Andropausia, ¿mito o realidad?
La andropausia, como algo equivalente a la menopausia femenina, no existe, aunque algunos recurren a ello para vender “suplementos” de todo tipo. Lo que sí es real es la reducción de testosterona, que en algunos casos podría beneficiarse de un tratamiento. Pero es la excepción, no la norma.

Pérdida del deseo sexual, disfunción eréctil, apatía, insomnio... Son problemas comunes a los varones a partir de los cincuenta que se han relacionado con el descenso de los niveles de testosterona que se produce con la edad.
Algunos se refieren a ello como “menopausia masculina” o andropausia, pero la comparación no es adecuada: en los hombres no se produce una bajada brusca de la producción hormonal con un alto impacto en el organismo, como ocurre en las mujeres, sino que la reducción de testosterona es lenta y progresiva. De forma muy general podemos decir que a partir de los cuarenta años los niveles de testosterona disminuyen en torno al 1% anual.
La clave está en la testosterona
La testosterona es una hormona importante en el organismo masculino. Impulsa el deseo sexual, estimula la generación y actividad de los espermatozoides y, junto al resto de los andrógenos, está detrás del desarrollo y mantenimiento de características físicas como la masa muscular, la densidad ósea o los caracteres sexuales secundarios (los no relacionados con la reproducción, como la voz más grave, el vello corporal y facial...).
¿Cuál es el nivel normal de testosterona?
No hay un acuerdo sobre cuáles son los valores normales de esta hormona. Las directrices de las asociaciones científicas difieren entre ellas, cambian e incluso a veces se expresan con diferentes unidades de medida, lo que dificulta la comparación. Además, el nivel de testosterona en sangre puede reducirse temporalmente y volver a subir.
La Asociación Europea de Urología elevó en 2023 esos niveles de 8 nmol/l a 12 nmol/l, por encima de lo que marcan otras sociedades científicas, como la Sociedad Británica de Medicina Sexual o la Asociación Americana de Urología.
En resumen: el argumento de que hay que subir los niveles bajos para ajustarlos a la norma no se sostiene, y hay reclamos comerciales que sugieren como normales niveles de testosterona más altos que los considerados por la literatura científica.
La bajada de testosterona, algo fisiológico
Lo cierto es que la disminución de testosterona con la edad se considera un fenómeno fisiológico, que se da de forma universal en todos los varones y que no necesariamente conlleva problemas de salud o dificultades en el ámbito sexual o reproductivo, problemas que suelen estar ligados más a la presencia de otros problemas (diabetes tipo 2, hipertensión, obesidad, depresión…) que a los niveles de testosterona.
Andropausia, hipogonadismo tardío... ¿o invento?
¿Qué hacer, entonces, si hay síntomas de baja testosterona, pero no parece haber otra razón que el declinar que se produce con la edad? Es lo que ya algunos especialistas, más que “andropausia” prefieren llamar "hipogonadismo tardío". La respuesta no es sencilla:
- Según algunos expertos, este es otro ejemplo de lo que se conoce como disease mongering o, lo que es lo mismo, una enfermedad inventada para vender medicamentos.
- Según otros, si hay síntomas relacionados con una deficiencia de testosterona que no se explican por otras causas, la terapia puede tener efectos positivos. Esos síntomas son:
- Incremento de la grasa corporal y del perímetro abdominal, disminución de la densidad ósea, reducción de la motivación, dificultades para concentrarse, insomnio.
- Ginecomastia (aumento de las mamas), disfunción eréctil, reducción de la actividad sexual, falta de vitalidad y energía, mayor cansancio físico.
- Reducción del tamaño de los testículos, sofocos y sudoración, reducción del vello corporal y de la barba, reducción del volumen de la eyaculación, descenso del deseo sexual y pérdida de la erección.
Tratamientos para incrementar la testosterona
¿Cuáles son las estrategias con las que se cuenta para incrementar los niveles de testosterona?
Medicamentos: posturas encontradas
Las indicaciones oficiales de los medicamentos a base de testosterona utilizados como terapia de reemplazo, ya sea en forma de gel o por inyección, deben responder a un diagnóstico de "hipogonadismo", es decir, a una baja producción de testosterona relacionada con una disfunción hormonal, independientemente de la edad. Su uso para tratar lo que algunos llaman "hipogonadismo tardío", es decir, síntomas atribuibles a la reducción de testosterona relacionada con la edad pero sin una disfunción hormonal manifiesta, no está de momento incluido entre las indicaciones oficiales.
Hay pros y contras de tratar con medicamentos a base de testosterona:
A favor
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En contra
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Lo mejor, consultar al especialista
Desde OCU recomendamos, en cualquier caso, que la decisión de iniciar un tratamiento sea siempre valorada por un especialista en la materia: en España los estudios de andrología no constituyen una especialidad independiente y recaen dentro del campo de la urología, pero también algunos especialistas en endocrinología están familiarizados con este tipo de tratamiento.
Suplementos: mejor no
Lo que en modo alguno recomendamos es tomar suplementos que prometan elevar los niveles de testosterona o ayudar a mejorar la actividad sexual:
- Algunos se publicitan como potenciadores de la testosterona o simplemente como vigorizantes masculinos. Los ingredientes más repetidos son zinc, fenogreco, vitamina B6, magnesio, boro, Tribulus terrestris, diindolilmetano, Tongkat Ali o Maca... Ninguno cuenta con evidencia suficiente como para recomendarlos.
- Otros son directamente ilegales: En plataformas extranjeras de venta online o redes de tráfico ilegal se venden productos que directamente contienen testosterona. No cuentan con garantías y su uso sin control médico, como el de otros esteroides anabolizantes, es peligroso.
Alternativas “naturales” para mejorar la testosterona
¿Es posible incrementar la testosterona de forma natural? Circulan muchas "leyendas" (desde ducharse con agua helada a exponer los genitales al sol), pero más allá de la anécdota, hay recomendaciones relacionadas con la dieta y el ejercicio físico:
Alimentación y testosterona
Evita las dietas que limitan drásticamente la ingesta de grasas. Son nutrientes esenciales para muchas funciones celulares, pero en particular para la síntesis de hormonas esteroideas, entre las que se encuentra la testosterona. El aceite de oliva y el aguacate son dos buenas fuentes de grasas saludables.
Los pescados azules como las sardinas o el salmón son ricos en otros nutrientes también implicados en la síntesis de estas hormonas, como la vitamina D, el zinc y los ácidos grasos omega-3. La yema de huevo, por su parte, es otra buena fuente de vitamina D.
Las verduras de hoja verde, como las espinacas o la col rizada, son muy recomendables. Una ingesta baja de estas verduras se ha relacionado con niveles más bajos de testosterona. Son una excelente fuente de micronutrientes y fibra, por lo que aumentar su consumo solo puede traer efectos positivos.
El chocolate, entre sus populares efectos saludables hay algunos presuntamentos relacionados con el aumento de la testosterona: es en concreto por su contenido en flavonoides antioxidantes (sustancias beneficiosas para el organismo, sí, presentes en muchos otros alimentos, como las uvas, las bayas, las cerezas y la granada).
¿Y el tabaco? Se discute si el tabaco eleva los niveles de testosterona, pero lo que está claro es que causa más disfunción eréctil y problemas de fertilidad.
Ejercicio y testosterona
Aunque la relación entre la actividad física y el aumento de testosterona no está tan clara como algunos aseguran, mantener una rutina constante de ejercicio físico, incluyendo en ella ejercicios de fuerza (cada vez más recomendados, incluso a edades avanzadas) y no limitándose a la actividad aeróbica es siempre positivo. En sí mismo, esto mantendra o incrementará la masa muscular y repercutirá en una mejor salud.
Es más, al margen de los niveles de testosterona, la práctica regular de actividad física parece confirmarse como algo útil para prevenir y tratar algunas dificultades relacionadas con la actividad sexual: un estudio publicado muy recientemente en la revista Journal of Sexual Medicine relaciona la mejoría de la función eréctil con la actividad aeróbica regular (ejercicio mantenido durante al menos media hora tres veces por semana).