El pasado 17 de enero tenía un vuelo para dos personas Madrid-Palermo. Tuve dudas en la facturación online, pues yo había pagado por dos maletas de mano (para cada una de las viajeras) y no podía facturarlas online. Cuando hablé con la agente telefónica Anette me dijo que hiciera la facturación online tranquilamente, porque el coste de mi equipaje de mano, que iba a ir en cabina, estaba ya incluido en mi billete y que acudiera con mi equipaje a la puerta de embarque, normalmente. Cuando llegué a esa puerta de embarque, la azafata allí presente me indicó que tenía que pagar 100 euros extra (50 por cada maleta) porque, según ella, es una penalización por no enterarme bien de que había que ir al mostrador de facturación, porque esas maletas tenían que ir en bodega. Yo le indiqué que intenté enterarme bien por teléfono y volvió a agredirme verbalmente, insinuando que mi capacidad intelectual era cuestionable y amenazando con no subir al avión, cosa que hizo en repetidas ocasiones, cuando yo dije que me parecía un abuso que me cobraran dos veces, habiéndome informado mal desde la compañía. Me sentí indefensa y me sentí insultada. Por supuesto que hubiese ido al mostrador si así me lo hubiese explicado la agente telefónica, no tenía ningún problema en hacerlo, pero es que no me dijo eso. Por esta razón, reclamo la cantidad, porque se me dieron indicaciones erróneas por teléfono y por eso, tuve que pagar en la puerta de embarque. No fue un error mío, sino un error de la agente. Además, repito que el trato fue insultante e indigno de cualquier persona que trate con el público.
Por cierto, el colmo de lo insensatez llegó cuando, al acceder al avión, mis maletas no fueron a bodega sino que fueron con nosotras en cabina.
Espero, por tanto, mi reembolso de los 100 euros que se me cobraron de forma injusta.