Experiencia nefasta con InPost. Perdieron un paquete grande (60x30x30 cm) que llegó a su centro logístico en Granada y simplemente “desapareció”. Después de esperar el plazo oficial de investigación, lo dan por perdido y la compensación que ofrecen es ridícula: solo 25 €, alegando que no había seguro contratado.
Es inaceptable que una empresa de mensajería pueda perder un paquete dentro de sus propias instalaciones y lavarse las manos con una indemnización simbólica que no cubre ni de lejos el valor real. La sensación es de total desprotección hacia el cliente y de una política diseñada para evitar hacerse responsables.
Esta experiencia demuestra que cuando todo va bien, el servicio puede parecer correcto, pero cuando ocurre un problema grave, InPost no ofrece soluciones reales ni responde con profesionalidad. No volveré a confiar en ellos ni los recomendaré bajo ninguna circunstancia.