La gota: ¿qué es? ¿cómo prevenirla?

La gota, enfermedad de reyes, es una variante de artritis producida por niveles muy altos de ácido úrico. Un ataque agudo de gota es una enfermedad muy dolorosa. Le damos las claves para su prevención.
La gota es una forma de artritis que se produce como consecuencia de la elevación de los niveles de ácido úrico, que cristaliza y se deposita en las articulaciones. Se presenta con mayor frecuencia en hombres de entre 30 y 50 años. En las mujeres es excepcional antes de la menopausia. Existe además predisposición familiar.
Se distinguen tres fases evolutivas: la hiperuricemia (niveles elevados de ácido úrico en sangre), el ataque agudo de gota y la gota crónica. Eso sí, no todo el mundo que presenta hiperuricemia desarrollará necesariamente gota.
El ataque de gota
El ataque agudo de gota produce cuando hay una reacción inflamatoria contra los cristales de ácido úrico depositados en una determinada articulación, lo que se manifiesta como dolor, enrojecimiento, calor e hinchazón de la articulación afectada.
El ataque de gota suele presentarse durante la noche y puede acompañarse de fiebre. En la mayoría de los casos se trata de la articulación entre el antepié y el dedo gordo, pero puede afectar a otras articulaciones del pie, al tobillo, a la rodilla, a la mano, a la muñeca o al codo. El ataque es muy doloroso y suele durar algunos días, tras los cuales la articulación se recupera en el plazo de una a tres semanas.
La gota crónica
Si no se trata, los ataques siguen produciéndose de forma periódica, mientras que los cristales de ácido úrico infiltran progresivamente las diversas articulaciones, hasta llegar a producir su desgaste y deformación. Es la fase conocida como gota crónica. Pueden observarse además la formación de nódulos blanquecinos alrededor de las articulaciones o bajo la piel, denominados tofos, que no son más que acumulaciones de ácido úrico cristalizado.
El diagnóstico de gota se establece en función de los síntomas y de la presencia de hiperuricemia, aunque la concentración de ácido úrico en sangre puede ser normal durante el ataque agudo. En caso de duda es conveniente analizar una muestra del líquido articular, ya que existen cuadros parecidos, como la condrocalcinosis o pseudogota, que se caracteriza por ataques recurrentes de artritis producidos por la acumulación de cristales de pirofosfato de calcio.
El tratamiento de la gota
El ataque agudo de gota se trata con colchicina o con antiinflamatorios. Estas medicaciones siempre deben ser prescritas por el médico. Es además conveniente guardar reposo y asegurar una abundante ingesta de líquidos.
Una vez pasado el ataque, debe seguirse un tratamiento de mantenimiento. Existen medicamentos que reducen la producción de ácido úrico y otras que aumentan su eliminación. Su médico le pautará aquel que esté más indicado en su caso concreto. Se recomienda asimismo evitar la ingesta de alcohol (que puede precipitar una crisis aguda en una persona que ya padece gota).
¿Qué hacer para prevenir la gota?
Las personas que presentan hiperuricemia, es decir, niveles elevados de ácido úrico, deben adaptar sus hábitos alimenticios, evitando en la medida de lo posible la ingesta de alimentos ricos en purinas, cuyo metabolismo genera el ácido úrico.
Como norma general, conviene moderar el consumo de carne y pescado.
- Entre los alimentos con un alto contenido de purinas se encuentran los productos de casquería (hígado, mollejas, riñones, sesos), los extractos de carne, la carne de caza, oca y cerdo, ciertos pescados (sardinas, arenques, anchoas y salmón, entre otros), las lentejas, las alubias y las espinacas.
- Contenido moderado de purinas presentan la carne de vaca y cordero, el conejo, el jamón, el pollo, el pavo y el pato, al igual que los mariscos y crustáceos, los espárragos, la coliflor y los champiñones.
- Entre los alimentos que apenas contienen purinas se encuentran las hortalizas, las frutas, la leche, el queso, los huevos, el arroz y otros cereales, así como la pasta, las patatas, el pan, la miel o la mermelada.
Tenga en cuenta, no obstante, que si presenta otros problemas (como hiperlipemia o diabetes) las recomendaciones dietéticas pueden ser distintas. Consulte a su médico en caso de duda.
Si usted tiene aumento de ácido úrico en los análisis pero no presenta síntomas de ningún tipo, será su médico quien, en función de sus características personales y de las cifras de hiperuricemia que presente, determine su conveniencia o no de seguir un tratamiento, más allá de las recomendaciones dietéticas.
La gota es una forma de artritis que se produce como consecuencia de la elevación de los niveles de ácido úrico, que cristaliza y se deposita en las articulaciones. Se presenta con mayor frecuencia en hombres de entre 30 y 50 años. En las mujeres es excepcional antes de la menopausia. Existe además predisposición familiar.
Se distinguen tres fases evolutivas: la hiperuricemia (niveles elevados de ácido úrico en sangre), el ataque agudo de gota y la gota crónica. Eso sí, no todo el mundo que presenta hiperuricemia desarrollará necesariamente gota.
El ataque de gota
El ataque agudo de gota produce cuando hay una reacción inflamatoria contra los cristales de ácido úrico depositados en una determinada articulación, lo que se manifiesta como dolor, enrojecimiento, calor e hinchazón de la articulación afectada.
El ataque de gota suele presentarse durante la noche y puede acompañarse de fiebre. En la mayoría de los casos se trata de la articulación entre el antepié y el dedo gordo, pero puede afectar a otras articulaciones del pie, al tobillo, a la rodilla, a la mano, a la muñeca o al codo. El ataque es muy doloroso y suele durar algunos días, tras los cuales la articulación se recupera en el plazo de una a tres semanas.
La gota crónica
Si no se trata, los ataques siguen produciéndose de forma periódica, mientras que los cristales de ácido úrico infiltran progresivamente las diversas articulaciones, hasta llegar a producir su desgaste y deformación. Es la fase conocida como gota crónica. Pueden observarse además la formación de nódulos blanquecinos alrededor de las articulaciones o bajo la piel, denominados tofos, que no son más que acumulaciones de ácido úrico cristalizado.
El diagnóstico de gota se establece en función de los síntomas y de la presencia de hiperuricemia, aunque la concentración de ácido úrico en sangre puede ser normal durante el ataque agudo. En caso de duda es conveniente analizar una muestra del líquido articular, ya que existen cuadros parecidos, como la condrocalcinosis o pseudogota, que se caracteriza por ataques recurrentes de artritis producidos por la acumulación de cristales de pirofosfato de calcio.
El tratamiento de la gota
El ataque agudo de gota se trata con colchicina o con antiinflamatorios. Estas medicaciones siempre deben ser prescritas por el médico. Es además conveniente guardar reposo y asegurar una abundante ingesta de líquidos.
Una vez pasado el ataque, debe seguirse un tratamiento de mantenimiento. Existen medicamentos que reducen la producción de ácido úrico y otras que aumentan su eliminación. Su médico le pautará aquel que esté más indicado en su caso concreto. Se recomienda asimismo evitar la ingesta de alcohol (que puede precipitar una crisis aguda en una persona que ya padece gota).
¿Qué hacer para prevenir la gota?
Las personas que presentan hiperuricemia, es decir, niveles elevados de ácido úrico, deben adaptar sus hábitos alimenticios, evitando en la medida de lo posible la ingesta de alimentos ricos en purinas, cuyo metabolismo genera el ácido úrico.
Como norma general, conviene moderar el consumo de carne y pescado.
- Entre los alimentos con un alto contenido de purinas se encuentran los productos de casquería (hígado, mollejas, riñones, sesos), los extractos de carne, la carne de caza, oca y cerdo, ciertos pescados (sardinas, arenques, anchoas y salmón, entre otros), las lentejas, las alubias y las espinacas.
- Contenido moderado de purinas presentan la carne de vaca y cordero, el conejo, el jamón, el pollo, el pavo y el pato, al igual que los mariscos y crustáceos, los espárragos, la coliflor y los champiñones.
- Entre los alimentos que apenas contienen purinas se encuentran las hortalizas, las frutas, la leche, el queso, los huevos, el arroz y otros cereales, así como la pasta, las patatas, el pan, la miel o la mermelada.
Tenga en cuenta, no obstante, que si presenta otros problemas (como hiperlipemia o diabetes) las recomendaciones dietéticas pueden ser distintas. Consulte a su médico en caso de duda.
Si usted tiene aumento de ácido úrico en los análisis pero no presenta síntomas de ningún tipo, será su médico quien, en función de sus características personales y de las cifras de hiperuricemia que presente, determine su conveniencia o no de seguir un tratamiento, más allá de las recomendaciones dietéticas.