El 5 de octubre de 2015 adquirimos un horno Balay para nuestro nuevo hogar a través de la web www.redcom.com. Hemos utilizado el horno durante unos meses, sin ningún problema y con un funcionamiento normal. El día 21 de abril lo utilizamos para realizar la cena, estuvo en funcionamiento durante una hora aproximadamente a una temperatura de 200º, apagándolo a las 22.00h.A la mañana siguiente, entre las 8.00 y las 9.00h, todo estaba correctamente, al salir del domicilio. Al volver a casa a las 15.00h aproximadamente, sin haber habido nadie en el domicilio, durante este tiempo, encontramos que el cristal exterior de la puerta del horno había estallado. Nada más ver lo ocurrido nos pusimos en contacto con Balay por teléfono, los que nos informaron, de que el producto está en garantía pero la rotura de cristales de electrodomésticos no está incluida.Al insistir de la posibilidad de un defecto de fabricación, que entonces estaría incluido en la garantía, nos informaron de que un técnico se debería desplazar al domicilio para verificarlo, y si consideraba que no se trataba de un defecto de fabricación asumir el coste del desplazamiento (25€ aprox), el tiempo del técnico (25€ aprox cada media hora) y además el coste del repuesto. En este momento no accedimos, ya que según la conversación telefónica daban por hecho que no se trataría de defecto de fabricación, sin haberlo visto. También consultamos con el seguro de hogar que tenemos contratado con Cajamar Seguros con número de póliza 9H-190010436, pero especifica que los cristales de electrodomésticos no está cubierto. Al no estar de acuerdo con las soluciones planteadas decidimos hacer la consulta a través de Tuiter de Balay y compartir la imagen del incidente. Tras el intercambio de varios mensajes, se pusieron en contacto con nosotros vía telefónica, solicitándonos más información, pero finalmente llegaron a la conclusión de que no se trata de un defecto de fabricación. Nos ofrecieron hasta un 40% de descuento -a determinar- en el repuesto (cristal exterior del horno), el resto de coste (desplazamiento más técnico) eran los establecidos por Balay. Entendemos que la rotura espontánea de un cristal es un defecto de fabricación.