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Los alimentos y el efecto invernadero

Un tercio de los gases de efecto invernadero procede de los alimentos

Los alimentos son responsables de una tercera parte de los gases de invernadero, según EDGAR-FOOD, una base de datos que ha recopilado información de 1990 a 2015 de todo el mundo. Y el cálculo se ha hecho teniendo en cuenta el ciclo completo de los alimentos, desde su producción hasta su eliminación como residuos.

16 abril 2021
Granja porcina  y gases de efecto invernadero

Investigando el papel de los alimentos

En Europa ya contamos con una base de datos mundial sobre las emisiones de gases de efecto invernadero que cubre el periodo 1990-2015.

Esa base de datos se llama EDGAR-FOOD y está centrada en los alimentos: incluye todos los países y sectores de la cadena alimentaria desde la producción hasta la distribución. Quien se ha encargado de preparar EDGAR-FOOD es el Centro Común de Investigación (en inglés, JRC, Joint Research Center), un organismo que se dedica a dar soporte científico y técnico personalizado a Unión Europea. Las iniciales EDGAR proceden del inglés Emission Database for Global Atmospheric Research (base de datos de emisiones para la investigación atmosférica global). Parte de la información que ha manejado el JRC procede de las estadísticas de la FAO.

Es posible  consultar las primeras conclusiones de las investigaciones realizadas con esos datos en la revista Nature Food

Alimentarnos requiere cada vez más energía

El ciclo de vida de los alimentos incluye muchas fases. Primero hay que producir la comida, cosecharla o capturarla. Luego necesita ser transportada, procesada, empaquetada, distribuida y cocinada. Y también hay que hacerse cargo de sus residuos. Todos estos pasos utilizan energía y producen de forma directa e indirecta emisiones de gases de efecto invernadero. ¿En qué medida lo hacen? ¿Cuánto contribuye lo que comemos al efecto invernadero? ¿Por qué?

Las conclusiones más importantes de la investigación realizada a partir del EDGAR-FOOD entre 1990 y 2015 son:

  • El sistema alimentario se está haciendo más intensivo y cada vez utiliza más energía.
  • Un tercio de los gases de efecto invernadero están relacionados con la producción, transformación y distribución de alimentos.
  • La producción de alimentos supone unas dos toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2 e) por persona y año.
  • La mayor parte de las emisiones son de CO2 y se deben al uso de la tierra y la energía; un tercio es ocasionado por el metano que producen tanto los animales como en la gestión de los desechos y los residuos; el dióxido de nitrógeno se produce sobre todo por los fertilizantes.
  • La generalización de la cadena de frío disminuye el desperdicio. La cadena de frío supone alrededor del 5% del total de emisiones de gases de efecto invernadero contando tanto la industrial como la doméstica.
  • Las emisiones producidas en la distribución (o sea, el transporte) se han incrementado muy rápidamente, triplicándose de 1990 a 2015.

Transporte de alimentos  y gases de efecto invernadero

Mejor información para una alimentación más sostenible

La base de datos puede ser un buen punto de partida para favorecer la información a los consumidores sobre el impacto de la comida en la emisión de gases de efecto invernadero y por tanto tener mayor conocimiento sobre la sostenibilidad de sus alimentos.

El problema es que por ahora esta base de datos no es accesible al público. Si estuviera en abierto, se podrían transformar esos datos en recomendaciones reales y concretas y en comparaciones que ayudarían al consumidor a elegir mejor.

Aún así es mucho lo que puedes hacer para que tu compra y tu dieta sean más sostenibles, saludables y respetuosas con el entorno. Lo primero es ser consciente del efecto que tienen nuestras decisiones. A partir de ahí, ajustar algunos hábitos nos permitirá consumir mejor. 

10 consejos para una alimentación más sostenible

OCU apuesta por sostenibilidad

Optar por compras de proximidad y productos de temporada, evitar el sobreembalaje, priorizar los alimentos frescos sobre los procesados, limitar los alimentos de origen animal, reducir el desperdicio... son gestos básicos para reducir el impacto ambiental de nuestra alimentación y dar un paso más hacia un consumo más racional, comprometido y limpio. En OCU apostamos por ello. ¿Y tú? Únete al movimiento de los consumidores por la sostenibilidad: 

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