El día 14/08 reposté en una gasolinera Ballenoil, marcando una cantidad de 60€. Al llevar suministrados aproximadamente 20€, el servicio se interrumpió de manera ajena a mi voluntad y el surtidor se reinició. A pesar de ello, Ballenoil cargó el importe íntegro del suministro.
Tras reclamar de inmediato por el interfono, se me indicó que se abriría una incidencia y que, al haberse detectado un problema, se procedería a realizar el abono rápidamente. Sin embargo, el 20/08, sin haber recibido ninguna comunicación, logré contactar telefónicamente (con gran demora). En esa llamada se me solicitaron datos como si nunca se hubiera abierto la incidencia y me pidieron el justificante bancario, que remití en pocos minutos.
El 30/08, al no obtener respuesta, volví a insistir por correo electrónico (tras ser imposible contactar por teléfono). El 01/09 me contestaron que la incidencia estaba “en gestión”. Finalmente, el 07/09 me comunicaron que la solución sería emitir un vale de combustible, solicitando que indicara estación y tipo de carburante, sin darme ninguna alternativa.
Reclamo que se me reintegre el importe no suministrado por el mismo medio de pago utilizado en la operación inicial. Además de los plazos excesivamente largos y la deficiente comunicación con atención al cliente, cuestiono la legalidad de imponer como única solución un vale de combustible, en lugar de proceder a la devolución del dinero.
Sirva mi experiencia de advertencia a otros consumidores de Ballenoil.