Consejos

Cuidado con los ahogamientos en verano

En España se producen más de 400 muertes por ahogamiento al año siguiendo dos patrones: los niños se ahogan más en la piscina y, los adultos, en la playa. Así, las corrientes de resaca y la falta de vigilancia a los niños se sitúan entre las primeras causas de mortalidad. Te damos unos consejos para evitarlos y qué hacer en caso de emergencia.

18 julio 2024
Ahogamientos verano

Muchas tragedias evitables

Alrededor de 370.000 personas mueren ahogadas cada año en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se ahogan muchos más adultos que niños, sin embargo hay que destacar que es la principal causa de muerte accidental en niños entre 5 y 14 años y, una de las primeras igualmente, en pequeños con edades comprendidas entre 1 y 4 años.

Concretamente, en España se ahogan entre 400 y 500 personas al año, correspondiendo el 55% a playas, el 15% en piscinas y el resto, 30%, en otros espacios acuáticos como ríos, canales, pantanos, balsas, etc. La proporción respecto al total de la población es muy variable según los países, pero en países desarrollados las cifras oscilan entre 1 y 4 fallecidos por cada 100.000 habitantes.

No hay que bajar la guardia. Según el Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo en 2023 se produjeron 422 muertes por ahogamiento, un 8% más que en 2022. En lo que va de año hasta el 31 de julio de 2024 han fallecido ya por ahogamiento 291 personas. En relación a los últimos diez años, desgraciadamente, junio representa el segundo junio con más ahogamientos y julio es el tercero de su serie.

La vigilancia es esencial

Ya sea de socorristas en zonas de baño públicas, como de los propios padres, incluso aunque el niño sepa nadar. Tampoco vayas a bañarte solo, el menor imprevisto puede ser de consecuencias fatales. La mayoría de los ahogamientos se producen en zonas sin ningún tipo de vigilancia, donde el exceso de confianza se convierte en el principal factor de riesgo. Así, las causas principales son diferentes en función de la edad:

  • en niños, es la falta de supervisión adulta;
  • en jóvenes, las imprudencias;
  • en adultos, el exceso de confianza aunque sepas nadar;
  • y en personas mayores, patologías previas o que ya no disponen de las mismas condiciones que cuando eran jóvenes. 

En la playa, ¡ojo! con las corrientes de resaca

Las corrientes de resaca (o de retorno) succionan el agua de la orilla hacia las zonas más profundas. Hay playas donde son bien conocidas, pero en otras no son permanentes ni se forman siempre en los mismos puntos. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Alicante advertía de su peligrosidad en el Mediterráneo, especialmente cuando arrecia el viento de levante.

Se pueden identificar por el color diferente del agua debido al arrastre hacia el mar de arena y algas y por la presencia de espuma en los márgenes de la corriente de resaca. Su aspecto es el de una brecha oscura que se dirige mar adentro a través del oleaje, es una zona de ruptura en las olas. Como no es fácil detectarlas a primera vista, debes poner cuidado y evitar las zonas de peligro que hayan delimitado los socorristas en la playa.

ahogamientos

Cómo salir de una corriente de resaca

  1. Lo primero que debes hacer es comprobar si haces pie y, si es así, intenta caminar de vuelta a la orilla.
  2. Si no puedes hacer pie, no luches contra la corriente, ni intentes volver a la orilla porque te agotarás muy rápido. Lo mejor es nadar en paralelo a la orilla hacia los lados de la corriente: nada con tranquilidad guardando las fuerzas hacia el lado que te resulte más fácil, flotando sobre el agua sin esforzarte mucho hasta que poco a poco salgas de la corriente y puedas volver a la orilla, entonces ya con la ayuda de las olas.
  3. Intenta controlar tus nervios y ten presente que las corrientes de resaca no llevan mar adentro indefinidamente ni te sumergen, las imágenes muestran que tienden a disiparse más allá de la zona de formación de las olas. Aunque te pueda parecer que eso es mucho, pronto la circulación de la corriente se abre hacia los lados y podrás colocarte detrás del oleaje normal de vuelta a la playa por lo que no es difícil salir de ellas si mantienes la calma. 
  4. Por último, si notas que no puedes alcanzar la orilla, llama la atención. Pide auxilio gritando y agitando los brazos.

Cómo actuar si presencias un ahogamiento

Ten en cuenta que, contrariamente a lo que se piensa, el ahogamiento es silencioso, no hay gritos de ayuda, ni chapoteos. Según la Guardia Costera de EE.UU., la persona que se agota se coloca en vertical para descansar, moviendo las piernas como si pedaleara, en lugar de seguir nadando tumbada, intenta mantener la boca fuera del agua levantando la barbilla, y, con los brazos extendidos, presiona en la superficie del agua para mantenerse a flote, hasta que finalmente se hunde.

La recomendación del grupo de Socorrismo de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias es que si ves que alguien se está ahogando llames al 112 o alertes a un socorrista y, mientras tanto, trates de lanzar algún objeto flotante a la víctima para que se mantenga a flote.

En una corriente de resaca, si consigues lanzar un flotador a suficiente distancia, es posible que siga el mismo trayecto y la víctima pueda alcanzarlo. Si fuera el caso, nunca te metas en el agua sin un flotador para la víctima.

En la piscina, vigila a los niños metiéndote en el agua con ellos

Bastan 30 segundos para que un menor que no sabe nadar comience a ahogarse y, de 3 a 5 minutos, para que quede con graves secuelas o fallezca. Por eso los socorristas recomiendan que los adultos que vigilen a los niños no lo hagan desde el borde de la piscina, sino que se metan con ellos en el agua

vigilancia en niños

Diferentes ayudas a la flotación

La principal medida activa que deben llevar a cabo los padres consiste en que los niños aprendan a nadar cuanto antes. Aunque lo habitual es que empiecen a partir del año, nunca es pronto para hacerlo y para ello dispones de diferentes ayudas a la flotación:

  • Chalecos. Es el dispositivo más seguro, pero ofrece poca movilidad.
  • Manguitos. Mucho menos voluminosos, los manguitos son mucho más comunes que el chaleco y, aunque consiguen muy buena estabilidad del niño en el agua, no facilitan la movilidad de los brazos necesaria para lanzarse a nadar.
  • Burbujas. Es a partir de los dos años cuando la burbuja colocada a la espalda, o un elemento similar, deja mayor libertad al niño para desarrollar los movimientos propios de nadar. En esta fase el niño necesita ya nadar activamente, no como con los manguitos que se encargan de mantenerlo a flote. A partir de este momento otros elementos externos de flotación como tablas, churros, etc. serán una ayuda que le facilitará el aprendizaje de movimientos determinados (piernas, brazos...).

Para más información puedes consultar el informe sobre:

Seguridad en el agua

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