El pasado día 28 de octubre llamé telefonicamente a Orange para dar de baja mi línea fija e internet y hacer un cambio de titularidad en la línea móvil. El comercial me indicó que la baja era automática por lo que la efecúe mediante llamada el pasado día 30 de octubre, confirmándome otro comercial que la baja no es automática y que la podría haber efectuado antes. Asimismo, se me indicó que rellenase un formulario para el cambio de titularidad que presenté el pasado día 30 siguiendo rigurosamente las instrucciones. El día 31 recibo un correo negándome el cambio de titularidad sin apreciar ninguna explicación detallada del motivo, por lo que decidí ir a una tienda física a efectuar el trámite. En la tienda, la empleada Alicia de la tienda Orange Santa Clara negó los protocolos de la compañía, indicándome que el trámite sólo se puede hacer tienda (lo que contradice la política de la compañía que tiene habilitado un formulario online al efecto) y me solicitó la presencia del nuevo titular propinándome un trato cuanto menos poco cordial y chulesco. Me presenté en la tienda con el otro titular dentro del horario comercial (20:55) y la puerta estaba cerrada estando la empleada con dos personas amigos en la tienda. No me abrió y dijo que no me iba atender, pese a estar en horario comercial. Esperé hasta las 21.02 cuando abrió para que saliesen sus amigos y le dije que cuando llegué debería estar abierta y atender después de 20 años como cliente atender el cambio de titularidad. En ese momento le pedí que se identificara con nombre y apellidos y se negó, me echó de la tienda, me insultó y amenazó con llamar a la policía. Su amigo se puso agresivo. El otro titular que me acompañaba es una persona de 69 años, a la cual vejaron e insultaron como a mí con improperios del tipo: anormales, daros de baja, hay otras compañías, y diciendo que a ella su empresa y sus clientes le daban absolutamente igual. Lo peor es que ella me amenazó fisicamente, por lo que cometió un delito de amenazas leves tipificado en el Código Penal y que al menos conlleva antecedentes penales. Mi respuesta a todo esto fue si bien algo nerviosa, decirle que no olvidase que ella era comercial y yo cliente. Asimismo, le indiqué mi disgusto con la compañía. No he podido ponerlo en conocimiento de Orange y así lo haré en cuanto me sea posible, porque no es de recibo aceptar un trato así por parte de un empleado y siento temor puesto que resido en un municipio pequeño de posibles represalias y agresiones físicas. Me daré por supuesto de baja en la compañía y solicitaré su despido disciplinario. Pero el susto lo tenemos en el cuerpo. No estamos acostumbrados a tratar con empleados de este calibre donde por supuesto su profesionalidad ha quedado en entredicho tanto por incumplimiento de horario laboral, vulneración de protocolos comerciales de la compañía y amenazas verbales en el trato al cliente.