Compré un par de zapatos en la zapatería Los Guerrilleros de Granada y, en el momento de la compra, se me informó de que si tenía algún problema podría devolverlos sin ninguna otra condición aparte de llevar los zapatos en la caja y la factura de compra. Tras estrenarlos y llevarlos puestos tan solo 10 minutos me provocaron una rozadura sangrante en uno de los pies. Esperé tres días por si podía darles una segunda oportunidad, pero seguían haciéndome el mismo daño. Cuatro días después de la compra volví al establecimiento para descambiar ese modelo por otro que no me hiciera daño, pero se negaron a recoger los zapatos exclusivamente por el hecho de que habían pisado la calle. Puedo aportar fotografías que demuestran que la posible suciedad acumulada durante ese breve tiempo en el que comprobé que los zapatos eran dolorosos podría haberse acumulado caminando dentro de una vivienda y que podía retirarse simplemente con una toallita, incluso sin necesidad de agua. Insistieron en que yo debería haber sabido que cuando unos zapatos pisan la calle ya no se pueden devolver y que eso se lo dicen a todos sus clientes, si bien conmigo no lo hicieron. Me ofrecieron a regañadientes que dejara mi teléfono para consultarlo con la jefa, pero sin darme ningún tipo de esperanzas de que se pudiera solucionar mi problema. Decidí llevármelos de vuelta sin dejar mi teléfono porque me estaban haciendo perder el tiempo y no iban a darme una solución. Los zapatos costaron 54,00 €, precio que considero que merece cierto mimo para con el cliente y una búsqueda de soluciones, no un presentar impedimento tras impedimento. En el caso de zapatos, solo se puede saber si vamos a soportar llevarlos cuando andamos con ellos, no cuando nos los probamos quietos o dando unos breves pasos en la tienda o en nuestra casa. Ahora me decían que solo tenía derecho a hacer eso, a probármelos en interior, pero insisto en que ese dato no se me comunicó el día de la compra. El tiempo total que los zapatos estuvieron en la calle fueron 20 minutos: 10 minutos de ida al lugar al que me dirigía y 10 minutos de vuelta para volver a mi casa y cambiarme los zapatos lo antes posible. También quisieron añadir defectos de fábrica (p. ej., una costura fuera de lugar en la suela que ellos decían que era un arañazo) como si los hubiera provocado yo y que esto contara como motivo adicional para no recoger los zapatos. En definitiva, tengo la sensación de haber recibido información incompleta en el momento de la compra y, por eso, me siento engañada y frustrada.