Contratamos un proyecto de cocina sin obra en Compact Vilanova, solo mobiliario y electrodomésticos el 4 de marzo. Empezó el proyecto y al poco, se detuvo. Al desmontar la cocina se descubrieron vicios ocultos que en lugar de abordarse inmediatamente dejaron la obra parada por un mes. A partir de ahí, el caos. Problemas de comunicación, imposibilidad de contactar con los responsables, incidencias tecnológicas reiteradas en el flujo de documentos, falta de soluciones y omisión de una fregadera que estaba pedida que retrasa más aún el proyecto. Descontrol absoluto, incompetencia e inutilidad manifiesta en la gestión del transporte, con envíos sin avisos previos. Ausencia de los protocolos mínimos comerciales de respeto y educación, mensajes no contestados e incluso mentiras en el único recibido, donde además se nos acusaba de negligencias por nuestra parte. Colocación de armarios a una altura que no se alcanza luego para cerrar y otras irregularidades menores. Sensación de que no están preparados, de que no tienen interés y de que no son ni profesionales ni nada parecido. Una decepción mayúscula aderezada de nervios, ansiedad e impotencia. Van a pasar tres meses y la cocina sigue siendo un proyecto. Lamentable es poco. Es una absoluta vergüenza que no se debería tolerar.