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coche en garantía defectuoso con continuas averías y fallos en los protocolos de reparación

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L. C.

A: Opel

22/04/2019

En 2017 adquirí un Opel Astra en el concesionario de Agrogil en Alcalá de Henares. El coche todavía sigue en garantía, pero desde febrero de 2019 se han sucedido las entradas y salidas del taller, y también los despropósitos por parte de Opel y Agrogil.En primer lugar, le tuvieron que cambiar todo el sistema de frenos. Porque ahora a los coches, en lugar que fallarles al salir de fábrica elementos tan nimios como los elevalunas, vienen con los frenos defectuosos. La reparación que llevaron a cabo en el taller del concesionario no debió ser muy buena, porque los frenos hacen un ruido horroroso que no hacían antes. Por más que me he quejado de esta situación, a Agrogil no parece importarle lo más mínimo. Esta reparación supuso que mi coche estuviese 5 días en el taller. Durante todo ese tiempo no dispuse de un coche de sustitución, a pesar de haberlo solicitado. Da la impresión de que yo era la responsable de que unos y otros, Opel y Agrogil, me hubiesen vendido un producto defectuoso. En esa misma entrada al taller le revisaron una avería por la que mi coche de repente y sin aviso previo baja la velocidad perdiendo fuerza en medio de la autovía. En este caso el ordenador al que fue conectado mi coche y el protocolo que siguen la marca y los concesionarios para la reparación de averías no fueron capaces de dar con el fallo y me entregaron mi vehículo supuestamente en perfecto estado. ¡Cómo se puede ser tan negligente! Ellos sabían que mi coche tenía el mismo problema que el resto de Astras que estaban fallando, el problema que buscaron sin que yo les dijese nada, pero no tuvieron ningún escrúpulo en entregarme un coche que no habían llegado a arreglar e hicieron pasar por un vehículo en perfectas condiciones. Esto es especialmente grave si tenemos en cuenta que se trata de un coche y no de un tostador. Lo peor que puede pasar con un tostador no reparado adecuadamente es que las tostadas me salgan mal, pero las consecuencias de circular con un coche que da este tipo de fallos pueden ser muchísimo más graves. De ello, debemos deducir que a Opel y Agrogil les importa muy poco la seguridad de sus clientes.Antes de pasar un mes el coche volvió a repetir el fallo que, según el taller, no existía: empezaba a vibrar al subir una cuesta, se quedaba sin fuerza y pasaba de 120 km/hora a 60 de golpe. En esta ocasión, a diferencia de la primera, sí que se encendió el piloto de fallo en el motor. Las negligencias de Opel y Agrogil estuvieron a punto de costarme, y a mi hijo de nueve años, una vez más un accidente en la A-2. El servicio de asistencia de Opel España se llevó de nuevo mi coche, el que no tenía ningún problema, al taller de Agrogil para, en teoría, volver repararlo. En esta segunda entrada al taller me ofrecen durante 4 días un coche de sustitución, pero como hasta dentro de una semana “no van a ponerse con mi coche” esos cuatro días me sirven de poco. Tengo que poner el grito en el cielo para hacerles ver que no se trata de un entrada ordinaria en taller sino que todo lo que le pasa a mi coche es culpa de ellos, que me vendieron un coche defectuoso que no han sabido reparar. Entonces se obra el milagro y mi Astra está “reparado” a los dos días. Resulta que era un problema del software y del sensor del cigüeñal. Cuando les pido que me garanticen que el coche está en perfecto estado, me dicen que no pueden darme garantía alguna y que dependerá de la suerte. ¡Resulta que Agrogil y Opel no se dedican a los coches sino a las tómbolas! Agrogil no puede garantizar que los coches reparados en su taller no se van a estampar por ahí por un fallo no resuelto por sus “mecánicos”, y, en todo caso, recomiendan que cada uno se encomiende a la suerte. Sería cómico si no estuviesen jugando con la vida de personas.Además, ni de esta entrada a taller ni de la anterior me facilitaron las correspondientes hojas de registro en las que se indicase qué le pasaba exactamente a mi vehículo y qué habían hecho para solucionarlo. Y ahí estoy yo, con mi coche en garantía que es capaz de aparcar solo, pero que depende de la suerte para llevarme con un mínimo de seguridad de un lugar a otro, circulando diez días después por la misma autovía y padeciendo la misma avería. Esta vez el coche, por decisión de Opel España, no es enviado a Agrogil sino a Acai Motor, en Guadalajara. Cuando me dispongo a recoger el coche de alquiler y a pasar por el mismo calvario, me dicen que mi coche está arreglado, que el problema era el sensor del cigüeñal y que pase a recogerlo. ¡La misma avería no reparada! En el taller les explico que es lo mismo que “repararon” hace 10 días y que me sorprende que no se hayan puesto en contacto los dos talleres y dicha información esté centralizada en el sistema de Opel España. La realidad es que no tienen ni idea de cómo arreglar mi coche y que se escudan en los protocolos de la casa para seguir dando palos de ciego, esperar que se pase la garantía y proteger los intereses económicos de la marca y los concesionarios a costa de la seguridad de los clientes. Me informo, y me confirman que no me equivoco, y descubro que mi coche tiene una avería que se repite sistemáticamente en los Opel Astra, una avería que requiere de una intervención que pasa por desmontar el motor. No obstante, los ingenieros aconsejan pasar al siguiente paso en el protocolo, que es una “reparación” como la anterior y, si vuelve a dar fallo, entonces mirarán el motor. ¡Es una vergüenza! Opel pone parches para no hacer frente a su responsabilidad como fabricante de un producto defectuoso. Le sale mucho más económico devolver un coche no reparado para que vuelva a dar fallo y jugar con mi vida y la de mi familia que asumir sus obligaciones y dar una respuesta decente a todo este despropósito. Tras tres fallos graves de motor en la autovía con mi hijo pequeño a bordo me niego a volver a poner en riesgo nuestras vidas volviendo a conducir ese coche que, una y otra vez me han dicho que estaba bien.Ante esto Agrogil, que me ha vendido un coche defectuoso, se ríe de mí y ni me da una respuesta ni me ofrece una solución. Opel, a través de su servicio de atención al cliente, también se lava las manos y pasa la pelota al concesionario. Ambos se han lucrado con mi dinero, pero ahora ninguno de los dos quiere saber nada ni responsabilizarse por la venta de un producto claramente defectuoso.En cuanto a Acai Motor, el taller donde están arreglando mi Astra, he encontrado una muy buena disposición por su parte. Me han facilitando en todo momento un coche de sustitución y me dicen que siguen probando mi coche. Sin embargo, esto no es suficiente para un vehículo que ha fallado de este modo ya en tres ocasiones. Sigo sin confiar en él, y por eso me ofrecen 10.000€ a cambio de él. Lo que pasa es que me costó más de 17.000€. Lo cual significa que quien va a pagar los platos rotos por la venta de un vehículo defectuoso y por una serie vergonzosa de “reparaciones” en falso voy a ser yo. En el mejor de los casos, mi coche se ha depreciado, según la tasación de Acai, casi un 50% en solo dos años y en el peor, me quedo con mi Astra y, como me aconsejan desde Agrogil, si no confío en el coche lo dejo aparcado y no lo cojo.


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