, con lo que en bares, restaurantes y otros locales de ocio se puede vapear siempre y cuando sus propietarios o responsables no manifiesten expresamente lo contrario.
¿Qué pide OCU?
Desde OCU insistimos en que falta evidencia científica sobre la seguridad de los cigarrillos electrónicos y su eficacia para dejar de fumar. Si se demostraran eficacies y seguros para ello, deberían ser autorizados y regulados como cualquier otro medicamento. Además, pedimos que se amplíe la regulación de estos dispositivos y se equipare a la del tabaco tanto en cuanto a publicidad, como a los lugares en los que se prohíbe vapear.
Defiende tu salud
En OCU ponemos en marcha un movimiento ciudadanos con el que pretendemos promover cambios en materia sanitaria que nos beneficien a todos, que te ayuden a defender tu salud y la de los tuyos. Ya sabemos cuáles son tus inquietudes, que se han convertido en nuestros 9 retos:
Los españoles fumamos menos tabaco, ya que cada vez somos más conscientes de los riesgos que supone para nuestra salud. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que se ha reducido considerablemente el porcentaje de fumadores: en 1993 era un 32%, y en 2017 ha pasado al 22%.
No obstante, en paralelo ha aumentado mucho la comercialización y el consumo de cigarrillos electrónicos o e-cigarrillos. Los cigarrillos electrónicos no se fuman, se "vapean". Las cifras de ventas y el aumento progresivo de establecimientos en España indican que se trata de un producto de moda. Según el Observatorio Español de Drogas y Adicciones, en 2017 el 9% de la población entre los 15 y 64 años los había probado alguna vez. Un problema serio es que estos dispositivos ganan adeptos entre los más jóvenes, y lo hace rápidamente: en 2014 el 17% de los estudiantes entre 14 y 18 años había vapeado al menos una vez, y en 2017 el porcentaje había subido al 20%.
¿Qué es un cigarrillo electrónico?
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que tratan de imitar a los cigarros convencionales. La diferencia es que en su interior no hay tabaco sino un líquido compuesto de propilenglicol, glicerina y aromatizantes de todo tipo, que puede contener o no nicotina.
El cigarrillo tiene una batería, un atomizador y un cartucho con la mezcla de líquido. Al aspirar, al "vapear", el usuario activa el atomizador que calienta y hace que se evapore una solución acuosa (el líquido que contiene la recarga), una sustancia que puede contener nicotina o sólo esencias como menta, vainilla, manzana. En ese proceso se emite una especie de vapor, muy similar en apariencia al humo del cigarro (en vez fumar lo llaman vapear). En realidad no es vapor, sino un aerosol muy fino.
La sensación al vapear un cigarrillo electrónico se asemeja más a fumar una pipa de agua o cachimba que a un cigarro convencional.
Distintos tipos de cigarrillos eléctrónicos
Los cigarrillos electrónicos pueden ser recargables o desechables.
Respecto a su contenido, hay que diferenciar distintos tipos de cigarrillos electrónicos:
- Con nicotina. En España la máxima concentración permitida es de 20 mg/ml.
- Sin nicotina. El líquido que se vapea solo contiene sustancias aromatizantes, aprobadas para uso alimentario, y cuyos efectos cuando son inhalados son poco conocidos.
Por otro lado, la mezcla que se vapea está disponible en muchos sabores: vainilla, menta, fresa, chocolate...
¿Qué tienen los cigarrillos electrónicos?
Los promotores de los cigarrillos electrónicos intentan transmitir la idea de que el usuario inhala solo vapor, pero eso no es así. El líquido de carga de los cigarrillos electrónicos contiene una compleja composición:
- En algunos casos, nicotina.
- Disolventes como la glicerina vegetal o el propilenglicol.
- Aromatizantes autorizados para uso alimentario.
Hay miles de aromatizantes, lo que hace complicado poder estudiar sus efectos para obtener conclusiones.
Estos líquidos se calientan a temperaturas inferiores a las de combustión, lo que evita la formación de alquitrán, pero no de otras sustancias. De hecho, el vapor sí puede contener formaldehído, acetaldehído, acetona, acroleína, benceno, tolueno, nitrosaminas… y metales como níquel, cobre, zinc, estaño y plomo. También se detectan nanopartículas, que por su tamaño pueden atravesar tejidos y alcanzar ganglios y órganos.
¿Sirven para dejar de fumar?
La publicidad de los cigarrillos electrónicos juega a transmitir la idea de que son útiles para dejar de fumar, a pesar de no haber suficientes estudios científicos que avalen dichas afirmaciones.
En algunas páginas se anuncian como dispositivos recomendados por la OMS para dejar de fumar, pero la propia organización publicó tiempo atrás una nota desmintiéndolo.
Las terapias que han desmostrado ser eficaces y seguras en la deshabituación tabáquica son la intervención psicosocial, el tratamiento farmacológico con vareniclina o bupropión y la terapia de sustitución o reemplazo con nicotina, a base de parches de nicotina y chicles. Su eficacia es relativa, pero al ser medicamentos, sabemos que han sido evaluados tanto su calidad, su eficacia terapéutica y su seguridad, así como su balance riesgo/beneficio, y que han sido autorizados por las agencias regulatorias de medicamentos.
Pero los cigarrillos electrónicos son un caso diferente. No son, ni están autorizados como medicamentos: sus fabricantes no han solicitado esa autorización ni han demostrado ante las autoridades regulatorias que estos dispositivos sirvan para ayudar a dejar de fumar ni que sean seguros para ello.
Hay muchos estudios que intentan establecer la posible utilidad de estos dispositivos para dejar de fumar, pero de momento no han llegado a una conclusión clara sobre su eficacia ni su seguridad. Un ensayo publicado en New England Journal of Medicine en 2019, sobre una población de 886 adultos fumadores que querían dejar de fumar y que comparaba cigarrillos electrónicos frente a parches o chicles de nicotina, concluye que, al cabo de 12 meses, un 18% de los que usaron cigarrillos electrónicos consiguió dejar de fumar , mientras que con los parches o chicles era solo el 10%. Pero, al cabo de esos 12 meses, el 80% de los que habían usado cigarrillos electrónicos seguían utilizándolos. Como apuntan también otros estudios, aunque se deshabitúen del tabaco siguen enganchados al cigarrillo electrónico, que no es inocuo.
¿Es seguro vapear con cigarrillos electrónicos?
Al tiempo que sube el consumo de estos dispositivos, aumenta la preocupación de los profesionales de la salud.
A día de hoy no conocemos los efectos a largo plazo de inhalar el vapor de estos dispositivos, pues no ha pasado suficiente tiempo, aunque los vapeadores están menos expuestos a sustancias tóxicas que los fumadores de tabaco (no hay alquitrán, ni monóxido de carbono, por ejemplo), esto no implica que los cigarrillos sean inocuos. Es más, distintas pruebas ponen en entredicho la supuesta inocuidad de los cigarrillos electrónico:
- Pruebas de laboratorio con tejidos vivos muestran un 80% de muerte celular a las 24 horas de exposición al líquido de vapeo con nicotina.
- Otros estudios han detectado sustancias carcinógenas en la orina de usuarios de cigarrillos electrónicos, sustancias que no se encuentran entre los no usuarios de estos dispositivos…
No hay datos concluyentes, pero tampoco información que garantice su inocuidad, con lo que se impone un elemental principio de precaución.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que no se puede cuantificar cuánto más seguros son los cigarrillos electrónicos, y recuerda la necesidad de realizar ensayos clínicos y toxicológicos para determinar con mayor precisión cuál es el grado de seguridad y eficacia de estos productos.
En los últimos días, además, las autoridades estadounidenses han informado de la aparición de un brote nuevo de enfermedad pulmonar asociado al uso de los cigarrillos electrónicos. A 17 de septiembre 2019 las autoridades sanitarias informan de 530 casos de lesión pulmonar asociado al uso de estos dispositivos y 7 muertes confirmadas. Aún se desconoce cuál es la causa exacta de esta nueva patología pulmonar, pero lo que sí se sabe es que todos los afectados eran vapeadores y que no parece que la causa sea de origen infeccioso. La investigación y detección de los casos continúan, pero mientras tanto las autoridades sanitarias recomiendan abstenerse de usar estos dispositivos
¿Es legal vapear?
¿Cualquiera puede hacerlo? ¿Quién, cómo y dónde puede vapear?
La actitud de las autoridades es diferente en los distintos estados. En algunos países no se autoriza su venta, mientras que en Reino Unido hasta los recomiendan para dejar de fumar.
En España están autorizada su comercialización desde 2005, pero se prohíbe la venta a menores de 18 años.
La publicidad de los cigarrillos electrónicos está limitada, pero no como la del tabaco.
En España, el uso de estos dispositivos solo está prohibido su uso en centros sanitarios, administrativos o docentes, en transportes públicos y en parques infantiles. No hay norma sobre su uso en lugares cerrados, con lo que en bares, restaurantes y otros locales de ocio se puede vapear siempre y cuando sus propietarios o responsables no manifiesten expresamente lo contrario.
¿Qué pide OCU?
Desde OCU insistimos en que falta evidencia científica sobre la seguridad de los cigarrillos electrónicos y su eficacia para dejar de fumar. Si se demostraran eficacies y seguros para ello, deberían ser autorizados y regulados como cualquier otro medicamento. Además, pedimos que se amplíe la regulación de estos dispositivos y se equipare a la del tabaco tanto en cuanto a publicidad, como a los lugares en los que se prohíbe vapear.
Defiende tu salud
En OCU ponemos en marcha un movimiento ciudadanos con el que pretendemos promover cambios en materia sanitaria que nos beneficien a todos, que te ayuden a defender tu salud y la de los tuyos. Ya sabemos cuáles son tus inquietudes, que se han convertido en nuestros 9 retos:
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