A mediados de septiembre abrí un siniestro ya que el vecino de arriba por una fuga de agua.
Cada vez que he llamado para resolver el siniestro, que a día de hoy sigue sin resolverse, se me ha proporcionado información diferente. Esto ha provocado que, aunque el siniestro lleve abierto desde septiembre, no se haya podido cerrar. Los daños materiales en mi vivienda (tres paredes y el techo de una habitación, así como el techo de la cocina) continúan sin repararse, y a ello se suman los daños psicológicos que supone llevar meses tratando con una compañía de seguros en la que cada trabajador parece manejar una información distinta.
El peritaje realizado fue ridículo: se llevó a cabo mediante una videollamada en la que dudo seriamente que se pudieran observar con el debido detenimiento los daños ni calcular correctamente el valor económico de su reparación. El presupuesto solicitado asciende a 3.800 €, mientras que la indemnización propuesta es de 363 €. Desconozco qué profesionales pueden realizar estos trabajos por 363 €; si conocen alguno, agradecería que se pusieran en contacto conmigo, porque desde luego dicha indemnización no se ajusta en absoluto al coste real de reparar los daños.
En la última llamada, al solicitar una explicación sobre cómo se había calculado la indemnización de 363 €, la persona que me atendió me indicó que dicha cantidad procedía del peritaje realizado por el seguro causante. Sin embargo, el seguro causante no ha accedido en ningún momento a mi vivienda ni ha realizado ningún peritaje. Posteriormente, en una conversación por WhatsApp, se me indicó que esa cantidad se había calculado a partir del peritaje realizado por Sabadell.
A día 16/12 vuelvo a escribir por WhatsApp y la respuesta de la persona que me atiende es la siguiente: "Buenas tardes Noelia soy Alejandra me consta un abono ya realizado en el número de cuenta que pasa el seguro por un valor de 363€".
Por todo lo expuesto, considero que he sido víctima de una gestión negligente y deficiente por parte de la compañía aseguradora, caracterizada por la falta de información clara y coherente, retrasos injustificados, peritajes manifiestamente insuficientes y una propuesta de indemnización totalmente desproporcionada respecto a los daños reales sufridos. Esta situación se prolonga desde hace meses, con el siniestro abierto desde septiembre sin resolución alguna, generando no solo perjuicios materiales evidentes en mi vivienda, sino también un desgaste psicológico considerable derivado de la incertidumbre y la reiterada falta de respuestas. Por ello, solicito la intervención de la OCU para que valore los hechos expuestos y adopte las medidas oportunas frente a un servicio que considero inaceptable.