El día 30 de junio, mi hijo de 13 años viajaba con la organización a Los Ángeles. Teníamos contratado un viaje de tres semanas para ampliar sus conocimientos de inglés en Santa Bárbara, con unas clases en su escuela y alojamiento con una familia de allí.
Nuestra sorpresa inicial fue ver que una semana antes del viaje nos adjudicaron una “familia” de la que no nos proporcionaban ninguna información de cómo era , solo la dirección, que se encontraba a las afueras de un pueblo, de las afueras de Santa Bárbara, es decir a 1h 30min en autobús (si lo perdía tardaba 40 min en pasar el siguiente) y a 4 horas si iba andando. Una de las premisas de la escuela que nos dijeron desde el principio y que repitieron en todas las reuniones, es que la familia no se encontraría a más de 1h de la escuela. Intentamos con múltiples llamadas que cambiaran la “familia” a otra más cercana, no nos hicieron caso; cada vez contestaba una persona las llamadas que no sabía nada del tema y decían que lo consultarían. Finalmente dos días antes del viaje la supuesta responsable del viaje nos aseguró que era una “familia” con la que habían trabajado varios años, que hacían muchos planes con los niños, los llevaban y recogían de la escuela en coche y que era un matrimonio encantador; además iba a tener un compañero suizo de su misma edad.
Aceptamos, porque a dos días del viaje, entendíamos que debíamos confiar en la escuela.
La organización de 85 niños en el aeropuerto (junto con todas sus familias) fue nefasta, había muchos monitories pero no conseguían organizar a los grupos, estuvimos 3h hasta que consiguieron facturar todas las maletas. (Añado que la compañía aérea se demoró en entregar las maletas de todos estos niños 4 días)
A las 7 de la mañana recibimos una llamada de nuestro hijo, asustado, diciendo que no sabía dónde estaba, pero que aquella no era la familia con la que debía estar. Era un hombre solo y al menos 15 estudiantes de diversas nacionalidades viviendo en una casa de un tamaño no muy grande, y con unas condiciones higiénicas lamentables (nos envió fotos del cuarto de baño y aquello era indescriptible). Cuando llegó la hora de irse a la escuela, el señor subió a 10 de los niños en un coche, iban tantos que no podían abrocharse los cinturones y les dijo que el resto de días irían en autobús.
Pedimos a nuestro hijo que cogiese su mochila con la intención de no volver a esa casa.
Tras innumerables llamadas y protestas, descubrimos que sí que era la familia asignada a nuestro hijo, pero además de lo lejano, no cumplía con nada de lo que nos habían contado que nuestro hijo iba a tener allí. Exigimos buscar otra familia, y hasta entonces que pudiese dormir en la residencia de estudiantes de EF para no tener que volver a esa casa. Nuestro hijo ya allí se sintió más tranquilo, pero fueron muchas horas de nervios y angustia. Decidimos que tras la experiencia y falta de seriedad y compromiso e incluso mentira de la organización lo mejor era no experimentar con otra familia y que se quedase en la residencia. (Según nuestro hijo solo una chica de las que coincidió en el viaje, estuvo contenta con la familia asignada, y unos cuantos terminaron alojándose también en la residencia de EF)
No era nuestra idea de viaje, pagar 5000€ por estar 3 semanas en una residencia de estudiantes donde había muchos españoles; queríamos que viviese esas semanas con una familia y que aprendiese con ello más inglés. Ha pasado estas tres semanas conviviendo con españoles.
Queremos que quede constancia de ello, y que se nos compense de alguna manera; en ningún momento la organización nos ha pedido disculpas ni ha admitido ningún error. No puedo entender que tengan un negocio en donde saben las condiciones donde mandan a los niños y no cancelen el contrato con esas familias, que evidentemente se benefician económicamente. Queremos una compensación de al menos 1000€, aunque deberíamos pedir la devolución absoluta de la cuantía del viaje.
De la perdida de las maletas no se hacen responsables, remiten la culpa a la compañía, pero tampoco facilitan una reclamación conjunta.