Alternativas a la carne para una dieta más sostenible
Carne cultivada, “harinas” elaboradas con insectos, alimentos basados en algas o vegetales… proliferan las opciones para seguir manteniendo una dieta rica en proteínas y a la vez, reducir la ingesta de carne, por cuestiones económicas, de salud y sostenibilidad. ¿Hay sitio para estos nuevos alimentos en nuestra dieta? Una encuesta nos da interesantes pistas, pero los consumidores lo tienen claro: quieren más información y garantías.
Sostenibilidad también en la dieta
Seguramente has oído que se ha autorizado el uso de insectos para alimentación en Europa… pero ¿has oído hablar del uso de la fermentación para generar nuevas proteínas o de la carne de laboratorio? Son nuevas propuestas que se están planteando como alternativas para quien quiere o debe consumir menos carne. Obviamente, no son las únicas, y vienen a sumarse a alimentos recomendados y alternativos a la carne, como las legumbres, los frutos secos o los productos lácteos.
El consumo de carne es excesivo
A día de hoy, en Europa tomamos demasiadas proteínas. De media, nuestro consumo dobla las recomendaciones nutricionales. La carne, de cualquier tipo, y sus derivados son la principal fuente de proteínas de origen animal, Y el alimento proteico de referencia es la carne.
- La producción alimentaria es responsable de hasta el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
- Esa producción de alimentos “consume” el 70% de agua dulce.
Las recomendaciones nutricionales pasan por consumir menos carne y más proteínas de origen vegetal. ¿Es posible satisfacer la necesidad de una dieta saludable, con un buen aporte de esas necesarias proteínas y a la vez ser más respetuoso con el medio ambiente? ¿Cómo se puede hacer? ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar o a cambiar?
Los usuarios tienen la palabra
Euroconsumers, el grupo que reúne a varias asociaciones europeas de consumidores, entre ellas OCU, ha realizado una encuesta a una muestra representativa de la población en España, Bélgica, Italia y Portugal.
Sabemos que el consumo de carne en Europa sigue al alza. Y aunque sube más el consumo de proteína, es previsible que los animales sigan siendo la fuente dominante de proteínas para los consumidores europeos. Dejando a un lado las razones de salud, seguir este tipo de dieta es insostenible desde un punto de vista ambiental: si los niveles de consumo de Europa fueran generalizados en todo el mundo, no nos bastaría con tres planetas… Hay que buscar otras opciones.
Cambiar por sostenibilidad: sí, pero...
Según la encuesta, los consumidores europeos estamos dispuestos a cambiar hábitos alimentarios a favor de una alimentación más sostenible. No obstante, las respuestas de los usuarios apuntan algunas barreras importantes como el coste y la disponibilidad de los alimentos alternativos. A los alimentos alternativos tradicionales como las legumbres y productos vegetales tradicionales, podemos sumar nuevas categorías de proteínas novedosas que podrían complementar la elección de los consumidores.
9 de cada 10 españoles comen carne cada semana
En términos generales, el 87% de la población encuestada se reconoce omnívora, mientras que uno de cada diez indicó ser flexitariano y solo el 2% vegetariano.
En España las cifras son más llamativas, pues supera el 90% el número de encuestados que dice seguir una dieta omnívora,solo el 8% se considera flexitariano y el porcentaje de vegetarianos y veganos apenas llega al 2%.
Centrándonos una vez más en España, podemos ver cuáles son las principales fuentes de proteínas en nuestra población, y el porcentaje que toma cada una de ellas al menos una vez por semana.
Resistencias y barreras: del sabor, a la tradición
Mirando los datos en conjunto, vemos que hay un buen porcentaje de europeos que ya ha reducido su consumo de carne en los últimos 5 años:
- Un 44% de los europeos encuestados (en conjunto) dice que ya ha reducido su consumo de carne respecto a lo que tomaba hace 5 años y un 12% tiene la intención de hacerlo próximamente.
- En torno a la mitad de los encuestados cree que en los próximos diez años comer menos carne se convertirá en la corriente principal.
- Pero 4 de cada 10 consumidores dicen que no ha disminuido su consumo de carne ni tiene intención de hacerlo ¿Por qué?
| ¿Por qué no dejarás de comer o reducirás el consumo de carne? (datos encuesta europea) | |
| Me gusta demasiado el sabor de la carne | 38% |
| Comer carne es una parte importante de mi cultura y tradiciones. | 35% |
| No estoy dispuesto a cambiar mis hábitos alimenticios. | 32% |
| La carne es una mejor fuente de proteínas que las alternativas vegetales. | 31% |
| Consumo carne moderadamente; no necesito reducir la cantidad. | 24% |
| No creo que reducir mi consumo de carne suponga alguna diferencia. | 22% |
| Las alternativas a las proteínas son demasiado caras. | 13% |
| No encuentro buenas alternativas a las proteínas. | 9% |
| No tengo suficiente información sobre fuentes alternativas de proteínas. | 7% |
| No sé cocinar ni preparar proteínas alternativas. | 5% |
Además, muchos consumidores afirman que preferiría simplemente reducir el consumo de carne antes que sustituirlo por otras alternativas.
Centrándonos una vez más en los datos españoles vemos que en nuestro país pesan sobre todo la percepción de que las proteínas de origen animal son mejores:
Alternativas no muy conocidas
Solo el 37% de los encuestados piensa que hay suficientes alternativas disponibles para reemplazar la carne en su dieta (en España ese porcentaje es aún menor). Sin embargo esas alternativas existen... otra cuestión es que se consideren accesibles o asequibles o directamente no las conozcan. Entre estas opciones están:
Productos alimentarios de origen vegetal: las hamburguesas de soja son los más conocidos por los consumidores, pero hay más innovaciones en el horizonte.
La fermentación de precisión que utiliza microbios para crear productos como el queso sin lácteos o la proteína en polvo, y hoy en día ya se utiliza para sustituir el cuajo de origen animal en muchos quesos tradicionales.
La carne cultivada: probablemente la más ambiciosa tecnológicamente de las nuevas opciones de alimentos, todavía requerirá mucha investigación y apoyo político para llegar a escala comercial, pero ofrece algunas oportunidades interesantes.
Más información sobre alternativas a la carne
En el futuro, es probable que veamos una cantidad cada vez mayor de productos alimenticios que sean una combinación de distintos sistemas… pero no hay que pasar por alto que estos productos son, por definición, procesados, y deben recurrir a aditivos y sustancias de todo tipo para sustituir las propiedades de un trozo de carne.
Carne cultivada: entre la curiosidad y la desconfianza
La mitad de los encuestados probaría carne cultivada si se tratara de un producto aprobado y disponible en su mercado: el 56% de los españoles, el 53% de los portugueses, el 47% de los italianos y el 44% de los belgas. Las condiciones para la aceptación pueden variar mucho (beneficios para la salud, sabor, precio, bienestar animal) pero hay algo que no ceden ni deben ceder, la seguridad alimentaria.
- El 44% de los encuestados afirman que simplemente no confían en la carne cultivada.
- La mitad no se fía de los riesgos para la salud a largo plazo.
- La información es esencial: solo el 13% de los encuestados se siente informado al respecto, y casi la mitad de los consumidores que han participado no ha oído hablar de ella (en España la cifra asciende al 55%).
Los consumidores queremos información y garantías de seguridad
La opción de preferencia para reducir el insostenible consumo de carne pasa por diversificar la ingesta incrementado el consumo de legumbres o frutos secos... pero la carne cultivada, como otras opciones, podría vencer las resistencias de consumidores que no quieren renunciar al sabor, aspecto o propiedades de la carne. Ahora bien, para que esto sea así, es preciso que este nuevo alimento ofrezca muchas garantías. Debe ser:
- Segura: la carne cultivada debe estar aprobada por la EFSA y sometida a vigilancia posterior para tranquilizar a los consumidores sobre su seguridad a largo plazo.
- Asequible para todos: debe ser más barata o al menos tener un precio competitivo respecto a la carne normal.
- Nutricionalmente competitiva: debe ofrecer proteínas de alta calidad y nutrientes esenciales como la vitamina B12 y el hierro.
- Con buen sabor, para que tenga el mismo sabor que la carne tradicional, es imprescindible perfeccionar los perfiles de grasa y aminoácidos.
- Sostenible. El beneficio medioambiental de esta opción debe quedar claro para los consumidores, entre otras cosas, mediante un etiquetado claro y atractivo.
Los productos deben incluir información clara sobre la composición, el procesamiento y origen que permita a los consumidores tomar una decisión informada.
Para las asociaciones de Euroconsumers es imprescindible mejorar la concienciación de los consumidores con campañas imparciales y basadas en la ciencia que expliquen las oportunidades de los nuevos alimentos y la ventaja comparativa con respecto a la carne tradicional. Porque los consumidores queremos alternativas alimentarias asequibles y sostenibles, pero sin sacrificar ninguna garantía.