Mi experiencia con Crestanaveda en la sede de Cúllar Vega ha sido muy negativa, especialmente por cómo han gestionado un problema sencillo de garantía. La cuento con detalle para que cualquiera que piense en comprar allí sepa a qué se expone si tiene que usar la garantía.
Hace unos días observé que la tapicería de dos puertas de mi Nissan Qashqai (comprado con un año de garantía) empezaba a despegarse. No hay golpes, no hay desgaste, no hay rozaduras ni mal uso: simplemente el tapizado se levanta por un fallo evidente del adhesivo o del montaje. Lo primero que hice fue abrir un ticket a través de Caranty, siguiendo el procedimiento que ellos mismos indican. Me atendió Sergio, del departamento de garantías. Tras ver las fotos, su respuesta fue directa: eso no lo cubre la garantía. A partir de ahí, en lugar de explicarme técnicamente por qué, se limitó a remitirse a un texto genérico de “condiciones y exclusiones”, copiado y pegado, que hablaba de muchas piezas, pero no aportaba ningún motivo concreto sobre mi caso ni hacía referencia al contrato que yo había firmado.
Ante esa respuesta tan poco clara, contacté con Ana, la comercial que me vendió el coche, para ver si podía ayudarme. El trato por su parte fue correcto y se notaba que intentaba intermediar, pero también que no tenía capacidad de decisión porque todo dependía del departamento de garantías. Ella trasladó el tema internamente, pero la única posición que recibíamos de vuelta era la misma: negativa a reparar y el mismo texto genérico. En ningún momento Sergio aportó un informe técnico concreto ni una explicación seria de por qué un defecto de adhesivo en dos puertas, aparecido dentro del año de garantía, no se considera falta de conformidad.
Con el tiempo, y tras insistir, fue la propia Ana quien consiguió que me facilitasen el documento de garantía en PDF. Ese documento no coincide con lo que me había enviado Sergio: se trata de una garantía de avería mecánica, eléctrica y electrónica, donde en ningún punto se excluyen de forma clara tapicerías o paneles interiores como los míos. Es decir, la negativa de garantías se basaba en un texto genérico que no forma parte de la documentación contractual que yo acepté al comprar el vehículo. Para añadir más confusión, en la app de la empresa aparece un archivo llamado “Condiciones_garantia.pdf” que, al intentar abrirlo, muestra un mensaje de que el documento no se encuentra, por lo que ni siquiera se puede consultar desde ahí la supuesta base de sus decisiones.
Mientras tanto, mi contrato de compraventa recoge expresamente que cualquier falta de conformidad que aparezca durante el primer año se presume existente en el momento de la entrega, salvo prueba en contrario, y que la respuesta ante una falta de conformidad es la reparación. En mi caso no se ha aportado ninguna prueba técnica de mal uso, ni de desgaste, ni de manipulación, ni de nada parecido. Simplemente se me ha negado la reparación con argumentos genéricos que no encajan ni con el contrato, ni con el documento de garantía oficial, ni con la realidad del defecto.
Todo esto por un problema mínimo, muy fácil de arreglar, que se habría resuelto en minutos si realmente existiera voluntad de cumplir con la garantía y con lo firmado. Mi experiencia con Crestanaveda, en Cúllar Vega, es la de una empresa que responde bien mientras está vendiendo, pero que cuando surge un problema de garantía, por pequeño que sea, se escuda en textos genéricos, documentos que no corresponden y una negativa constante a asumir un defecto que ha surgido dentro del periodo garantizado. Por mi parte, después de todo lo vivido, tengo claro que no volveré a confiar en ellos.