Realice un contrato con Vivanta para un tratamiento facial, del cual no me beneficie ni recibí dinero alguno. La doctora nunca fue a su puesto de trabajo y en un plazo breve de tiempo la clínica situada en Alcalá de Guadaira cerró. Desde entonces llevo recibiendo llamadas diariamente reclamándome un importe que no me corresponde, puesto que firme en contrato de fin de servicios antes de disfrutarlos.