El 17 de septiembre se intentó, teóricamente, hacer la entrega de un pedido y no fue posible. Ese día yo estaba en casa, nadie llamó a la puerta ni al portero electrónico, no recibí ningún SMS de entrega fallida, llamada por parte del repartidor o correo electrónico.
Tampoco se realizó un segundo intento de entrega,
no se me notificó nada, y en menos de 10 días el paquete fue devuelto al origen.
Gracias a que me he puesto en contacto con el remitente, ellos me han facilitado el número de seguimiento y he podido averiguar dónde está el paquete, quién lo gestionaba (DHL) y los movimientos. De otra forma no habría sabido en ningún momento dónde estaba ni lo que ha pasado con el paquete, suponiéndome una pérdida material y económica.