Cada vez que se utiliza el lavavajillas provoca un corte en el suministro eléctrico de la vivienda. Informada la aseguradora envía a un electricista al domicilio del cliente y tras alguna comprobación indica que en cualquier caso el problema es del lavavajillas. Días más tarde un técnico se lleva el lavavajillas, procede al cambio de una serie de piezas, lo trae de nuevo y lo instala. Cuando el usuario hace uso del lavavajillas se encuentra con el mismo problema. Está convencido de que no ha sido "culpa" suya: demasiados aparatos eléctricos funcionando al mismo tiempo. Pero por otra parte se supone que el electrodoméstico ha sido reparado y probado antes de ser entregado, por tal motivo hace un nuevo intento.
Sería hora de ponerse en contacto con la aseguradora, sin embargo, hay una pérdida de confianza... Está claro que el electricista o el técnico no ha hecho correctamente su trabajo; o puede que ninguno de los dos. Por otra parte esto supondría otra semana más, como mínimo, sin lavavajillas. Así pues antes de ponerse en contacto con la aseguradora decide hacer algo muy sencillo: conectar el lavavajillas a otro enchufe por medio de un alargador. Quizás tenga suerte, pueda resolver el problema y por fin hacer uso del lavavajillas con total normalidad. La prueba es un éxito. Pero aunque resultaría muy extraño teme que sea una simple coincidencia... Tras un nuevo intento el resultado es el mismo. Ya sólo queda sustituir el enchufe porque es evidente que ahí está el problema. Espera unos días, como siempre ha hecho, para hacer uso del lavavajillas por lo menos a media carga y, problema resuelto.
Es hora de ponerse en contacto telefónico con la aseguradora: lavavajillas que provoca un corte en el suministro eléctrico en la vivienda, se cambian una serie de piezas pero el problema persiste, el usuario conecta el lavavajillas a otro enchufe y el problema queda resuelto, poco más hay que decir... Se solicita la devolución del dinero (piezas) que el usuario ha tenido que abonar. La aseguradora responde que, si al conectar el lavavajillas a otro enchufe funciona perfectamente es que el problema ha quedado resuelto... Olvida que no fue la sustitución de piezas lo que resolvió el problema si no conectar el lavavajillas a otra toma de corriente, y que el problema no fue resuelto por un electricista ni por un técnico si no por el cliente.
Después de presentar una reclamación a la aseguradora, ésta envía un técnico al domicilio del cliente con el único propósito de confirmar que el electrodoméstico funcionaba correctamente. El técnico informa sobre el particular a la aseguradora tras lo cual ésta concluye que, si el lavavajillas funciona perfectamente implica que el diagnóstico del técnico fue correcto. Eso sí, deja la puerta abierta a que el cliente demuestre que el problema estaba en el enchufe.
Visto lo cual se presenta una nueva reclamación cuyo objetivo es ampliar la ya presentada para poner todos los puntos sobre la íes por si fuera necesario emprender otras acciones en defensa de los intereses del consumidor. No hay contestación.
El asegurado está abonando una cuota a cambio de que se le preste un servicio en el caso de que lo necesite, y dándose esta circunstancia, se encuentra con un servicio totalmente deficiente, teniendo que ser el cliente quien a la postre resuelva el problema. Es evidente que existió un error de diagnóstico cuya consecuencia más inmediata es que no se resolvió el problema y por si fuera poco supuso un coste innecesario para el consumidor, algo que vulnera sus derechos. Obviamente en ningún caso se debió proceder a la sustitución de piezas hasta que no quedara resuelto el verdadero problema (enchufe), y sólo tras comprobar fehacientemente que aún así seguía existiendo algún otro problema.
Por otra parte, al cliente no se le hace entrega de ninguna factura (piezas sustituidas), ni tan siquiera cuando posteriormente las solicita; tiene que presentar una reclamación a la aseguradora para que respeten sus derechos.
Cuando el consumidor solicita la devolución de su dinero (piezas sustituidas), la aseguradora se niega, exigiendo a éste que demuestre lo evidente, que el problema era el enchufe. Ya que sostiene que el diagnóstico del técnico fue correcto, esto es algo puede demostrar de una forma muy sencilla, dispone, en teoría, de todos los medios humanos y materiales para hacerlo. Pues bien, en vez de enviar a un técnico para que compruebe lo que el cliente afirmaba, que el lavavajillas funcionaba perfectamente (eso sí, después de conectarlo a otro enchufe), éste sólo tendría que pedir al cliente que le diera las piezas que había sustituido, instalarlas en el lavavajillas y comprobar si existía algún problema de funcionamiento. Aquí tendría la prueba que necesitaba. Sin embargo lo anterior no ha sido posible porque resulta que el técnico no hizo entrega al cliente de las piezas sustituidas, no se las ofreció ni tan siquiera las llevaba consigo; no hay piezas.
Es decir, se vulneran los derechos del consumidor y como consecuencia de ello se le exige que sea él quien demuestre lo evidente: que el problema era el enchufe. En otras palabras, que pagó por unas piezas que en principio nunca debieron de ser reemplazadas, que existió un error de diagnóstico y que el servicio fue totalmente deficiente.