Estimados/as señores/as:
Me pongo en contacto con ustedes porque la experiencia de la Comic Con fue desastrosa. No se informó de los contenidos o invitados con antelación, forzando a las personas a comprar entradas a ciegas bajo la idea de que sería la San Diego Comic Con de Europa y de que todos los días tendrían un nivel similar (ambas premisas no se cumplieron).
La entrada principal estaba pobremente señalizada y las personas llegaban al otro lado del recinto, teniendo que caminar varios minutos hasta llegar. Esa primera entrada estaba situada a gran distancia de la siguiente. Y de las varias puertas del recinto, sólo se podía acceder a través de la más alejada de la entrada.
–Tanto mi acompañante como yo tenemos problemas de movibilidad. Yo me desplazaba con bastón. Tuvimos que caminar, bajo el sol, durante varios minutos porque no era un evento que facilitara la accesibilidad.
–Las normas eran arbitrarias y cambiaban cada día. Y aunque ambos nos suscribimos a la newsletter, no recibimos ninguna información de nada. Tampoco los días anteriores.
El segundo día no nos dejaban pasar con un taburete tipo telescópico plegable (plegado tiene el volumen de una cantimplora) porque "podía usarse como arma". Porque eso es aparentemente lo que dicta su lógica, que una mujer de cuarenta años quiere pagar una entrada, hacer cola y pasar un taburete plegable con el claro propósito de atacar a la gente; no con mi bastón de empuñadura dura, que pasó sin ninguna pega, sino con nuestro taburete de plástico.
Expliqué que tenemos problemas de movilidad y, dado que no había asientos salvo en los eventos cerrados y la zona de comida, lo podíamos necesitar tras varias horas de estar de pie. Incluso señalé mi bastón.
La respuesta de la persona de seguridad fue "¿tiene un justificante médico?".
(El típico justificante médico que se precisa para circular con taburetes plegables)
Un trato capacitista y humillante. Forzándonos a salir de la cola para solucionar ese problema y tener que volver a hacer cola de nuevo.
(Añadir que el trato y atención del resto de trabajadores y voluntarios fue excelente)
–La zona de alimentos y bebidas, con precios exagerados, estaba concentrada en un único punto. Te forzaba a hacer cola durante cerca de una hora para comprar algo que beber, pues prohibían el acceso con bebidas o comida (algo que no es legal). Compramos varias botellas de agua y un par refrescos los dos días que fuimos. Nada de comida al ver que las opciones veganas eran anecdóticas y estaban mezcladas con las no veganas.
–Por las colas, era imposible ir a los eventos de la mañana. Y luego tenías que elegir entre los talleres y charlas que estaban colocados al otro lado del edificio en una planta distinta. Y al ser espacios de muy pocas plazas era probable que no pudieras entrar (incluso llegando mucho antes de la hora de inicio). Se vendieron más entradas de la cuenta, por lo que no era posible el acceso a eventos o zonas concretas por exceso de público.
La programación estaba hecha de manera que los eventos se pisaban por minutos, así que no podías ir a más de un par. Y la zona de tiendas y artistas cerraba a las 7, por lo que si ibas a un par de eventos no podías acudir al espacio principal para el que la cola recorría toda la plaza interior.
Había que hacer cola para todo. Y si estabas 20 min en cada cola, era tiempo que sacrificabas de cualquier otra actividad.
–El pack regalo sopresa de bienvenida era una bolsa con tres papeles promocionales; y no te lo daban al entrar, sino que tenías que darte cuenta e ir a otro lugar a solicitarlo. Hasta no conseguir un mapa, tenías que ir preguntando cada dos por tres. Tampoco avisaron de la hora de cierre de la zona de tiendas y artistas, así que descubrir que cerraban a las 7 cuando la Comic Con duraba hasta más o menos las 10 era absolutamente descepcionante.
–El contenido era exageradamente pobre para lo que se presupone una San Diego Comic Con. Prácticamente no había tiendas de cómics, casi ningún stand de venta de figuras. Nada de Mattel, Hasbro, Neca, HotToys, Mondo o las habituales marcas de coleccionismo mostrando sus novedades y vendiendo sus productos. Sólo cosas como Funko o Sylvanian Families.
Se notaba que muchas marcas y actividades estaban de puro relleno y no guardaban relación con la Comic Con.
Casi nada estaba anunciado con la suficiente antelación o claramente señalizado. Había dos zonas diferentes separadas y alejadas para artistas y autores y, a no ser que te acercaras a cada una, no había manera de saber quién estaba dónde.
–Los artistas invitados tenían el nivel esperado, pero de una ComicCon se espera por lo menos el triple de los que acudieron. Los días fueron desiguales, limitando al domingo (y sin avisarlo al momento de comprar las entradas) algunos de los artistas más importantes. La mayoría de ellos sólo acudían un día o dos, y no sabías cuándo. Lo mismo con los editores, que no tuvieron stands.
Una comic con sin stands para editotiales como DC o Marvel, sólo para puntuales productos y franquicias concretas.
Por no hablar de los abusivos precios de firmas y fotos.
No se promocionó a un artista internacional de la talla de Simon Bisley, que estaba en una esquina sin nadie y al que vi de casualidad, al tiempo que metros más allá se formaban largas colas para autores más desconocidos y locales, quienes contaban con mejor emplazamiento.
Era extremadamente difícil ver a ninguno porque estaban dispuestos de tal manera que el pasillo lo llenaban las colas.
–El cómo se distribuía todo en el inmenso espacio de la Comic Con era absurdo. Mucho espacio de separación entre recintos y eventos, que obligaba a caminar por minutos para llegar a ellos. Pero luego, el espacio de cada artista y evento era tremendamente reducido, por lo que se formaban colas inmensas en un espacio agobiante, con pasillos estrechos y una localización caprichosa y caótica de todo.
La experiencia fue terriblemente frustrante y decepcionante, además de nada barata.
SOLICITO la devolución total o parcial de las cuatro entradas (dos mías y dos de mi acompañante) y una compensación justa por las bebidas, por el trato capacitista y humillante que sufrimos, y por la sensación de haber sido estafados con la que nos fuimos.
Sin otro particular, atentamente.