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5 consejos para preparar tu casa frente al frío

Las temperaturas empiezan a bajar y toca preparar nuestro hogar para la nueva temporada. ¿Estás listo para el frío? Apunta estos consejos para poner a punto el sistema de calefacción de tu casa y ahorrar energía. Te ayudamos a que el confort no te pase factura.

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20 octubre 2025
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Cómo combatir el frío en casa sin arruinarte

Aunque las temperaturas son aún templadas en muchos lugares, no queremos que el frío te pille desprevenido, por lo que te recordamos algunos consejos que te ayudarán a acondicionar tu hogar de cara al invierno y con los que puedes ahorrar energía... y dinero: en los meses fríos, los gastos de calefacción suponen en torno al 50% de las facturas energéticas. 

Sigue nuestros consejos para ir poniendo tu casa a punto y mantener tu hogar con una temperatura confortable y saludable sin gastar de más.

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1. Pon a punto tu sistema

Antes de que llegue el frío conviene revisar nuestra instalación de calefacción. Los pasos a seguir son muy distintos si tienes radiadores,  suelo radiante, una bomba de calor...

Si tienes radiadores

Es importante que compruebes el estado de los radiadores para ver que funcionan bien.

Si cerraste las llaves de paso de algún radiador cuando acabó la temporada pasada, acuérdate de abrirla y haz una prueba para comprobar que el agua circula sin problemas. En el caso de que no sea así, infórmate sobre como purgar los radiadores.
Si tu sistema de calefacción es central, es habitual que la propia comunidad realice una comprobación del sistema antes de poner la calefacción en funcionamiento. Para ello suelen avisar a los vecinos del encendido para que puedan comprobar si todos los radiadores se calientan adecuadamente, y de no ser así, modificar el equilibrado hidráulico o purgar los radiadores de la vivienda. 

  • Si quieres regular la temperatura de los radiadores a tu gusto, te recomendamos que instales válvulas termostáticas que funcionan automáticamente. Infórmate sobre termostatos y válvulas,
  • Ten abiertos solo los radiadores que vas a utilizar. Cierra tanto los radiadores como las puertas y las ventanas de las habitaciones que no utilizas hasta que necesites usarlas.
  • No cubras los radiadores. Cubrir los radiadores con elementos decorativos o usarlos para secar la ropa conlleva que la calefacción tenga que hacer un mayor esfuerzo para llegar a la temperatura a la que la has configurado y, por tanto, un mayor consumo de energía
  • Pon reflectores en los radiadores. Colocar un panel reflectante entre el radiador y la pared te ayudará a aprovechar y distribuir mejor el calor, recuperando entre un 10-20% del calor que se pierde hacia el muro.

Si tienes caldera

Es conveniente que realices algunas comprobaciones antes de poner en marcha el sistema de calefacción:

  • Revisa la presión de la caldera y hazlo cuando esté en frío. Aunque generalmente la presión debe estar entre 1-1,5 bares (zona verde del manómetro), consulta antes el manual de instrucciones del aparato y asegúrate de cuál es la presión recomendada por el fabricante. Si tuviese una presión inferior a 0,5 bares, los más probable es que la caldera no funcione. Por suerte, las calderas suelen contar con un sistema de seguridad que las desactiva en el caso de presiones excesivamente bajas.
  • Si tu caldera también sirve para calentar el agua sanitaria, cámbiala a Modo inverno o Calefacción + ACS. Normalmente, viene indicado con los símbolos de un radiador para la calefacción y de un grifo para el agua caliente.
  • Ajusta la temperatura de trabajo de la caldera. Si esta es de condensación, se aconseja que la temperatura sea de 55-60 ˚C. En el caso de una mixta (calefacción+ACS), la temperatura de salida del agua de los grifos recomendada dependerá de si se trata de un sistema instantáneo (40-50 ˚C) o de una caldera con acumulador incorporado (55-60 ˚C).

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Si tienes suelo radiante

  • Conviene comprobar el estado de los circuitos hidráulicos para asegurarte de que estén limpios. La primera limpieza debe hacerse a los dos años de su instalación, y las siguientes deberán ser más o menos frecuentes según la calidad del agua y el uso que se realice de la instalación.
  • Además también habrá que realizar una limpieza de los tubos del suelo radiante propiamente, que son los que se encuentran en el suelo. Para realizar esta limpieza es necesario inyectar agua y aire a presión, haciendo una purga del agua y la suciedad que se puede acumular en el interior de estos.
  • Comprueba la presión y temperatura del agua que no debe pasar de los 29 °C en las láminas del suelo. Si la presión del agua es baja, puede afectar al rendimiento del sistema.
  • Revisa que no existan fugas o filtraciones en las tuberías que podrían causar daños en el suelo y afectar el rendimiento del sistema.

Si tienes acumuladores eléctricos

Para optimizar el uso de acumuladores eléctricos, se debe programar su carga en las horas más baratas, ajustar las ruedas de carga (para almacenar más o menos energía) y descarga (para que el calor dure más o menos), y mantener una temperatura media constante para no sobrecalentar la vivienda. Un mantenimiento regular, como limpiar las rejillas, y una programación correcta son esenciales para su buen funcionamiento. 

  • Programa la carga y descarga cuando las tarifas eléctricas son más bajas. 
  • Ajusta la rueda de descarga, que controla la cantidad de calor que se emite. Si se pone en el mínimo, el calor acumulado durará más, pero la temperatura será menor. 
  • Ajusta también la rueda de carga ,que determina la temperatura a la que se calentará el núcleo del acumulador. Ajustar su nivel permite almacenar más o menos energía en los ladrillos internos. 
  • Adapta la carga a la ocupación de la casa, si hay gente en casa, se puede usar una carga intermedia y la descarga al mínimo para mantener una temperatura agradable, pero si la temperatura es baja, se pueden subir ambas ruedas. 
  • Para un correcto funcionamiento del sistema mantén limpias las rejillas de ventilación. Adapta la cantidad de carga al tamaño de la habitación que deseas calentar.

Si tienes bomba de calor aire-aire

  • Revisa los filtros de la unidad interna. Estos filtros son las piezas que se encargan de absorber las partículas de polvo y evitar que lleguen al ambiente: es importante mantenerlos limpios para que el rendimiento del aire acondicionado no se vea afectado. Para limpiarlos aspíralos o lávalos con agua fría. No utilices agua caliente, ya que podría encogerlos o deformarlo, tampoco productos inflamables. Déjalos secar a la sombra y espera a que estén bien secos antes de volver a colocarlos en el aparato. Lo recomendable es hacer esto como mínimo una vez al año (o más a menudo si lo usas todo el año).
  • No te olvides de limpiar el resto del split, especialmente la parte por donde desagua. Evita  que se acumule agua, ya que podría convertirse en un foco de bacterias y malos olores.
  • No obstruyas la unidad exterior. Evita también tapar la entrada y salida de aire de los splits, para que no trabajen en exceso.
  • Presta atención a los consumos eléctricos y la carga del refrigerante. Si notas anomalías, llama a un profesional para que verifique el líquido de refrigeración. Las alteraciones de presión, las fugas o defectos pueden afectar a la eficacia del aparato.
  • Como vemos, dependiendo del tipo de aparato existen modos de uso que favorecen el ahorro. El modo Eco consigue reducir el consumo en un 30% y el modo Night desconecta, además, el equipo pasadas unas horas.
  • Puedes evitar el consumo de stand-by apagando el aire acondicionado en los meses en que no vaya a ser utilizado: si hay un interruptor para esto en tu cuadro eléctrico, es sencillo.

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2. Ajusta el termostato

El termostato es el dispositivo encargado de regular el encendido y el apagado del sistema de calefacción, por lo que hay que asegurarse de que funciona correctamente. Para ello:
Sube la temperatura ambiente y comprueba si la caldera se pone en funcionamiento. Después, baja la temperatura del termostato y comprueba si el sistema se apaga.

Recuerda comprobar las pilas si tu termostato es digital.

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3. Mantén la temperatura adecuada

Algo tan sencillo como establecer la temperatura de tu casa a 21 ˚C puede hacerte ahorrar hasta un 20% de energía. Es mejor abrigarse un poco que ir en manga corta como si estuvieras en pleno verano. Por la noche ponla un poco más baja: con una temperatura de 16 ˚C durante la noche, estarías ahorrando un 13% con respecto a mantenerla encendida a 20 ˚C.  

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4. Revisa el aislamiento de puertas y ventanas

Invertir en unas buenas ventanas a la larga es muy rentable. Pero si no es el momento, también es posible mejorar el aislamiento de la casa:

  • Tapona la entrada de corrientes de aire colocando pequeños sistemas de plástico en puertas y ventanas, los clásicos burletes: así impedirás tanto la entrada de frío como la salida de calor y, además, ayudarás a mantener la temperatura interior de la casa.
  • Si hay grietas en los muros alrededor de puertas y ventanas, séllalas con masilla resistente al agua por el exterior de la casa.
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5. La decoración también aísla

Utilizar alfombras y cortinas de color oscuro para que absorban la radiación solar te ayudará a mantener e, incluso, subir la temperatura de tu casa. También lo hará usar cortinas dobles como, por ejemplo, una cortina fina que permita entrar la luz y el calor del sol y otra más gruesa que no deje pasar el frío nocturno.

Otras formas de mejorar el aislamiento es cubrir las paredes con cuadros o estanterías (la temperatura de una pared donde hay un cuadro puede llegar a ser 1,5 ˚C más alta que la de una pared desnuda), o bien poner un zócalo para proteger del frío que sube del suelo.

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