La semana pasada compramos un sofá en la tienda confiando en que sería igual que el modelo que probamos allí. En la exposición el sofá era cómodo y todas las piezas se reclinaban, algo que fue decisivo para nosotros y que el vendedor confirmó varias veces. Sin embargo, al recibir el sofá en casa comprobamos que no tenía nada que ver con lo que se nos había dicho: es muchísimo más duro que el de la tienda, hasta el punto de resultar incómodo, y solo una de las piezas se reclina, incumpliendo totalmente lo que se nos aseguró en la venta.
Además, el sofá llegó manchado y, para nuestra sorpresa, vino sin ningún tipo de embalaje, algo que no depende de nosotros y que ahora la tienda utiliza como excusa para negarse a aceptar la devolución. En ningún momento fuimos informados de que lo recibiríamos así ni se nos dio opción a conservar un embalaje que nunca existió.
Todo esto demuestra que el producto no corresponde ni con lo prometido ni con la muestra expuesta en tienda, por lo que consideramos que existe una clara falta de conformidad. Por ello solicitamos la devolución del importe o la sustitución por un sofá que cumpla realmente las características por las que pagamos.