Noticia

Etiquetas de los alimentos: mucho que mejorar

17 octubre 2024
Mujer en el supermercado leyendo la etiqueta de una caja de cereales

17 octubre 2024

¿Sabías que en los envases de los alimentos se dedica más espacio a vender que a informar? Los mensajes comerciales son más visibles y fáciles de leer que la denominación del producto o la lista de ingredientes. Proponemos cuatro cambios normativos para que las etiquetas sirvan al consumidor y le ayuden a comprar bien informado.

Si cuidas tu alimentación, seguro que te interesa saber qué ingredientes lleva el alimento que estás comprando, cuándo caduca, cuántas calorías y azúcar hay en 100 gramos, si ha de conservarse en frío, si contiene algún alérgeno… Todos estos datos los encontramos en el etiquetado de los alimentos envasados. Lamentablemente, esta información no siempre llega a su destinatario, el consumidor, por falta de legibilidad. ¿De verdad es porque no hay espacio en la etiqueta? Hemos comprobado que apenas el 30% del etiquetado corresponde a la información que obligatoriamente deben incluir

Letra es demasiado pequeña

En una amplia encuesta sobre la lectura de las etiquetas realizada por OCU en 2022, constatamos que:

  • El 44% de las personas presta mucha atención a la información del envase cuando compra un alimento por primera vez.
  • El 56% restante apenas se fija en la etiqueta. Y no lo hace porque la letra es demasiado pequeña, dificultad que aumenta con la edad, ya que la sufre el 70% de los mayores de 60 años encuestados; otros motivos destacados son que les lleva demasiado tiempo, les resulta difícil de entender o de encontrar lo que buscan.

La normativa (Reglamento 1169/2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor) establece que las menciones obligatorias en el etiquetado de los alimentos deben imprimirse de manera que sean claramente legibles. Las menciones obligatorias a las que se refiere el reglamento son:

  • la denominación del alimento;
  • la lista de ingredientes;
  • los posibles alérgenos: una lista de 14, entre los que se encuentran el gluten, crustáceos, huevos, etc.;
  • la cantidad neta;
  • la fecha de caducidad o consumo preferente;
  • la información nutricional en 100 gramos: calorías, grasas, grasas saturadas, proteínas, hidratos de carbono, azúcar y sal;
  • las condiciones especiales de conservación y utilización;
  • el nombre o razón social y la dirección del operador de la empresa alimentaria;
  • el país de origen o lugar de procedencia (obligatorio solo en algunos alimentos);
  • el modo de empleo, si el caso lo requiere.

El Reglamento indica el tamaño mínimo de la letra de la información obligatoria: la altura de la letra x debe ser igual o superior a 1,2 mm. En OCU y otras asociaciones de consumidores consideramos que este tamaño de letra no es suficiente, y hemos pedido reiteradamente que sea más grande, de 3 mm como mínimo; de momento no lo hemos logrado, pero seguimos trabajando en ello.

Además del tamaño de la letra, hay otros factores que influyen en la facilidad de lectura: el tipo de letra, el espacio entre letras y líneas, el grosor del trazo, el color de la impresión, el material sobre el que se imprimen los datos, etc.

Mujer lee la etiqueta de un envase usando una lupa

Medimos la legibilidad de 10 etiquetas

Nuestra reivindicación de que los fabricantes nos proporcionen a los consumidores etiquetas completas y detalladas de poco sirve si la etiqueta resulta difícil de leer, si hay que estar dando vueltas al envase buscando la denominación del producto, si se utilizan tantos idiomas que por fuerza la información ha de ir en letra minúscula, si el envoltorio de plástico donde se ha impreso la información tiene brillos o está cortado en mitad de una frase.

En 2015 realizamos un estudio de la legibilidad del etiquetado de 10 productos de alimentación. En un laboratorio tecnológico se midieron el tamaño de la letra de las menciones obligatorias, el contraste entre el texto y el fondo y la superficie que ocupa cada una de ellas en la etiqueta.

Nueve años después hemos repetido el estudio y lamentablemente comprobamos que la legibilidad sigue siendo deficiente. Las etiquetas elegidas son muy variadas; contamos con un pan de molde, una bebida refrescante de naranja, unos cereales de desayuno, una salsa de tomate, un "chorizo" vegetal, un yogur líquido, unas lonchas que parecen queso, unas salchichas, unas galletas y unos caramelos.

La lista de ingredientes, con lupa

En los ejemplos estudiados todas las indicaciones obligatorias cumplen el tamaño de letra mínimo de 1,2 mm. Para mostrar cifras y datos numéricos suelen emplear tamaños más grandes: en general, se ven bien la cantidad neta, la fecha de consumo y los valores nutricionales. Pero es difícil encontrar otras indicaciones con tamaños de letra superior a 2 mm. La lista de ingredientes es la información cuyo tamaño de fuente suele ser más pequeña.

En cuanto al contraste entre la letra y el fondo, nos hemos fijado en especial en las fechas de caducidad y consumo preferente y vemos que, en general, las fechas aparecen con muy buen contraste, excepto en un par de casos muy mejorables.

La información obligatoria, en solo un 30% de la etiqueta 

Los fabricantes alegan que tienen mucha información que dar al consumidor, pero poco sitio en los etiquetados. ¿De verdad hay problemas de espacio? Para comprobarlo en nuestros ejemplos hemos medido la superficie total del etiquetado y la superficie que ocupan las indicaciones obligatorias. El resultado nos dice que no se dedica mucho espacio para informar de forma objetiva al consumidor: en el mejor de los casos, un 30 % del etiquetado. ¿Y el 70 % restante para qué sirve? El envase de estos cereales puede darnos la respuesta:

caja de cereales mostrando todas las caras 

En estos cereales de desayuno para niños, toda la información obligatoria está comprimida entre la parte de arriba donde se abre el envase y un lateral. El fabricante ha dejado el resto del envase, es decir, la parte principal delantera, la trasera y el otro lateral, para hacer marketing y presentar un juego infantil.

Exigimos mejoras en los etiquetados de los alimentos

En muchas etiquetas, los mensajes comerciales ocupan más espacio, son más visibles y se leen mejor que la información obligatoria. Proponemos cuatro cambios normativos en el etiquetado con la intención de ayudar al consumidor a hacer la compra bien informado:

1. Tamaño de letra más grande

En la actualidad la letra x debe medir 1,2 mm como mínimo. En OCU pedimos que el tamaño mínimo sea de 3 mm.

2. Denominación en el frontal del envase

La normativa exige que aparezcan en el mismo campo visual la denominación del alimento y la cantidad neta (también el grado alcohólico en el caso de las bebidas con más de un 1,2 % en volumen de alcohol), pero no dice sobre qué superficie. Nosotros pedimos que la denominación figure en el frontal del envase, de manera que en un primer vistazo sepamos exactamente qué estamos comprando, sin tener que mirar en la parte de atrás, en la lista de ingredientes.

Sandwich 24 lonchas (menos de un 15% de queso) 

Fíjate en este producto. Mirándolo de frente, puedes pensar que es queso, hasta que le das la vuelta al envase y lees la denominación del producto: “preparado alimenticio fundido" con menos de un 15% de queso. Esta confusión no se produciría si la denominación figurara en la parte delantera del producto.

3. Porcentaje del ingrediente destacado en el frontal del envase

Si un producto se anuncia "con aceite de oliva" o cualquier ingrediente de valor, pedimos que en la misma frase y con el mismo tamaño de letra nos detallen el  porcentaje exacto.

Envase de salsa pizza con aceite de oliva (solo 0,38%) 

Esta salsa pizza por delante anuncia que lleva aceite de oliva, y por detrás, en la lista de ingredientes se desvela la cantidad que emplea: un irrisorio 0,38%.

También pedimos que los productos aromatizados utilicen la palabra "sabor a" en el frontal y en el mismo tamaño de letra.

Yogur líquido fresa (en realidad, sabor fresa) 

En este producto, aunque en la superficie principal del envase se anuncie “yogur líquido fresa”, de fresas solo tiene el sabor, según se descubre en la parte de atrás.

4. Definición de "natural", "casero" y "artesanal"

Otra reivindicación nuestra es que la normativa recoja el significado exacto de estas palabras para saber qué aportan al alimento.

Pan Bimbo 100% natural 

¿Qué tiene de especial un pan natural 100%? No lo sabemos: a los consumidores nos suena bien, pero nada más. La utilización sesgada de los términos del etiquetado es un apartado más que influye en la legibilidad y que no podemos pasar por alto. Pedimos que se regule su uso.

Recomendado para ti