A la atención del responsable de atención al cliente de Primark:
Les escribo para manifestar mi más absoluta indignación, repulsa y denuncia por el trato vejatorio, humillante y desproporcionado recibido el día 15 de mayo en su tienda.
Tras realizar un cambio y efectuar nuevas compras, uno de los artículos adquiridos —por descuido— no fue introducido en la bolsa de compra, sino que quedó a la vista en el carrito de mi hijo pequeño. Al salir de la tienda, un vigilante se percató de ello y, tras solicitar el ticket, constatamos inmediatamente que, en efecto, ese artículo no había sido abonado. Acto seguido, sin ningún problema y desde la total buena fe, manifestamos nuestra disposición a entrar de nuevo a caja para abonar el importe correspondiente.
Hasta aquí, todo lógico. Lo que ocurrió después, en cambio, fue absolutamente desproporcionado, indignante y digno de denuncia pública y legal. Activaron un protocolo represivo y humillante, desplegando hasta cinco vigilantes de seguridad que me escoltaron como si fuera un criminal peligroso, separándome de mi mujer y de mis hijos pequeños, quienes quedaron fuera, desconcertados y atemorizados.
Me obligaron a recorrer toda la tienda, en medio de los clientes, con el carrito de mi bebé custodiado como si llevase un alijo de contrabando. Me condujeron a un cuarto oculto, lejos de la vista del público, donde varios empleados procedieron a interrogarme, registrar mis pertenencias y tratarme como si fuera un vulgar delincuente. Todo por un error humano, con un artículo cuyo valor era ridículo comparado con el resto de la compra ya abonada.
Después de retenerme en ese cuarto durante un tiempo totalmente injustificado y vejatorio, finalmente me obligaron a volver a caja bajo custodia, exponiéndome nuevamente a una escena de humillación pública innecesaria y absolutamente infame. Todo esto ante la mirada de mis hijos pequeños, generando una situación de estrés, ansiedad e impotencia que ustedes jamás podrán reparar.
Exijo una disculpa formal, por escrito, por el trato vejatorio, desproporcionado y humillante recibido, así como una explicación detallada de ese protocolo abusivo y propio de regímenes autoritarios, que ejecutaron contra una familia con niños por un mero despiste.
En caso de no recibir respuesta satisfactoria, me reservo el derecho de elevar esta reclamación a organismos de protección al consumidor, realizar la correspondiente denuncia ante la autoridad competente y difundir en todos los canales posibles la vergonzosa actuación sufrida en sus instalaciones.
Espero una respuesta inmediata.
Víctor Cuadrado Peñafiel