El pasado 29 de marzo, compré el modelo "zapato náutico piel serraje" de hombre por un importe de 59,99 €. Tras varias semanas de uso, comprobé que provocaban heridas en la zona del talón, más allá de simples roces o incomodidades habituales que a veces suceden en los primeros usos. Llegaron incluso a romper tiritas.
Ante esta situación, decidí llevar el calzado a un zapatero que me explicó que el problema radicaba en una mala concepción de diseño en la parte trasera del zapato, que está excesivamente inclinada hacia el interior, funcionando como una cuchilla. La única solución posible pasaba por un tratamiento específico con una horma especial, lo cual me supuso un coste adicional de 12,50 €.
Considero que este defecto no es en absoluto admisible, menos aún tratándose de un calzado de precio medio-alto. Por ello, solicito una compensación adecuada por las molestias sufridas y los costes adicionales que he tenido que asumir para poder utilizar el producto.