Estimados/as señores/as:
Me pongo en contacto con ustedes porque el pasado 20 de diciembre solicité un desplazamiento a través de la app de Cabify desde Paseo de la Florida, 26 (Madrid) a C/ Conde de Cartagena 10, (Madrid), por el que el precio cerrado inical era algo más de 23€ (no recuerdo los decimales).
Transcurridos unos minutos el conductor me indicó que habíamos llegado al destino. El lugar era totalmente desconocido para mi. Confirmé que la dirección a la que me había llevado era C/ Ramón de Madariaga, en el barrio de Usera, muy lejos de donde había solicitado. Sin embargo, en la app aparecía indicada como C/ Caryagena 10, Madrid. El conductor también se vio sorprendido.
Tras ponerme en contacto con atención al cliente de Cabify, me indican que en su app está mal ubicada la dirección que yo había pedido y que solicitase un nuevo desplazamiento y al llegar al destino los vuelva a llamar para que validen el destino correcto.
Ttas comprobar mi cuenta bancaria vi que me habían cobrado 46,29€ (el doble del precio que yo había aceptado inicialmente).
SOLICITO la devolución de la diferencia del importe inicial al importe final, ya que hasta ahora he asumido yo el coste de un error en la ubicación del destino en su aplicación.
Tras iniciar una reclamación a través de la app de Cabify e insistir en que el error no es mio sino de su app, me indican en reiteradas ocasiones que el precio es correcto porque solicité un segundo trayecto (cosa que hice por indicación de su parte, como solución para llegar a mi destino).
Hay que sumar a esta situación lo desagradable de la experiencia, teniendo en cuenta que me vi de repente encerrada en un vehículo, con una persona desconocida en un barrio desconocido, indicándome que era el lugar en el que tenía que bajarme. Soy una mujer, iba sola y era de noche. Con todos los respetos hacia el conductor, que fue el primero en intentar ayudarme, pero para él tampoco era una opción inmediata seguir conduciendo sin contactar con su empresa y fueron unos minutos de incertidumbre y miedo para mi.
Además, por supuesto, el tiempo para el desplazamiento se duplicó, por lo que llegué tarde a mi destino.
Por todo ello, considero que, aun entendiendo que las aplicaciones pueden fallar y que la situación de miedo fue más mental que real, considero que no debo asumir la responsabilidad económica del trayecto extra que me vi forzada a realizar y reclamo la devolución.
Sin otro particular, atentamente.