Recurrí al seguro porque la puerta de acceso a mi parcela dejó de funcionar y no abría. Después de casi 10 días, me contactó el perito por teléfono. Me pidió que enviara unas fotos (en las que, por cierto, no se apreciaba el daño, ya que solo mostraban el exterior de la puerta), y a partir de eso elaboró un informe concluyendo que la puerta era vieja y que no iban a hacerse cargo.
Lo curioso es que la puerta tiene menos de 7 años. Finalmente descubrí que el problema era un fusible que había saltado, y pude arreglarlo yo mismo.
Me pareció surrealista que el perito dictaminara algo sin personarse, basándose únicamente en unas fotos enviadas por mí, y sin comprobar el estado real de la instalación.
Ante la dejadez, el pasotismo y la sensación de total indefensión que me generó esta compañía, he decidido cambiar de aseguradora.