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El greenwashing y los inversores españoles

El greenwashing o lavado de cara verde es una mala práctica comercial de las empresas, que consiste en adornarse de mensajes ecológicos, sin que la actividad de fondo sea realmente ecológica. Ya se aplica en todos los sectores, incluido el financiero. OCU, junto a otras asociaciones de consumidores y la organización BEUC, ha realizado una encuesta en once países europeos, gracias a la cual sabemos qué piensan de este fenómeno 11.300 europeos, de los que 1.100 son españoles.

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30 octubre 2025

El greenwashing es un fenómeno propio del mundo de la publicidad: aprovechando los buenos propósitos de los consumidores, las empresas presentan su actividad como ecológica, amigable para el medio ambiente, limpia, sostenible, etc. Pero se trata más bien de una fachada que puede tapar una actividad normal y corriente con alguna pincelada "verde".

El objetivo principal de la encuesta era saber hasta qué punto preocupa este fenómeno a los consumidores europeos en el ámbito de las inversiones y qué les gustaría que mejorara.

1.106 inversores españoles de 25 a 64 años

En nuestro país, la encuesta se realizó entre mayo y junio de 2025 a una muestra representativa de españoles de entre 25 y 64 años. Participaron 1.106 individuos, de cuyas opiniones se sacan interesantes conclusiones:

  • Sostenible, sí, pero mejor sin sobrecoste: Muchos encuestados, el 85%, consideran importante adoptar comportamientos sostenibles y el 76% ha tomado medidas para vivir de una manera respetuosa con el medio ambiente, aunque solo el 41% está dispuesto a pagar más por productos verdaderamente sostenibles, siendo este porcentaje mayor entre quienes tienen una situación financiera cómoda.
  • Pocos hacen inversiones sostenibles: El 79% ha ahorrado o invertido en los últimos tres años en productos financieros, pero solo el 11% lo ha hecho en productos sostenibles. Los más jóvenes, con edades de hasta 33 años, son los que ven con mejores ojos la inversión en productos sostenibles. La principal barrera para no invertir es la falta de dinero, seguida de la preocupación por los riesgos.
  • Las alegaciones de sostenibilidad inclinan la balanza: El 56% de quienes han invertido en productos sostenibles reconoce que el uso de términos “verdes” influyó en su decisión, aunque solo el 21% se consideró bien informado sobre todos los aspectos relevantes (financieros y de sostenibilidad). La satisfacción general con estos productos es alta, el 79% se declara satisfecho, pero el porcentaje baja al 64% en lo que respecta a la información sobre sostenibilidad.
  • La confianza en los productos financieros sostenibles es moderada: solo un tercio confía plenamente en que hayan sido sometidos a la supervisión de la Comisión Nacional de Mercado de Valores o del Banco de España. La confianza es mayor entre quienes ya han invertido en ellos. El 18% de los encuestados ha detectado casos de greenwashing financiero en el último año, principalmente por falta de criterios claros, expectativas no cumplidas o afirmaciones medioambientales exageradas.

Reforzar las exigencias para aumentar la confianza

Cuando los consumidores perciben que una empresa incurre en greenwashing, se sienten manipulados y pierden confianza en las afirmaciones ecológicas. Las principales razones para no invertir en estos productos son:

  • La dificultad para entender la información.
  • El riesgo percibido.
  • La desconfianza en las afirmaciones de sostenibilidad.

La mayoría espera que los productos sostenibles cumplan con requisitos legales y establezcan objetivos claros de reducción de emisiones: tres de cada cuatro encuestados reclaman más regulación, verificación independiente y transparencia en los productos financieros sostenibles, mostrando una clara demanda de protección y confianza para fomentar la inversión responsable.

¿Te gusta invertir? OCU te ayuda

En cualquier caso, los expertos de OCU Inversiones aconsejan invertir usando varios criterios y sin perder de vista la rentabilidad:

  • El impacto de las empresas en el medioambiente, el mantenimiento de unas condiciones de trabajo dignas o el respeto a los accionistas son factores que tienen en cuenta al juzgar sus acciones, por sensibilidad social y porque de rebote, los beneficios de las buenas prácticas pueden traducirse en una mayor competitividad económica.
  • Además, atienden a la calidad financiera de las empresas a la luz de elementos cuantitativos (deuda, ampliaciones de capital, estabilidad del beneficio y del pago de dividendos…).

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