La peor experiencia de mi vida ha sido con Rosa Clará, porque lo que me pasó no se puede justificar de ninguna manera.
Encargué un vestido para una ocasión única: mi boda. Confié en una marca que se supone representa calidad y elegancia. Pero cuando finalmente me entregaron el vestido, fue un desastre total.
Me lo dieron el día antes del evento, y al probarlo me di cuenta de todos los errores:
– la mangas eran de un color diferente al resto del vestido entre otras cosas, como escote mas cosido, espalda sin ajustar....
– Estaba completamente lejos de lo que había pedido y pagado.
Al intentar reclamar, ya no había nada que hacer: era demasiado tarde y nadie en la tienda asumió responsabilidad. Me vi obligada a usar un vestido en mal estado en uno de los días más importantes de mi vida, sintiéndome incómoda y decepcionada.
Lo peor de todo es que después de comentarlo con ellos, ni siquiera han querido darme una solución o compensación mínima. Solo excusas, silencio y cero empatía.
Es inaceptable que una marca como Rosa Clará, con los precios que maneja, trate así a sus clientas. Esta experiencia no solo me generó un daño económico, sino también emocional, y por eso dejo constancia aquí, para que otras personas lo piensen dos veces antes de confiar en ellos.