Buenos días, Como ya comentado en los emails enviados al vendedor MIAMIAUTO situado en MIAMI PLATJA (Tarragona), las causas de la reclamación es la aparición de vicios ocultos minutos después de la compra-venta del vehículo Audi A3 cabrio de su concesionario donde salto el piloto de instrumentos y la inmediata pérdida de fuerza, imposible de saberlo en el momento la compra. Se ha llevado el coche a un taller de reparación acordado con el vendedor MIAMIAUTO situado en MIAMI PLATJA (Tarragona), donde han detectado 35 fallos del sistema, turbo roto, funcionamiento defectuoso del bimasa, tornillos cloks y rotura de la capota. Las consecuencias han sido la ocultación de estos fallos al no indicarlos en el contrato y comentar que todo se encontraba perfectamente. Los pasos que he seguido con la empresa MIAMIAUTO situado en MIAMI PLATJA (Tarragona) para intentar solucionarlo es llamar a la empresa aseguradora por elección del vendedor la cual no cubre nada de lo expuesto y entonces es responsabilidad del vendedor MIAMIAUTO situado en MIAMI PLATJA (Tarragona) hacerse cargo conforme indicar la Ley y el contrato aprobó MIAMIAUTO que se reparase el turbo y se arreglasen los 35 fallos del OBD + cloks, quedando pendiente la capota la cual tiene desperfectos ocultos por la tela y pendiente el bimasa. Cuando se le comenta al vendedor MIAMIAUTO situado en MIAMI PLATJA (Tarragona) el presupuesto estimado del turbo, no acepta hacerse cargo del pago. Posteriormente, se le indica que se haga cargo de este importe y devuelva el importe del vehículo con tal de aceptar su devolución sin obtener respuesta, no coge el teléfono, no responde al WhatsApp y tampoco responde a los emails. Solicito que se haga responsable el vendedor MIAMIAUTO de las reparaciones, y que si no, me devuelva el importe abonado por el vehículo y de las reparaciones aprobadas por él + una indemnización por daños y perjuicios Muy desagusto con esta persona, cada uno invertimos un tiempo e ilusión en la compra de un vehículo y que todavía se hagan estas cosas me parece deplorable. Un saludo, Diego Romero