Estimados/as señores/as:
El día 1 de marzo, viernes, y cuando me dirigía a un hotel en Andorra donde me hospedaría durante todo ese fin de semana, el coche en el que viajaba, un Land Rover Discovery Sport, de repente, empezó a dan pequeños tirones, vibrando el volante y el pedal del acelerador, perdiendo potencia y por ello, velocidad, ante lo cual, y de manera progresiva, me fui apartando al arcén, para acabar con el coche parado. El ruido del motor del coche era extraño, como una "carraca".
A pesar de los intentos por ponerlo de nueva en marcha, me fue imposible. El coche no volvió a arrancar.
Ante dicha situación, me puse en contacto con mi compañía de seguros, MAPFRE, para que me enviaran una grúa con la que transportar el coche a un taller de mi confianza en Barcelona. Y así fue. El coche fue transportado el lunes 4 de marzo al taller TALLERES UNIÓN, en la calle Fonería de Barcelona, el cual regenta LUIS, mecánico de mi confianza en los últimos tiempos.
Tras acudir personalmente a hablar con LUIS y explicarle de primera mano lo sucedido en el viaje fallido a Andorra, me comenta que se pone con el coche en cuanto pueda y me dice cuál puede ser la avería que presenta el coche.
Pasados un par días a lo sumo, hablo con LUIS y me comenta que en su taller está limitado tecnológicamente, para poder llegar a identificar la avería que el coche presenta y poder llevar a cabo su reparación. Ante tal circunstancia, me da como salida el llevar el coche a un taller al que él lleva determinados vehículos con averías muy específicas de motores diesel. Yo le doy el ok porque LUIS me ofrece toda la confianza. Finalmente, acordamos que el coche sea llevado al taller TRIDIESEL, S.A., previo aviso, de nuevo, a la grúa de nuevo. Dicho taller se encuentra en la calle Primero de Mayo de Hospitalet de Llobregat.
Por parte de taller en cuestión, y a través de LUIS, a modo de intermediario, se me comunica que el mismo está a tope de coches y que hasta el lunes 18 de marzo no se pondrán con él. Yo acepto la espera, pues no me queda tampoco otra.
Tras varias semanas llamando al taller TRIDIESEL, y tras dejar de utilizar LUIS en la posición de intermediario, se me pone en contacto con el jefe de taller, el Sr. QUICO, que será con quien desde entonces y durante todo este largo proceso departa conmigo.
Este señor me va dando plazos de posible entrega, haciéndome saber que se está a la espera de unas baterías que están por llegar.
Finalmente, el coche se me entrega el viernes 3 de mayo de 2024. El montante de la factura asciende a DOS MIL NOVECIENTOS OCHO EUROS CON SETENTA Y NUEVE CÉNTIMOS (2.908,79). Supuestamente, el coche está arreglado.
Tras retirar el coche y poder probarlo durante ese finde semana de mayo, recabo que el mismo sigue presentando idéntico problema al que dio lugar a la avería inicial, con la única diferencia de que el coche arrancaba. Dicha comprobación me hace acabar de nuevo en un arcén a la espera de poder reiniciar la marcha para poder llegar a mi domicilio.
Ante dicha circunstancia y sin demora, me pongo en contacto con el jefe de taller de TRIDIESEL, S.A, el Sr. QUICO, quien me dice que le vuelva a llevar el coche al taller.
Así lo hago y, finalmente, tras semanas de espera, se me presenta un nuevo presupuesto, con fecha 30 de mayo de 2024en esta ocasión por valor de OCHOCIENTOS SESENTA Y CUARTRO EUROS, CON NOVENTA Y OCHO CÉNTIMOS (864,98), donde se hacen constar nuevas averías, distintas de aquéllas por la que se suponía se me había facturado anteriormente casi TRES MIL EUROS. Acepto el presupuesto, si bien pongo en conocimiento del Sr. QUICO que no me parece lógico que se me quiera cobrar de nuevo mano de obra, diagnosis del vehículo,…
Finalmente, se me entrega el vehículo, previo pago por el arreglo de las nuevas averías (calentadores y válcula EGR ), extendiéndoseme una factura final de a fecha 3 de julio de 2.204 de DOSCIENTOS OCHENTA Y SEIS MIL EUROS, CON DIECINUEVE CÉNTIMOS (286,19).
Mi sorpresa se produce tras comprobar, de nuevo, que el coche continúa presentando los mismos problemas que al llevarlo por primera vez, excepción hecha, como ya he dicho, de que el coche arranca.
Con fecha 17 de junio de 2.024, lunes, el coche de nuevo es depositado en el taller para su reparación.
En esta ocasión el coche se me entrega el 12 de julio de 2.024, día en el que se me emite nueva factura, esta vez por importe de TRESCIENTOS TREINTA Y DOS EUROS CON SETENTA Y CINTO CÉNTIMOS ( 332,75).
Me sorprende mucho que en esta ocasión el concepto de la factura es el de OPTIMIZACIÓN DE SOFWARE, cosa que le hago saber al jefe de taller, indicándole que el coche ha sido testado hasta tres veces por ellos, no entendiendo que se me cobre además, como concepto único, en la tercera ocasión en la que dejo el coche por la misma avería.
El Sr. QUICO me comenta que no puede poner en una factura que ha anulado el error de válvula EGR que es lo que ha hecho.
Sigo sorprendiéndome ante dichas afirmaciones, pues como queda detallado en la primera factura que me es emitida por este taller, y por la que se hace un cargo concreto, una de las averías solucionadas es precisamente la válvula EGR.
Pero en la medida en que me comenta que ahora con esa anulación, ya no tendré problemas, acepto pagar y retiro el coche del taller.
Una vez retiro el coche, tengo la oportunidad de ver que el mismo ha sido llevado a un taller oficial LAND ROVER.
Lamentablemente, una vez pruebo el coche, aparece la misma avería, sí, de nuevo, la misma historia.
Lógicamente, no tardo en ponerme en contacto con el Sr. QUICO quien, lógicamente, me comenta que vuelva a llevar el coche al taller.
Así lo hago, esta vez sin registrar ni documentar dicho ingreso, pues dicho Sr. me comenta que si le doy permiso quiere llevarse mi coche a casa para así probarlo (algo que yo contaba con que se había hecho antes de cada “reparación” o “entrega” del vehículo, pero me doy cuenta de que no.
Cuando finalmente, se me indica que ya está arreglado el coche, y acudo a retirarlo, el Sr. QUICO me explica que ya sabe lo que le pasa al coche, que ha tapado la válvula EGR que había quedado abierta el repararla!!!.
Ante tal aseveración, sorprendente una vez más, le comento que me tiene que asegurar que el coche está para viajar, ante lo que me contesta que sí, que sin problema. Por suerte, mi familia renunció a viajar a Cádiz con el coche porque, sí, resulta que fue sacarlo del taller, ponerlo a prueba y comprobar que, sí, seguía presentando los mismos problemas iniciales, tras meses sin poder hacer uso de él y después de abonar TRES MIL QUINIENTOS VEINTISIETE EUROS, CON SETENTA Y TRES CÉNTIMOS.
A modo de remate, manifestar que ante la falta de profesionalidad y pericia, salvo para cobrar, que sufrí por parte de este taller, me vi obligado a llevar el coche a un taller oficial LAND ROVER, donde tuve que desembolsar otros CINCO MIL QUINIENTOS CUARENTA Y SEIS EUROS CON SETENTA CÉNTIMOS.
SOLICITO: El reembolso de la cuantía que suponga la supuesta reparación de mi vehículo, no llevada a cabo de todo lo que no suponga haber puesto el coche en marcha; es decir la reparación de las baterías correspondientes, procediendo a devolverme el resto de supuestas reparaciones que en ningún caso se hicieron y motivaron el gasto posterior en otro taller que tuve de hacer.
Aporto la totalidad de facturas y documentos elaborados por el taller TRIDIESEL, S.A. Es decir, facturas emitidas y abonadas, así como presupuesto mencionado y documento de entrega del vehículo y de reparación en el taller oficial LAND ROVER.
Así mismo, aporto factura abonada en Quadis Land Rover, por valor de CINCO MIL QUINIENTOS CUARENTA Y SEIS EUROS CON SETENTA CÉNTIMOS.
Sin otro particular, atentamente.
José Manuel Fernández Quiroga