Me dirijo a ustedes para presentar una reclamación formal en relación con la organización de la San Diego Comic-Con Málaga 2025, celebrada del 25 al 28 de septiembre en el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (FYCMA).
El evento, organizado por Cosmic Legends Productions, S.L. (CIF B8762422), con la colaboración de Dentsu Spain, S.L.U., la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, ha estado marcado por una serie de irregularidades que han afectado gravemente la experiencia de los asistentes, entre los que me encuentro, y han vulnerado diversos derechos reconocidos por la legislación española en materia de consumo y seguridad.
En primer lugar, se ha producido una evidente superación del aforo del recinto. FYCMA cuenta con una capacidad máxima de 20.000 personas según indica su página web oficial, sin embargo, se ha informado en diversos medios de comunicación que la asistencia durante el evento ha superado las 120.000 personas durante los cuatro días, que equivale a una media de más de 30.000 asistentes por día. Esta sobrecarga ha generado colas de longitudes extremas cuya duración excedía las dos horas (incluso 3h en algunos casos) a pleno sol, lo que ha supuesto un riesgo para la salud de los asistentes, especialmente en un contexto de altas temperaturas generando mareos, desmayos y quemaduras solares.
La organización también ha incurrido en prácticas abusivas al prohibir el acceso con comida y bebida del exterior. FACUA ha denunciado esta restricción, señalando que, conforme al artículo 82 del Real Decreto Legislativo 1/2007, estas cláusulas son abusivas cuando limitan derechos sin una base objetiva. Esta medida ha obligado a los asistentes a adquirir productos a precios elevados, también abusivos, como hamburguesas precalentadas (envasadas en plástico) a 17 euros o refrescos de lata a 3,75€, en condiciones de calidad y servicio deficientes.
En lo relativo a la venta de entradas, la situación fue igualmente caótica. La primera fase de venta resultó una auténtica locura, con la plataforma colapsada, sin que hubiera información clara sobre qué invitados acudirían a cada día, lo que obligó a muchos a comprar a ciegas. Las entradas se agotaron con rapidez, pero días después, sin previo aviso ni explicación, la organización volvió a poner más a la venta. Esto generó gran malestar, ya que muchas personas se quedaron sin entradas para el día que querían y no pudieron reorganizar sus planes.
Asimismo, antes de la celebración del evento, se registraron fallos técnicos en la venta de entradas a través de la plataforma Vivaticket, con colapsos en la web que impidieron el acceso tanto a la compra de entradas como a la reserva de actividades. Además, el enlace para la reserva de actividades no se vinculó correctamente al botón correspondiente en la web oficial del evento si la página web de la Comic Con estaba en español o inglés, lo que provocó que no funcionase y muchas actividades se agotaran antes de que los usuarios pudieran acceder a ellas. Además, a través de redes sociales como Instagram, X o Threads se filtró un documento de Google que había sido preparado con anterioridad y compartido por un grupo de Telegram. Este documento era un Excel donde constaban los enlaces directos a la reserva de actividades.
Sobre esto, la completa falta de información específica sobre algunos de los paneles como el de Toy Story o el dedicado a Predator, provocó el descontento de varios asistentes, que ante la proyección de películas que ya habían sido estrenadas hace meses e incluso años en el caso de Toy Story, se sintieron engañados e incluso abandonaron el recinto. Para agravar esta situación, durante la proyección de Toy Story el proyector dejó de funcionar y, como solución, la organización instaló una televisión de tamaño claramente insuficiente para una sala abarrotada de gente, lo que generó aún mayor indignación y sensación de burla hacia los asistentes.
Además, incluso contando con horas reservadas para asistir a charlas con personas famosas, se impidió el acceso al recinto, obligándonos a permanecer cerca de tres horas de pie a pleno sol, sin agua ni sombra, lo que constituye una falta absoluta de previsión y de respeto hacia quienes habíamos reservado con antelación y confiado en la seriedad del evento.
Asimismo, los cambios de horarios o invitados se realizaban sin previo aviso y con poca antelación incluso durante la celebración del evento, como el sábado concretamente en el panel sobre cine fantástico español, que faltó Paco Plaza, director que estuvo anunciado en todo momento en la web e incluso en la imagen proyectada en la pantalla del panel durante la presentación del mismo.
Otro aspecto preocupante ha sido la falta de fuentes de agua potable en el recinto con respecto a la cantidad de asistentes, que generó otras largas colas de, al menos, media hora de duración únicamente para beber agua y evitar la deshidratación. Además, se observó una disposición peligrosa de regletas de enchufes (una fila de regletas conectadas las unas a las otras cerca de las propias fuentes y sobre charcos de agua) generando un riesgo evidente de incendio debido a la sobrecarga eléctrica y la posibilidad de que el agua generase cortocircuitos.
La gestión de las reclamaciones también ha sido deficiente. FACUA ha denunciado la falta de hojas de reclamaciones disponibles en el evento, así como la escasez de bolígrafos y sellos para su correcta cumplimentación. Esta falta de accesibilidad para presentar quejas contraviene el derecho de los consumidores a expresar sus reclamaciones de manera efectiva. Si bien es cierto que posteriormente la organización se hizo con más copias, los sellos siguieron faltando y me consta que hubo personas el sábado que, tras salir del último panel del día, no pudo pedir, cumplimentar ni entregar la reclamación porque cerraron los puntos de información antes de la hora de cierre del evento.
En cuanto a la atención a personas con movilidad reducida, se han reportado fallos en los accesos especiales, dejándolos en medio del caos generado por la multitud y dificultando su participación en el evento. Además, por este exceso de aforo y aglomeración, se han bloqueado puertas y accesos de emergencia, contraviniendo las normativas de seguridad y poniendo en peligro la integridad física de los presentes.
A todo ello se suma un incidente particularmente grave vivido en primera persona el sábado: tuvimos un encontronazo con una de las trabajadoras del evento, que se negó a dejarnos salir por una puerta de acceso más cercana, a pesar de que mi amiga se encontraba embarazada y mi pareja lesionado. Ante nuestra insistencia, llegó a amenazar con llamar a la policía, la cual estaba presente en ese momento. Sin embargo, los agentes consideraron la situación tan desproporcionada que no intervinieron. Este comportamiento por parte de la trabajadora obligó a que una mujer embarazada tuviera que recorrer todo el recinto a pleno sol, lo que demuestra una absoluta falta de humanidad y empatía hacia las necesidades especiales de los asistentes.
Por todo lo expuesto, solicito la devolución íntegra del coste de las tres entradas que compré (165 euros) y una indemnización por daños y perjuicios. Conforme al artículo 1101 del Código Civil, el incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte de la organización del evento ha causado un perjuicio económico y moral a los asistentes, que debe ser resarcido. Además, el artículo 82 del Real Decreto Legislativo 1/2007 establece que las cláusulas abusivas en los contratos con consumidores son nulas de pleno derecho, lo que refuerza la solicitud de indemnización por los daños sufridos.
Atentamente:
Esther Morales Cabeza