Estimados señores:
Me dirijo a ustedes para presentar una reclamación formal por la cancelación del vuelo FR7502, programado para el jueves 3 de julio de 2025, con trayecto Venecia M. Polo a Barcelona-El Prat.
Según nos informaron, la cancelación se debió a una huelga de controladores aéreos, lo cual puede considerarse una circunstancia extraordinaria. No obstante, ello no exime a la compañía de su obligación de prestar asistencia adecuada ni de ofrecer soluciones razonables para garantizar el retorno de los pasajeros afectados.
En nuestro caso, se nos ofreció únicamente una noche de hotel con desayuno y traslado desde el aeropuerto al hotel, pero no se nos proporcionó cena ni transporte de regreso al aeropuerto. Además, la única alternativa de vuelo ofrecida era para el lunes 7 de julio, lo que resultaba completamente inviable.
Ante la falta de soluciones adecuadas, nos vimos obligados a alquilar un coche con conductor y recorrer más de 1.200 km cruzando dos países para poder regresar a casa. Esta fue la única opción posible, ya que viajábamos dos adultos y tres niños de 4, 9 y 11 años, y permanecer hasta el lunes era inviable por nuestras obligaciones familiares y profesionales. Este desplazamiento implicó un gasto económico considerable, incluyendo:
- Traslado del hotel al aeropuerto con un coste de 70 euros.
- Alquiler del vehículo con conductor con un coste de 1806,51 euros.
- Gasolina con un coste de 179,91 euros.
- Peajes con un coste de 128,20 euros.
- Comidas y cenas durante el trayecto con coste de 157,12 euros.
Adjunto a la presente los comprobantes de dichos gastos.
La cancelación del vuelo no solo supuso un esfuerzo económico y logístico extraordinario, sino también una afectación directa a nuestra vida personal:
- Mi marido no pudo asistir a su trabajo el viernes 4 de julio, comprometiendo su responsabilidad laboral.
- Una de mis hijas perdió una sesión con su psicólogo, programada también para ese día.
- Aunque mis hijos no perdieron sus campamentos, el nivel de ansiedad y estrés vivido para que llegaran a tiempo fue extremo. El viaje Barcelona–Venecia fue agotador para los niños, quienes soportaron un traslado largo, sin la atención mínima que debería haber garantizado la compañía.
- Mi hijo mayor, de 11 años, no logró adaptarse emocionalmente al campamento debido al estrés acumulado, y tuvimos que ir a recogerlo el martes 8 de julio. Insistimos en este hecho ya que se ha visto afectado su estado de ánimo a lo largo de la semana mostrando una dificultad de separación de la unidad familiar.
Este conjunto de circunstancias constituye, a nuestro juicio, una gestión inaceptable por parte de la aerolínea, que no ofreció alternativas razonables ni asistencia suficiente, generando perjuicios importantes, económicos y emocionales, especialmente para nuestros hijos.
Por lo anterior, solicitamos:
-La devolución íntegra de los gastos asumidos por la falta de asistencia (alquiler, peajes, comidas), debidamente documentados.
-Una explicación formal y por escrito sobre la gestión realizada por su compañía ante esta incidencia.
-Que se valore el impacto emocional y el perjuicio personal ocasionado a nuestra familia, especialmente a nuestros hijos menores.
La vuelta a casa se convirtió en una auténtica odisea de más de 15 horas en coche, viajando con tres niños, uno de ellos con tan solo 4 años, sentado en su sillita, sin que la aerolínea ofreciera alternativas reales ni asistencia adecuada. A este viaje agotador se sumó el traslado del hotel al aeropuerto, cuyo coste fue de 70 euros, y la necesidad de alquilar un coche por un importe elevado de 1.800 euros para solo 24 horas. Nuestra economía familiar se ha visto seriamente afectada, ya que no pudimos costear una noche adicional de alojamiento y nos vimos forzados a asumir este gasto extraordinario para evitar perder aún más tiempo. Las demás opciones (ni siquiera propuestas por la aerolínea) —vuelos cancelados, trenes completos y barcos con trayectos de más de 25 horas— eran sencillamente inviables, lo que demuestra la falta de soluciones razonables y la mala gestión de la compañía. Solo se nos ofrecía un vuelo para el lunes 7 de julio o bien el reembolso del billete.
Además, solicitamos una compensación económica por los daños y perjuicios ocasionados, incluyendo la pérdida de un día y medio de nuestra vida, el estrés emocional y la ansiedad sufrida por toda la familia debido a la cancelación y la falta total de gestión y comunicación efectiva por parte de la aerolínea. Durante todo este tiempo, nadie de la compañía se ha comunicado con nosotros personalmente, limitándose únicamente a correos electrónicos automáticos a todos los pasajeros, sin dar la cara ni ofrecer una solución real o acompañamiento.
Les saluda atentamente,
Elena Descalzo Grée y Oriol Ortiz Muñoz.