Mi experiencia con el IES Concepción Arenal ha sido profundamente negativa y preocupante. Durante el primer año de secundaria, mi hija pequeña sufrió acoso escolar psicológico dentro del centro, situación que no fue abordada de manera efectiva ni por el profesorado ni por las orientadoras.
Al año siguiente, a pesar de presentar todos los informes médicos necesarios solicitando la atención educativa domiciliaria para poder continuar su formación, la solicitud fue denegada. Además, nos vimos amenazados con denuncias a servicios sociales por supuesto absentismo escolar, pese a que la ausencia de mi hija estaba completamente justificada por motivos de salud derivados del acoso y de la falta de apoyo del centro.
Debido a esta inacción institucional, mi hija se vio obligada a dejar de asistir al instituto y sufrió la suspensión del curso de segundo de la ESO, viéndose obligada a repetir año. La falta de intervención por parte de la dirección, profesorado y orientadoras ha tenido consecuencias graves: mi hija ha experimentado problemas de salud física y psicológica como resultado directo del incumplimiento del deber del centro de garantizar su derecho a la educación.
Quiero dejar constancia de que este comportamiento refleja una grave falta de responsabilidad y de cumplimiento de la obligación legal del centro educativo de proporcionar la formación adecuada a todos los alumnos, especialmente a aquellos que, por circunstancias médicas y de acoso, necesitan adaptaciones especiales.
Mi recomendación es que el IES Concepción Arenal revise de manera urgente sus protocolos de actuación ante casos de acoso escolar y situaciones de salud que requieren educación domiciliaria, para evitar que otros estudiantes sufran consecuencias tan graves como las que ha sufrido mi hija.
Es sumamente grave y peligroso que este centro educativo público pagado con nuestro dinero siga formando parte del sistema educativo gallego